Plenamente referenciado con Axel Kicillof, asegura que el gobernador logró “marcarle el pulso” al Gobierno nacional en muchos aspectos y que “no flaqueó nunca” en plantear “una agenda de defensa de los intereses del pueblo”. Al subrayar que “Cristina sabe perfectamente que Axel es su representante”, sostiene que los medios tienen interés de “eclipsarlo”, algo a lo que –observa en tono crítico- “se suben muchas veces algunos compañeros del campo popular, que se comen la curva de la rosca y las internillas”. Por fuera de eso, destaca que en la gestión bonaerense piensan en un plan para los próximos seis años.
Al cierre de un enero movido, apenas pudo hacer “alguna escapada” en familia y avanzar en la lectura de La Trilogía de los Tres Cuerpos, novela de ciencia ficción del escritor chino Liu Cixin que dispara interrogantes sociales y políticos: “Buscaba una desconexión de la política y le erré mal”, confiesa. Hincha de San Lorenzo, el peso de no ir a la cancha desde el inicio de la pandemia –“Eso lo extraño”, admite- no es tan grande como su preocupación por la coyuntura del Ciclón: “Está muy mal”. Por eso, en charlas “con compañeros y compañeras” hinchas del Cuervo, ya hablan de “empezar a pensar un poco en el club”.
Girard, en el balneario La Pérgola, de Valeria del Mar.
-¿Cuál es la lógica de recaudación de esta gestión?
-Está en línea con el plan de gobierno que definió Axel. El momento pide generar recursos genuinos, pero que hay que generarlos cambiando completamente la lógica de recaudación.
-¿En dónde radica ese cambio?
-La clave es la progresividad, una estructura tributaria asociada a la capacidad contributiva real, tratando de reducir la presión sobre pymes, comercios y la gran mayoría de los contribuyentes. Nuestra agenda es de simplificación de la carga administrativa, persuadir en la necesidad de tener un buen cumplimiento tributario para tratar de formalizar la economía ilegal. Eso no se logra asfixiando y con el palo, sino con estrategias. Y por arriba, sí, con mucha fuerza y decisión, controlar la evasión entre los que más tienen. Los operativos que hacemos también desnudan una realidad: en Argentina no hay solo pobres, hay algunos ricos muy ricos. Y la contracara de la pobreza es la acumulación de riqueza en un polo cada vez más chico.
-¿En el gobierno anterior había una intención deliberada de no ir por grandes evasores?
-Como le dijo Néstor Kirchner a Patricia Bullrich cuando era ministra de la Alianza: la lógica del gobierno de ellos es ser fuerte con los débiles y débiles con los fuertes. Mientras ellos eran gestión, tenían estas herramientas de hacer análisis de imágenes satelitales. Pero notificaban barrios populares y le llegaba un embargo a alguien que construyó en su lote una casa atrás para los hijos. Nosotros, con esa misma herramienta, subvertimos esa lógica y pusimos el foco en los barrios cerrados, donde llegamos a detectar más de dos millones de metros cuadrados construidos sin declarar. También, poner el foco en el real estate, las construcciones en altura.
-Detectaron evasiones en Mar del Plata y Pinamar. ¿Hay colaboración de los intendentes PRO para advertir sobre esas construcciones en esos distritos?
-No. Hay convenios firmados, pero no tenemos la información actualizada. Hay una lógica de la privatización, especulación y desarrollo del negocio inmobiliario que se ve en la Ciudad de Buenos Aires y también en los distritos de la provincia que gobiernan ellos. Se ve claramente en Pinamar, La Plata, Mar del Plata y no casualmente detectamos ahí mucha evasión en la fiscalización catastral. No hay preocupación genuina de parte de ellos de poner las cosas en regla.
-¿Qué opina del clamor anti-impuestos de la ultraderecha encarnada en Milei y Espert?
-El peligro de esas derechas reaccionarias libertarias no es tanto que avancen en el sistema político con representación, sino que generan agenda a la derecha que sí gobernó, el PRO y Juntos, legitimando un rostro que siempre tuvieron, pero escondieron, porque una parte de ellos siempre pensó en hacer un ajuste aun más fuerte del que hicieron. La ventaja es que desnuda lo que realmente piensan y ahí nos tenemos que hacer fuertes.
-Post derrota en 2021, ¿qué acciones tiene que profundizar el FdT en los próximos dos años?
