ELECCIONES 2022

Supermartes: EE.UU. elige el Congreso y ¿pica el futuro de Biden?

Primera parada electoral para el presidente demócrata en un contexto adverso. Largada de la carrera presidencial de 2024. El sueño y el riesgo Trump.

Dos años después de su llegada al poder y en un contexto adverso para la Casa Blanca, este martes Estados Unidos acudirá a las urnas para realizar sus elecciones legislativas de medio término, en las cuales renovará un tercio de las 100 bancas del Senado, la totalidad de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y las autoridades subnacionales de 36 estados, en una jornada que impactará en el futuro del gobierno demócrata del presidente Joe Biden y que podrá acelerar los planes de regreso a la escena nacional del exmandatario Donald Trump

 

Según la tradición norteamericana, las elecciones se realizan el primer martes después del primer lunes de noviembre. La historia marca que al gobierno de turno le va mal en las elecciones de medio término y sufre un retroceso respecto a su llegada a la Casa Blanca. Todas las encuestas y previsiones indican que el Partido Demócrata perderá al menos una cámara del Poder Legislativo. En la actualidad controla las dos: en la de Representantes tiene 220 asientos contra los 212 de republicanos (tres están vacantes) y en el Senado hay una paridad de 50 a 50, pero con el voto de desempate a favor de la vicepresidenta, Kamala Harris.

 

En un contexto marcado por la inflación más alta en 40 años, que en septiembre trepó hasta el 8,2% interanual; una crisis energética generada por el impacto de la invasión de Rusia sobre Ucrania, un salto de los delitos violentos y la criminalidad y un frente externo marcado por la guerra, el gobierno de Biden llega mal parado a su primera cita electoral, en la que hay mucho en juego. Según las distintas estimaciones, el Partido Republicano retomará el control de la Cámara de Representantes y apostará todo a arrebatarle al oficialismo también el Senado, para acumular en sus manos la totalidad del Poder Legislativo. Un escenario con un recinto menos para la Casa Blanca será malo, pero sin ninguno podría ser una catástrofe. 

 

Durante estos primeros dos años de mandato, a Biden le costó avanzar con su programa de gobierno en el Congreso por la resistencia incluso de algunos sectores aliados, pero, si el Partido Republican retoma al menos una cámara, la capacidad de negociación para avanzar será casi nula ya que será un partido liderado por Trump, el expresidente que sueña con volver a gobernar. “Nuestro país está siendo destruido por Biden y los lunáticos de la extrema izquierda”, dijo el magnate neoyorquino en un acto que protagonizó en Pensilvania, uno de los estados pendulares que podría inclinar la balanza hacia uno u otro sector político.

 

A pesar de su escandalosa salida de la Casa Blanca, que incluyó la toma violenta del Capitolio por parte de sus seguidores, que aún creen que Biden ganó con fraude electoral, Trump comanda al Partido Republicano y logró convertirlo en una gran plataforma de su movimiento MAGA (Make American Great Again). Durante sus mandatos y estos dos años de oposición, el trumpismo abandonó los márgenes de la política y se convirtió en el eje rector de uno de los partidos más importantes del país. Por eso, el temor demócrata es doble: porque perderá y porque lo hará contra un adversario intransigente que no duda ni teme en llevar el juego democrático hasta el borde de lo legal. 

 

“Están en juego la verdad, los hechos, la lógica, la razón y la decencia. La propia democracia está en juego”, advirtió el expresidente Barack Obama en un acto demócrata. Su simple aparición es un síntoma de lo que representan estos comicios para el oficialismo: en Estados Unidos, los presidentes con mandato cumplido no suelen participar de política, pero Trump cambió las dinámicas tradicionales. “La democracia está bajo amenaza”, insistió Biden. Temores no le faltan al oficialismo: durante la campaña, un extremista invadió la casa de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y atacó a su esposo, Paul. 

 

Con una avanzada sobre el Capitolio, el Partido Republicano podría, como mínimo, trabar la agenda de Biden, como ya lo hizo durante el último mandato de Obama. Además, con la eliminación del derecho al aborto como antecedente, la oposición podría avanzar sobre otras conquistas sociales, como el Medicare, el derecho al voto o la lucha contra el cambio climático. Con un gobierno que ya sufre una importante interna, un escenario económico adverso y un contexto global difícil, una nueva piedra sobre el camino podría ser lapidario para Biden.

 

Además, estas elecciones servirán como punto de partida para las presidenciales de 2024, en las cuales Trump dijo que “muy probablemente” se presentará. Por eso, servirán como un termómetro electoral para conocer las dinámicas internas del Partido Republicano entre sus sectores más tradicionales y el trumpismo. ¿Qué candidaturas llegarán al Capitolio? ¿Hacia dónde se inclinarán las tendencias demócratas para formar una figura presidencial al tener en cuenta, por ejemplo, la promesa de Biden de no buscar la reelección? A partir de un buen resultado, el magnate puede acelerar sus planes presidenciales e, incluso, empezar a negociar a la persona que podría acompañarlo en su sueño por volver al Salón Oval. 

 

Los resultados en los 36 estados que definirán a sus autoridades ejecutivas tendrán menos repercusión internacional, pero serán igual de importantes. Sin un marco federal de legalización del aborto, el Partido Republicano podrá prohibirlo en nuevas provincias; podría manipular las circunscripciones electorales a través de una maniobra que se conoce como gerrymandering para favorecer sus propias victorias en un futuro y, algo que denuncia el oficialismo, designar a las nuevas secretarias de Estados, las autoridades encargadas de validar los resultados electorales, un puesto que obsesiona a Trump en su cruzada contra el supuesto fraude electoral.

 

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