LETRA P EN SAN PABLO

El team Lula se ceba: “No podíamos esperar un final de campaña más favorable”

El presidente del partido de izquierda más grande del país (PSOL, aliado del PT), Juliano Medeiros, dialogó con Letra P. Herencia y desafíos.

SAN PABLO (Enviado especial) Durante los inicios del primer mandato presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva, el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) abandonó su apoyo y pasó a la oposición luego de criticar una serie de medidas económicas y políticas del antiguo líder sindical que calificó como opuestas a los preceptos de la izquierda. Casi 20 años después, exsas diferencias quedaron en el pasado. El encarcelamiento del expresidente y la llegada al poder de Jair Bolsonaro limó las asperezas y la unidad volvió a establecerse con algunos reparos. En diálogo con Letra P, “el país está cerca de un colapso”, advierte Juliano Medeiros, presidente del PSOL y asesor de la campaña del exmandatario que busca volver al poder. 

 

Para este joven académico, exdirigente estudiantil y exdiputado federal, la candidatura de Bolsonaro “está en pánico” luego de una serie de crisis que debió atender el mandatario, lo que genera “un escenario muy positivo” para el PT.

 

“No podíamos esperar un fin de campaña más favorable”, aseguró a este medio a la espera del ballotage de este domingo que definirá al futuro presidente en los comicios más importante de Brasil desde la recuperación de la democracia, hace 40 años. 

 

-¿Cómo ve el escenario para este domingo?

 

-En los últimos diez días Bolsonaro tuvo muchos problemas. Primero tuvo que manejar un video donde daba a entender que tuvo onda sexual con un grupo de jóvenes venezolanas a las que calificaba como prostitutas y en realidad eran pobres. Después tuvo que explicar un estudio interno de su gobierno que analiza desajustar el salario mínimo del índice de la inflación. Por último, la resistencia de Roberto Jefferson, un exaliado de él, que recibió a los tiros y con granadas a la policía que iba a detenerlo. Estos hechos hicieron que su campaña, que estuvo mucho tiempo a la ofensiva, pasara a la defensiva. Las últimas encuestas muestran que ya no crece y que incluso cae.  

 

-¿Y la campaña de Lula?

 

-No podíamos esperar un fin de campaña más favorable. El adversario está en pánico y sin poder controlar los temas que la ciudadanía eligió como principales. Además, algunos sectores del oficialismo pidieron la postergación de las elecciones para poder realizar una auditoría. Es decir, no podíamos llegar con más problemas para nuestro adversario y nosotros seguimos sin crisis. El escenario es muy positivo, porque ver que nuestro adversario maneja tantas crisis al mismo tiempo es muy bueno.

 

-¿Qué país deja Bolsonaro?

 

-Un país destrozado. Tenemos los peores números de desnutrición infantil en 15 años. Estamos conviviendo con 32 millones de personas con hambre. Los sistemas de salud, educación y pensiones están desfinanciados. Un país que ya no tiene relevancia internacional en la geopolítica, con políticas medioambientales desarticuladas. El nivel de retroceso en estos años y con los dos de (Michel) Temer es muy fuerte. El país está cerca de un colapso.

 

-¿Cómo toma las amenazas de Bolsonaro de desconocer los resultados?

 

-No es una sorpresa. Es el mismo guion del expresidente Donald Trump en Estados Unidos, pero no veo disposición en las distintas instituciones del Estado, como la Justicia, el Congreso y las Fuerzas Armadas para legitimarlo. Va a haber una especie de tercera vuelta, porque va a llevar las denuncias y el supuesto fraude hasta la toma de posesión, en enero. En noviembre y diciembre tendremos bastante inestabilidad, pero no hay disposición para legitimar sus intentos golpistas. 

 

-¿Cuáles serán los principales retos de Lula en caso de ganar?

 

-El primero, lo económico. Brasil es un país grande, la decimotercera economía del mundo, pero hoy es dependiente de las exportaciones de las materias primas y eso no es suficiente. Hay que cambiar 180 grados la orientación económica. El segundo, desarrollar un plan contra la crisis climática. El tercero, el combate a la pobreza extrema, el hambre y la desigualdad.

 

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