Esa percepción de que, urgido por los tiempos políticos, Alberto Fernández privilegiará el sostenimiento del consumo y el nivel de actividad por encima de la promesa de controlar la inflación predomina en los análisis de los observadores privados, muchos de los cuales entrevén que el índice oficial se parecerá más al 3% que al 2% en los meses venideros.
Ricardo Delgado, presidente de la consultora Analytica, le dijo a Letra P que "la inflación de julio apunta al 3,4%, pero en el cierre del mes podría quedar en algo menos". "Los precios regulados empiezan a jugar su rol de ancla", justificó.
El economista estimó que "es probable que la inflación de los próximos meses ronde el 2,5 al 3%" gracias a que "el ajuste fiscal y monetario de la primera mitad de año hará algo de trabajo", aunque advirtió que "la volatilidad del dólar (paralelo) puede complicar" las cosas.
También en diálogo con este medio, Matías Carugati, director ejecutivo de la Seido, señaló que la medición de la consultora que encabeza "apunta a un 3,2%, un nivel muy alto en un contexto de campaña electoral".
Miguel Kiguel, director ejecutivo de EconViews, le dijo por su parte a Letra P que el índice "va a rondar el 3% y, de acá a las elecciones, va oscilar entre 3 y 3,5%".
"Va a ser más bajo que en los últimos meses porque están pisando el dólar y muchos precios regulados, no solo las tarifas, pero no mucho más bajo porque hay inercia empujada por salarios y otros precios que se ajustan por indexación a la inflación pasada", agregó antes de cerrar con algo de contexto: "No olvidemos que la inflación año a año está por encima del 50%".
En efecto, de acuerdo con el INDEC, la inflación interanual hasta junio fue del 50,2%, en tanto que la acumulada en el primer semestre alcanzó a 25,3%. Así, la meta de 29% del Presupuesto 2021 quedaría prácticamente consumida con el dato de julio y será historia cuando se conozca el de agosto.
El Gobierno, sin embargo, rescata la mitad medio llena de un vaso poco tentador. Impedido de celebrar una caída de la inflación en un contexto de relativo rebote económico, pondera al menos que la misma venga en baja desde marzo, cuando asustó con un 4,8%. Después de eso, arrojó 4,1% en abril, 3,3% en mayo y 3,2% en junio. Para que la tendencia continúe, el dato oficial –que se conocerá el jueves 12 del mes que viene– debería alinearse con las previsiones más optimistas de los analistas privados.
En ese sentido, Ecolatina proyecta 2,8%, C&T Asesores Económicos algo más del 3% y Orlando Ferreres y Asociados, algo en torno a ese número, según se informó.
Aunque desde otra perspectiva ideológica, Leo Anzalone, director del Centro de Estudios Políticos y Económicos (CEPEC), se alinea con los relativamente optimistas. En diálogo con Letra P indicó que "todo indica que los precios van a seguir desinflándose, teniendo en cuenta la desaceleración de alimentos como las carnes y que los regulados por el Gobierno ya no tendrán aumentos". Sin embargo, lo sustancial pasaría por la reapertura de las negociaciones salariales.
"Esa situación, sumada a paritarias por encima del 40%, hará que los salarios se consoliden por encima de la inflación, generando oportunidades de consumo y más actividad y empleo de cara al proceso electoral", anticipó.
Será poco lo que el Gobierno podrá exhibir en la campaña en términos de alivio por el lado del gasto de las familias. La apuesta se trasladará entonces a la sensación térmica que en tan poco tiempo pueda generar por el lado de los ingresos.
Con todo, más allá de las elecciones, el Frente de Todos aún se debe –y le debe a la sociedad– una definición sobre cuál será la estrategia oficial para contener los precios antes de que, a dos años vista, las urnas vuelvan a abrirse. El resultado de los comicios legislativos y la relación de fuerzas que emergerá de ellos –más cristinista, más albertista– será el elemento definitorio de ese debate.
No todo lo que está en juego se dirime en términos de oficialismo y oposición.