Las vacaciones en las fábricas se adelantaron y varias líneas de producción se detuvieron durante el último mes del año ante la falta de insumos para la industria nacional. El cepo a las importaciones que reforzó el SIRA dejó “al límite de la inoperatividad” a centenares de establecimientos manufactureros, que iniciaron una serie de rotación de agenda para evitar suspensiones o despidos. En la Unión Industrial Argentina (UIA), conducida por Daniel Funes de Rioja, ya barajan la posibilidad de avanzar en un año lleno de complicaciones para hacerse de materia prima del exterior, lo que pronostica un descenso del empleo y de la actividad sectorial.
De concretarse esta suerte de recesión de la actividad fabril durante el primer semestre, el peronismo oficialista pondría un pie en el camino electoral de 2023 con una de sus patas preferidas de la actividad en crisis y en medio de tensas negociaciones. La industria es una de las banderas que el Frente de Todos puso a flamear en su retorno al poder cuando Alberto Fernández asumió en 2019, como contraste de la caída en desgracia que había tenido la producción durante el mandato de Mauricio Macri. Y si bien los empresas no planifican un año lleno de choques frontales con el Gobierno, el ministro Sergio Massa deberá recostarse en entidades con afinidad más política que sectorial para sostener, aunque sea desde el discurso, la importancia del plan de sustitución de importaciones.
Desde el equipo económico aclararon, ante la consulta de Letra P, que “la planificación de las importaciones desde enero está en línea con las necesidades de las empresas en relación con su capacidad de producción”. En el oficialismo quieren evitar un sobrestock de las fábricas y que utilicen los dólares baratos del Banco Central para “especular” con los aumentos de precios futuros. “Tenemos una mesa en donde atendemos las necesidades urgentes para que no haya parates en las líneas de producción”, aclaró un funcionario ligado a Industria.
Uno de los conductores de la UIA le confesó a este portal que “durante las últimas dos semanas de diciembre la salida de SIRA fue muy pobre, lo que generó que muchas fábricas con urgencias adelantaran vacaciones por falta de insumos”. “No pueden trabajar porque tienen las importaciones en el puerto sin poder sacarlas. Y si bien esta semana se pudo resolver alguna urgencia, el permiso que se firmó ahora recién se va a poder usar el año que viene”, se lamentó.
En tanto, el dueño de una empresa con sede en Buenos Aires se quejó por lo que considera que el Gobierno tiene en mente: bajar las importaciones durante el año próximo, trasladando la aprobación de SIRA para enero y poder contabilizar, así, como presupuesto nuevo y quitarle el contraste de necesidades del 2022. Sucede que el sistema permitirá un incremento porcentual en relación con las importaciones de los últimos 24 meses, y una reducción en el período anterior, le bajará la cantidad de pedidos para el 2023.
El impacto ya está en marcha. Según un integrante de la mesa chica de la UIA, que tiene en su mesa de trabajo un tablero de informes sectoriales y regionales, la actividad fabril “se está resintiendo, con números que vienen cayendo en línea con la baja de la demanda, en sectores que muestran caídas, como alimentos, calzados, textiles y construcción”. Las alertas chocan contra los números que muestra la Secretaría de Industria que conduce José Ignacio de Mendiguren, ya que el último informe del CEP XXI mostró que en noviembre la actividad industrial creció 1,2% intermensual, y acumuló desde enero un crecimiento de 5,3% respecto a 2021 y 12% a 2019. En diciembre, con el cepo al máximo, los empresarios auguran un derrumbe de las estadísticas.
"La actividad va a ir ajustando por menos gastos en importaciones y, ante la baja de las exportaciones por el problema de la sequía, la válvula de arreglo va a ser el cepo importador, que generará mayores problemas productivos y, luego, generalizados. Ya hay faltantes en supermercados”, alertó otro dueño industrial a este portal. De hecho, aclaró que, si bien existen en marcha procesos de inversión en sectores estratégicos vinculados a la energía, hay empresarios que “se están replanteando todo, porque la falta de insumos para producir se va a estirar durante todo el año”. “Lo que va a venir es complicado. Va a haber ajuste de personal, que va a impactar en la desocupación por no tener un horizonte claro”, se alarmó.
Por caso, el director de Mehcco S.A, Jorge Sanvitale, confirmó que el acceso a las divisas está “complicado”, y señaló que su fábrica atraviesa “inconvenientes operativos”. La actividad está “atravesando situaciones comprometidas y las expectativas no vislumbran grandes cambios”, sostuvo y agregó: “Entendemos que hay normas y modificaciones para tratar de mantener una pseudoestabilidad pero eso no nos permite mirar a largo plazo. Eso es lo que estamos sufriendo en los últimos años. Este impedimento de tener una programación a largo plazo se da porque trabajamos en función a las oportunidades que tiene el cliente de hacer una inversión y ser nosotros los elegidos para acompañarlos en el proyecto”, se lamentó.