LOS SUPLENTES DEL PERONISMO II

Kicillof, candidato por default

Su ADN político lo mete en la lista de presidenciables tras el portazo de CFK. Reelección y cono del silencio en La Plata. Presión de intendentes. Define Ella.

LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) Axel Kicillof se puso y puso a sus colaboradores en modo avión desde la semana pasada: apenas cayó la bomba del renunciamiento de Cristina Fernández, el gobernador de Buenos Aires entró en un cono de silencio. De política no se habla, de la decisión de la vicepresidenta no se comenta nada, de los posibles escenarios que se abren se dice cero.

 

La salida de CFK de la carrera presidencial 2023 lo ubicó -muy a pesar suyo- en la nómina de los posibles candidatos presidenciales, un movimiento al que lo viene empujando desde hace meses un grupo de intendentes peronistas del conurbano que quiere quedarse con el premio de la candidatura a la gobernación. Es la teoría de “Axel para arriba”, de la que volvió a hablarse en los últimos días en las reuniones políticas del Frente de Todos (FdT) y que tan incómodo lo pone.

 

En la lista de suplentes Kicillof aparece como el candidato por default por ser en los papeles quien mejor representaría el pensamiento de La Jefa. Acaso el mejor alumno, junto al ministro de Interior, Eduardo De Pedro, pero con la ventaja de gobernar la provincia del 37 por ciento del padrón electoral nacional.

 

Pero Kicillof, que jamás en su carrera política dijo tener ganas de ser presidente, libra su propia batalla e intenta correrse de cualquier escenario en el que pueda ser visto especulando con el renunciamiento de su jefa política. Su objetivo es la reelección en Buenos Aires, contra viento y marea.

 

La relación de Kicillof con las candidaturas siempre tuvo una lógica marcada por CFK. La historia es conocida: porteño de nacimiento, en 2015 ganó su banca de diputado en el Congreso en representación de la Ciudad de Buenos Aires, donde empezó con las primeras plazas militantes en medio de lo que para el kirchnerismo fue el frío y largo invierno del gobierno de Cambiemos. Pero ya en 2017 empezó, por indicación de Cristina, a llevar ese modelo de construcción a la provincia de Buenos Aires.

 

En 2019, mientras Máximo Kirchner impulsaba a Martín Insaurralde a la gobernación y algunos intendentes como Fernando Espinoza se entusiasmaban con anotarse en esa carrera, la vicepresidenta terminó ungiendo a Axel como candidato bonaerense. El experimento político funcionó como lo esperaban: Kicillof sacó más de 52 por ciento de los votos y una diferencia de 14 puntos sobre María Eugenia Vidal, que buscaba la reelección.

 

“No nos eligieron porque éramos ‘los preferidos de la maestra’. Nos eligieron porque éramos los únicos que podíamos ganarle a Vidal”, dicen en el entorno de Kicillof sobre aquella decisión de CFK, que lo puso en la gobernación, pero, a la vez, le generó un frente interno en el universo kirchnerista, con Kirchner hijo como aliado-enemigo, con quien Axel pulsea desde entonces.

 

La derrota en las legislativas de 2021 fue el primer gran golpe en la carrera de Kicillof: señalado por algunos como uno de los responsables por no haber podido mostrar más y mejores resultados de la gestión, tuvo que aceptar una suerte de intervención de su gobierno con la llegada de un grupo de jefes comunales encabezados por el hoy jefe de Gabinete, Martín Insaurralde, quienes no ocultan en privado sus intenciones de ser ellos y no Kicillof los que compitan por la gobernación el año próximo.

 

La teoría de Axel candidato a la presidencia empezó a cocinarse este año en esos mismos ámbitos. Muchos la “viralizaban” off the record, hasta que uno de los integrantes de ese espacio, el diputado e intendente en uso de licencia de Monte Hermoso, Alejandro Dichiara, se animó a plantearla en ON. “Kicillof puede ser candidato a presidente de la nación”, dijo.

 

Hay razones objetivas, dicen los que defienden esa teoría, para explicar por qué el gobernador sería el mejor candidato: es quien mejor retendría el caudal de votos de CFK en todo el país, por ser el más identificado con las ideas de la vicepresidenta. Además, cuenta con el empuje de la vidriera de la gestión bonaerense y un escenario donde todo el kirchnerismo, sin candidato, se encolumnaría detrás suyo.

 

Pero en este contexto tan adverso para el Frente de Todos con un futuro electoral tan incierto, la candidatura presidencial aparece más como una condena que como un premio. Por eso, desde que CFK anunció su decisión de correrse y las versiones sobre “Axel para arriba” empezaron a circular con menos disimulo, el gobernador se replegó en el silencio.

 

En sus equipos, la consigna es “100 por ciento gestión”. La semana próxima irá a Mar del Plata a lanzar el Operativo Sol, caballito de batalla del verano, y planea una temporada recorriendo la provincia, mostrándose con mucha actividad turística, en las fiestas populares y explotando el capital de su cercanía con la gente.

 

“Queremos salir de este momento indemnes. Que nadie nos pueda decir que especulamos de ninguna manera con el momento político para sacar provecho propio. Nuestro único norte es gestionar y eso nos va a poner donde nos tenga que poner”, repiten en el entorno político de Kicillof.

 

“Si eso no nos alcanza para ser quienes mejor representemos al espacio en la provincia de Buenos Aires, entonces nos iremos -dicen-. Axel no se encapricha, pero no vamos a cambiar nuestro eje”.

 

Maximiliano Pullaro recibió patrulleros de la provincia de Buenos Aires
Martín Menem y Karina Milei.

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