-Siendo una elección de medio término, hay que matizar la lectura del resultado. Hubo una caída en la participación y descontento con la forma en que se venía administrando la crisis, un crecimiento de una visión antipolítica… esa es la más clara expresión de la elección, no el crecimiento de la derecha o Juntos. Debemos recuperar la política.
-¿Cómo se logra eso?
-Con un gobierno que está dispuesto a defender los intereses de la gente. Ese es el llamado de atención al FdT: no lo están haciendo o no con la intensidad que tendrían que hacerlo para revertir el tremendo ataque del gobierno de Macri contra la clase media y sectores populares. Axel ahí no flaqueó nunca, siempre planteó una agenda de defensa de los intereses del pueblo. Incluso cuando se quiso empiojar eso, poniendo en primer plano la rosca y supuestas internas del FdT; “que La Cámpora, que Cristina, que los intendentes…” No debemos perder de vista que lo que les interesa a Cristina, Axel y Máximo es el vínculo con la gente.
-¿Hay dentro del FdT dirigentes o sectores que se pierden en esa rosca?
-Sí. Hay sectores a los que les encanta la comidilla, la rosquita, la rosca y que creen que la política se juega en el pasillo. Lo que Axel pone en claro es que a él no le importa la rosca de pasillo, sino el “cara a cara” con la sociedad, poder sentarse en una plaza con la gente y hablar del contexto político, que es la tradición que inauguró Cristina con las cadenas nacionales, rompiendo el cerco mediático, la cadena del desánimo que milita la derecha. Axel hace la línea de Cristina y le habla a la gente directo. Y lo que hacemos nosotros cuando gestionamos es salir a la calle y tomar medidas que siempre estén defendiendo esos intereses.
-¿Esa línea de acción debería coordinarse más con la Nación?
-Hay coordinación entre el gobierno provincial y el nacional, incluso Axel logró marcarle el pulso al Gobierno nacional en muchas cosas. Eso también es un logro de Axel.
-¿En qué cosas?
-Durante la pandemia, Alberto tenía que hacer un balance entre posiciones ultra como las de Larreta y una posición más sensata. En ese balance, Axel fue fundamental porque le daba a Alberto una válvula de escape frente a tanta presión mediática ejercida denodadamente por JxC, incluso con tapas de diario que decían que nadie se iba a vacunar en 2021 y llegamos al 90% de vacunados. Ahí veo el rol tremendamente importante que juega Axel hoy en el tablero político nacional. Y no es casualidad. Cristina sabe perfectamente que Axel es su representante y lo que representa su gobierno en la política nacional y en el FdT, por eso decidió que Axel fuera gobernador y Axel juega ese papel. En el interés de los medios está eclipsarlo y a eso se suben muchas veces algunos compañeros del campo popular, que se comen la curva de la rosca y las internillas. Tenemos que ser conscientes de que el gobierno bonaerense es nuestro gobierno, es el gobierno de alguien que puso Cristina y es el gobierno de todos.
-¿En qué rol le gustaría ver a Kicillof en 2023?
-En uno importante. Axel fue muy claro, él está pensando en seis años de reactivación para seis años de crisis. Tenemos un plan de gobierno que piensa en seis años, que está pensando a 2023 y 2027 porque son transformaciones que necesita realmente la provincia si queremos resolver los problemas estructurales que hay. La fórmula no es Axel 23, sino 6x6. Después, si va a ser Axel o no, habrá que ver en 2023. Yo creo que es el que mejor capacitado está. Es el primer gobernador, del 83 para acá, que sabe perfectamente dónde están los botones y está dispuesto a tocarlos para transformar la provincia.
-¿Existe el kicillofismo?
-Si lo entendemos como un grupo de militantes y funcionarios que están dispuestos a bancar sus decisiones hasta las últimas consecuencias, existe. Porque yo lo soy, igual que el resto de los compañeros del gabinete. Si existe en tanto pretensión de Axel de construir un movimiento que sea el kicillofismo, creo que Axel es muy claro: es tributario del cristinismo, del kirchnerismo y el peronismo.
-¿Podría ser entonces una profundización del cristinismo?
-Entiendo al cristinismo como una profundización del nestorismo y al nestorismo, como una profundización del peronismo. Y al peronismo lo entiendo como profundización de las expresiones populares. Hay que fijarse en la propia definición que da Perón de la democracia, que no la entiende como statu quo, sino como avance constante en la ampliación de derechos. El movimiento nacional y popular tiene que ser dinámico. No sé si entiendo a Axel como la profundización del cristinismo, tenemos que ser la profundización permanentemente de lo que supimos ser porque, si no, vamos a estar renunciando a nuestras banderas.