Cuando se iba del encuentro con Xi Jinping, el presidente Alberto Fernández se dio vuelta y le preguntó a Sabino Vaca Narvaja qué había dicho. El embajador argentino en China tradujo: "Mei You Gong Chan Dang Jiu Mei You Xin Zhong” quiere decir “sin el Partido Comunista, no existiría la Nueva China”. "Hablas muy bien el mandarín”, le acababa de responder el jefe de Estado chino. En Argentina la frase avivó la hoguera de quienes aseguran que el kirchnerismo es anti Estados Unidos y pro comunismo. Pertenece originalmente a una canción antijaponesa de la Segunda Guerra Mundial que modificó Mao Zedong y que ahora cantan como los peronistas su marcha.
En Casa Rosada, la portavoz Gabriela Cerrutti terminó molesta y tuvo que pedir disculpas a algunos periodistas. "No sé qué contestar, ¿usted pregunta si la Argentina se va a volver comunista porque el Presidente viajó a China?", inquirió en su conferencia de los jueves. Mientras tanto, varios funcionarios intentaron sin éxito recordar los viajes de Mauricio Macri y Jorge Faurie al gigante asiático; y la condecoración del gobierno de Cambiemos a Xi Jinping en Olivos. En la comitiva rioplatense creen que lo que en Argentina se tomó como propaganda en China se volvió viral sólo porque el diplomático le arrancó una sonrisa poco usual a Xi Jinping. El video tuvo millones de "me gusta".
Las redes sociales cambiaron la comunicación y desacartonaron las costumbres diplomáticas. El exembajador del Reino Unido Mark Kent se transformó en un personaje simpático a pesar del conflicto por la soberanía de las Islas Malvinas. En la misma senda, Vaca Narvaja buscó popularidad repartiendo vinos y langostinos en bicicleta, productos exportados a través de la plataforma Jing Dong con 500 millones de usuarios. "Faltó el contexto", dicen cerca suyo sobre la frase que aludió a la conversación previa entre ambos jefes de Estado respecto al museo de los 100 años del PC que visitaron.
El más crítico en Buenos Aires fue Diego Guelar, exembajador de Cambiemos en China, que preguntó por qué no hubo una visita a la escuela de amistad entre ambos países, Dayu, que sí visitó Macri. "No había pandemia ni protocolos" en ese momento, se excusaron en el cuerpo diplomático que organizó una agenda con estricta burbuja. Tan severos son los protocolos chinos que, al término de la visita, Vaca Narvaja tuvo que aislarse en un hotel.
Desde Buenos Aires, hubo varios llamados que daban cuenta de la crisis interna del Frente de Todos tras la renuncia de Máximo Kirchner como jefe del bloque. Al lado del Presidente se mantuvo firme el gobernador Axel Kicillof, quien aprovechó la gira para reunirse con empresarios (vía zoom) junto al intendente paceño Mario Ishii. Desde China, intentó mediar el diputado Eduardo Valdés. El jefe de la comisión de Relaciones Exteriores ya había intervenido en la crisis desatada post PASO. Valdés habló con varios integrantes de la bancada y con referentes de La Cámpora, Kirchner incluido. A su regreso hizo gestiones personalmente, mientras otro puntal kirchnerista, Eduardo de Pedro, intensificaba sus recorridas con ministros 100% albertistas.
El Congreso sigue sin agenda, pero con mucha rosca. Un diputado oficialista de los que también trabaja para mantener unido a la coalición gobernante se asustó cuando le compartieron la revelación de la periodista Gabriela Pepe de Letra P. "¿Máximo hizo un asado para romper?", preguntó preocupado y se tranquilizó cuando leyó que había pedido evitar declaraciones como las de Itaí Hagman anticipando votos en contra del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Otro diputado advirtió: "No se dan cuenta que si rompemos el FdT en el 2023 va a ganar Juntos por el Cambio. Y si ganan van a venir por todos y a Cristina la van a querer meter presa".
Juntos por el Cambio construye su imagen justo a la inversa. Se reagrupan y llaman "irresponsables" a dirigentes kirchneristas que cuestionan el acuerdo. Los roces de los últimos días fueron debatidos en el retiro de Olivos, de donde salió un discurso unificado. Para evitar fisuras, los socios de las alianza acordaron un código de convivencia. "No hay cultura de coaliciones y no había reglas más allá de las reglas de cada partido", señaló un participante. Sin embargo, una de las nuevas normas ya se violó: llevar invitados que compensen la visible inequidad de género. El jueves todos los invitados fueron varones.
JxC encontró una manera de solucionar la ausencia de algunas figuras, como la de Martín Lousteau, en la mesa nacional: llevar invitados a las reuniones. De esta manera, lograron integrar a quienes no tienen cargo. Miguel Angel Pichetto sumó a Ramón Puerta y Gerardo Morales llevó a Ernesto Sanz y a Maximiliano Abad. En la UCR creen que es una señal a Lousteau que, si bien no fue por estar de viaje, podría ser excluido in eternum o, al menos, hasta que Evolución UCR se reincorpore al bloque de Mario Negri. Disgusta que Lousteau sea vice del partido con un tercio de los cargos mientras Rodrigo De Loredo mantiene su bloque de doce voluntades. A la cumbre de diputados radicales de Santa Fe no fueron convidados.
La proclama de unidad es relativa, aunque la presencialidad ayudó a limar asperezas potenciadas en los últimos meses por la postura frente al Presupuesto, la fallida sesión por Bienes Personales y el acuerdo con el FMI. "Dejémonos de hinchar, si al final todos pensamos más o menos lo mismo", reclamaron varios de los presentes en La Escondida y avanzaron sobre lo que algunos llaman "Acuerdo de buenas prácticas", una lista de procedimientos que implica que antes de hacer pública una postura se consulte a las partes y sólo se difundan posiciones consensuadas. El equipo que trabajó en el acuerdo (Julia Pomares, Andrés Malamud, Fernando Sánchez y Alberto Fohrig) punteó un borrador sobre el que discutieron los máximos referentes del PRO, la UCR, la Coalición Cívica y el Peronismo Republicano. Algunas ya se pondrán en marcha como la coordinación parlamentaria entre legisladores y la creación de mesas provinciales.
De todas las reglas la más discutida fue la de qué hacer cuando hay discrepancias sobre un tema. Se habló de votar y poner mayorías especiales, aunque finalmente se acordó que sólo habrá comunicación oficial cuando haya unanimidad de criterio. Esa fue la razón por la que no hubo acompañamiento a Horacio Rodríguez Larreta en su cruce con Nación por la poda a los subsidios al transporte de pasajeros. Cuando se planteó el tema, entre sanguchitos y café, Morales le preguntó al alcalde porteño cuánto costaba el boleto de colectivo en Capital. "18 pesos", dijo Larreta y el jujeño retrucó: "En Jujuy está 50 pesos, es injusto que gran parte de los subsidios estén concentrados en el AMBA".