CONCORDIA (Corresponsalía Entre Ríos) A pesar de la ansiedad de ciertos sectores del peronismo por la definición en las candidaturas, la estrategia del gobernador Gustavo Bordet sigue siendo la de prolongar en el tiempo lo más que pueda la definición de candidatos y candidatas y del calendario electoral local. Aunque el terreno esté libre para que la oposición juegue su juego, los tiempos del mandatario provincial no son fáciles de alterar y nada parece conmover su férrea decisión de postergar el flameo del banderín de largada para el oficialismo.
Aún no se sabe si las elecciones provinciales serán en simultáneo con las nacionales o si el gobernador –quien tiene la potestad- decidirá adelantarlas. Esta indefinición es la que más preocupa a propios y extraños. A los primeros porque no saben cuándo van a salir a jugar. A los segundos – Juntos por el Cambio –, porque la fecha electoral bien podría definir su suerte en las urnas.
En el entorno de Bordet justifican la demora en que hay una demanda social que exige que el gobierno no hable de elecciones. Sin embargo, reconocen que parte del peronismo -algunos intendentes y un sector de la dirigencia- le está demandando una definición. Aún así, aseguran que él la dará cuando lo considere. “Y hasta ahora no la ha errado”, argumentan.
Fuentes de su equipo de trabajo entienden que la espera de Bordet responde a que la foto de hoy es una y la de fines de noviembre, bien podría ser otra. Según la lectura actual, la balanza se inclinaría por no desdoblar, porque el gobierno provincial y el nacional hoy por hoy son la misma cosa, explican. Incluso, en las últimas horas el gobernador declaró que se posicionaría en función de suspender las PASO nacionales, pero no dio precisiones sobre lo que podría suceder en la provincia.
Quienes piden definiciones a Bordet lo hacen en nombre de no perder más tiempo en el operativo empoderamiento de candidatos, para que resulten competitivos. Argumentan que los últimos resultados electorales favorecen a la oposición y también el hecho de que ellos ya tienen sus figuras en el ruedo, pero quienes defienden y comulgan con la calma bordetista interpretan que al peronismo no le conviene apurarse. “Hasta que la inflación no ceda no tiene sentido”, dicen y contemplan lo que los sondeos les muestran hoy: un escenario complejo para el oficialismo, sea cual fuere la fecha de votación.
Al mismo tiempo, tanto en el oficialismo como en el sector de Rogelio Frigerio coinciden en observar un amesetamiento del candidato opositor. Las explicaciones sobre el fenómeno son divergentes. Los primeros argumentan que puede deberse al fuego amigo (Elisa Carrio por ejemplo), los otros que se debe a que levantó el pie del acelerador en la campaña.