El aislamiento por contacto estrecho que deberá cumplir el titular de la Cámara baja, Sergio Massa, aportó una incógnita más al futuro de la reunión que se iba a concretar la semana próxima entre la primera línea de Juntos por el Cambio y el ministro de Economía, Martín Guzmán. En el oficialismo dicen que la restricción sanitaria del tigrense le dio el tiro de gracia al encuentro, aunque las chances de realizarlo comenzaron a diluirse el jueves, cuando la Mesa Nacional de la coalición concluyó su reunión virtual y difundió un comunicado. En el texto planteó una serie de requisitos que cosecharon el rechazo del Frente de Todos. Sin embargo, por debajo de la pirotecnia verbal, sigue en pie otro encuentro para el próximo 17 de enero con la posible asistencia del presidente Alberto Fernández.
“Es indispensable que en la reunión del lunes traigan información concreta sobre cuáles son los pasos a seguir”, se puede leer en el segundo párrafo del comunicado que firmó JxC. Esas líneas no pasaron inadvertidas, porque incluyeron la opción de realizar la reunión este lunes, cuando la negociación buscaba concretarla el miércoles o la semana que siguiente. La inclusión de una fecha tentativa tan cercana fue interpretada como una primera imposición que desató furia.
En el pronunciamiento, JxC aseguró que a “dicho encuentro asistirán los gobernadores y presidentes de los bloques que integran Juntos por el Cambio”. También reclamó “un preacuerdo o una carta de intención con el FMI para que podamos manifestar nuestro parecer en base a esta información”. Si bien el último punto no exige la carta de intención de inmediato, anticipa que el mayor conglomerado opositor recién dirá su punto de vista final cuando vea la previa del acuerdo, algo que ya había postulado el exministro y actual diputado Ricardo López Murphy cuando estaba calzado en el traje de candidato.
Desde que se conoció el comunicado, la Casa Rosada dio vía libre para que sus diputados y diputadas disparasen munición verbal gruesa contra todo el espacio opositor. Cada expresión sembró señales sobre el nuevo empantanamiento de un eventual diálogo. Quizás siempre hubo un espacio para pelearse sin romper todos los puentes. Según reconstruyó este portal, en el oficialismo no apuntaban a reunirse la semana que viene, sino a partir de la segunda quincena de enero. Luego vino la reunión de la Mesa de JxC donde incluyeron el lunes próximo. Hay en el oficialismo quienes leyeron esa inclusión como una forma de ganar una semana más de exposición pública hasta sentarse a negociar.
Aún así, no hubo freno para rechazar el comunicado de JxC. La vicepresidenta del bloque del FdT, Cecilia Moreau, fue la primera en lanzar sus críticas. “En dos minutos endeudaron Argentina en 44 mil millones de dólares, no consultaron al Congreso, hoy reclaman condiciones para asistir a una reunión informativa. Con esa misma soberbia ejercieron el poder. Nada cambió. Macri manda, el resto acata. Temor reverencial al jefe”, chicaneó la diputada. En la misma línea escribió su colega Leandro Santoro. “Muchachos la actitud es: “¿En qué podemos colaborar?” No, “Poneme alfombra roja, traéme café y te digo qué tenés que hacer”. Este problema lo generaron ustedes. Sean solidarios con la Argentina y dejen el show para otro momento. No hay margen para especular”, argumentó el exasesor del Presidente.
El titular de la Comisión de Presupuesto, Carlos Heller, remarcó que “se comprometieron a devolver los 44 mil millones de dólares en plazos imposibles. No consultaron al Congreso. No lo discutieron con nadie”.
Las críticas oficialistas parecieron otra forma de ganar tiempo, una fuga hacia adelante que le permitió al bloque del FdT contener el malestar interno por la presentación que hizo Guzmán esta semana con los gobernadores del peronismo. Dicen que el jefe del Palacio de Hacienda generó una enorme expectativa y no dijo nada nuevo. Ese traspié, que algunos frentetodistas calificaron con más dureza y palabras soeces, además debilitó al radicalismo, comandado por su flamante titular, el gobernador jujeño, Gerardo Morales, que se diferenció del PRO. “Esta deuda la contrajimos nosotros, lo menos que tenemos que hacer es ir y escuchar”, había dicho el mandatario. Así, desautorizó al alcalde Horacio Rodriguez Larreta, que se había negado a participar, al igual que los dirigentes más ultras del espacio, como la titular del PRO, Patricia Bullrich.
Luego de la decepción que generó la conferencia de Guzmán, hubo gestiones en Diputados para evitar el naufragio total de los acercamientos. Massa duplicó los intercambios con Morales. Fue el segundo capítulo entre ambos, luego de la extensa negociación que mantuvo el jujeño con Fernández antes de desmarcarse de la posición común que tenía con el PRO. Los movimientos del oficialismo fueron para “enderezar el error de Economía”, en un despliegue coordinado con el titular del bloque, Máximo Kirchner. Del otro lado del teléfono, Morales atendió siempre y fortaleció la relación que tiene con el tigrense.
En medio de esas turbulencias, lo único que quedó en pie fue la reunión para el próximo 17. Guzmán quiere que sea en Economía y JxC sigue reclamando que sea en el Congreso. Algunos arriesgan que habría dos reuniones paralelas: una del ministro con los cuatro gobernadores opositores y otra con los jefes parlamentarios. Otros aseguran que habrá una sola y que será en la fecha que sobrevivió a las últimas tensiones.
Con esas aproximaciones, Massa volvió a Pinamar. Sobre el filo de este viernes, desde allá anunció que su esposa, Malena Galmarini, había dado positivo de covid. Conoció el diagnóstico este jueves por la tarde y suspendió todas las roscas playeras que tenía previstas, como la reunión con el titular del bloque PRO, Cristian Ritondo, y otra con el diputado José Luis Espert, jefe de la bancada de Avanza Libertad.
Hasta que Massa termine el aislamiento, no habría encuentro, pero todas las opciones en danza se concentrarían en una reunión en la Casa Rosada o en el Congreso. Sería encabezada por el Presidente y contaría con la presencia de toda la dirigencia opositora.