RELIGIONES

La convivencia K con Benedicto XVI

Roces por el obispado castrense, el embajador divorciado y los índices de pobreza dibujados. Bendición a la pacifista CFK. El papa emérito murió a los 95 años.

Benedicto XVI, el papa alemán y guardián de la doctrina que murió este sábado a los 95 años en el Vaticano, fue quien con su renuncia en 2013 allanó el camino para la llegada de Jorge Bergoglio y su mandato de reformar la Iglesia tras las divisiones internas entre ultraconservadores y progresistas, que se exacerbaron durante el pontificado de Joseph Ratzinger, y los escándalos de abusos sexuales perpetrados por clérigos que minaron la credibilidad de la institución milenaria.

 

Pese a que durante los casi ocho años de pontificado las relaciones Buenos Aires-Santa Sede se encarrilaron –como siempre deben ser– por la vía diplomática, no estuvieron exentas de sobresaltos, sobre todo por las visiones contrapuestas sobre la pobreza y de la realidad social del país. Ratzinger heredó de Juan Pablo II una relación conflictiva por una alegoría bíblica del obispo castrense Antonio Baseotto, que el Gobierno interpretó como una apología de los vuelos de la muerte en la dictadura, por lo que echó al prelado en forma unilateral.

 

Néstor Kirchner, junto a la entonces primera dama Cristina Fernández, estuvo en abril de 2005 en la toma de posesión de Ratzinger y estrechó su mano al término de la ceremonia, en lo que constituyó el único contacto protocolar con el papa, ya que el santacruceño no realizó una visita de Estado como sus antecesores.

 

En junio de 2005 comenzó a hablarse de un acercamiento entre el Gobierno y el Vaticano después de la designación por decreto del sacerdote santacruceño Daniel Ferrari como representante para asuntos eclesiásticos de la embajada ante la Santa Sede. La lectura eclesiástica fue muy distinta. Hasta hablaron de "intromisión", pero no la exteriorizaron.

 

El primer chisporroteo con el papa alemán se produjo en abril de 2007, cuando Benedicto XVI elogió en una carta en latín "la recta interpretación de la doctrina" del cuestionado Baseotto. La "epístola autógrafa" con motivo de las bodas oro sacerdotales del prelado militar causó malestar en los residentes de la Casa Rosada, pero no hicieron comentarios. Finalmente, en mayo de 2007, el pontífice aceptó la renuncia por edad de Baseotto como obispo castrense, pese a que para el gobierno la sede militar estaba vacante desde marzo de 2005.

 

No menos sobresaltos causaron en 2008 el no otorgamiento del plácet al exministro Alberto Iribarne por su condición de católico divorciado en nueva unión, y la creación de la diócesis de Tierra del Fuego, excluyendo a las Islas Malvinas de esa jurisdicción eclesiástica. Ante la queja gubernamental por lo que consideró “una desprolijidad”, la Santa Sede desestimó la solicitud de los obispos argentinos.

 

Uno de los roces más recordados en la relación Buenos Aires-Roma se produjo en agosto de 2009, cuando Benedicto XVI pidió a los argentinos un "esfuerzo solidario" que permita reducir "el escándalo" de la pobreza y la inequidad social en el país. El habitual mensaje papal para la Colecta Nacional Más por Menos, que organiza en septiembre el episcopado argentino, tomó otra dimensión en medio de la polémica entre el Gobierno y la Iglesia por los índices de pobreza, con diferencias de unos 25 puntos porcentuales. Tal fue el revuelo que el entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, minimizó las expresiones papales al afirmar que "es lo mismo que les dice a otros países". La réplica de los obispos no se hizo esperar, al recordar al funcionario que el papa no siempre apela a ese tono crítico para referirse a la realidad social argentina.

 

El mejor momento de la relación se produjo el 28 de noviembre de 2009, cuando el papa recibió en una audiencia conjunta a Fernández de Kirchner y a su par chilena Michelle Bachelet, por los 25 años del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile. En ese marco, el pontífice calificó el acuerdo como un "ejemplo luminoso" frente a la "barbarie y la sinrazón de la violencia", y una "solución digna, razonable y ecuánime" para evitar la guerra entre ambas naciones.

 

CFK, Bachelet y Benedicto XVI en audiencia por los 25 años del Tratado de Paz y Amistad

El último gesto en la relación bilateral se produjo en diciembre de 2012, cuando CFK recibió en la Casa Rosada al cardenal Leonardo Sandri, quien le transmitió el saludo de Benedicto XVI para los argentinos. Más tarde las relaciones volvieron a su cauce natural diplomático a través del embajador Juan Pablo Cafiero. Tras la renuncia al pontificado el 28 de diciembre de 2013, CFK ironizó sobre una postulación para suceder a Benedicto XVI durante un acto que encabezó en El Calafate. "Decí que no hay papisa, si no, te disputo algún lugar", avisó.

 

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