SAN PABLO (Enviado especial) No es una novedad que el presidente Jair Bolsonaro agita, de manera infundada, el fantasma de un supuesto fraude en su contra de cara a las elecciones del próximo domingo en Brasil. Esta vez, el hecho distintivo es que algunas figuras del oficialismo fueron un poco más allá y le exigieron al Tribunal Superior Electoral (TSE) que postergue el ballotage, que enfrentará al jefe de Estado con el candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva, en lo que será en la batalla final por el futuro del gigante sudamericano.
En esta nueva avanzada sobre las instituciones democráticas, el presidente denunció irregularidades en la distribución del tiempo de campaña en las radios del nordeste del país, que habría favorecido al PT, partido que es más fuerte en esta región pobre del país. Según la acusación, habría existido “un tratamiento ilegal y fraudulento” de sus spots de campaña por parte de distintos medios de comunicación. Ante este escenario, el presidente del TSE, Alexandre de Moraes, le dio 24 horas para la presentación de las pruebas y deslegitimó el informe presentado por el ministro de Comunicación, Fábio Faria, por considerarlo insuficiente: en el país existen más de cinco mil radios y solo menciona el caso de ocho, es decir, el 0,16% del total.
El senador Lasier Martins aseguró que la denuncia muestra “un daño irreparable” y consideró que “restablecer la equidad en el proceso electoral requiere tiempo y una investigación profunda". En este sentido, evaluó que "la única solución" sería “aplazar las elecciones" previstas para este domingo.
A pesar de las voces amenazantes, este escenario es difícil de imaginar. El TSE desestimó un informe presentado por el oficialismo que probaría este supuesto mal uso de los tiempos de la campaña, pero el mismo, sostuvo la justicia electoral, fue realizado por una empresa que no tiene experiencia en la materia y que tampoco tiene autorización. “No cabe duda de que los autores señalaron un presunto fraude electoral en vísperas de la segunda vuelta electoral sin fundamento documental creíble, ausente, por lo tanto, cualquier evidencia prueba mínima”, sostuvo Moraes en su fallo.
Si bien la denuncia se encamina a quedar en el aire, el clima de tensión continuará hasta el domingo. Esta amenaza es una de las más serias del oficialismo y llega pocas horas antes de que abran las urnas para el ballotage, lo que habilitará al oficialismo a denunciar u objetar los resultados si le son adversos (como anticipan todas las encuestas) e, incluso, ir más allá y pasar de la denuncia a la acción. Como relató Letra P, el jefe de Estado cuenta con el acompañamiento de ciertos sectores de las Fuerzas Armadas y con una núcleo duro de su base electoral que está dispuesta a ir hasta las últimas consecuencias para evitar que el PT regrese al poder y que solo esperan la convocatoria presidencial.