SOCIEDAD MACRI ¿SIN MAURICIO?

SOCMA 2021: cal y arena con el Gobierno, guerra familiar y una apuesta a 220V

Puja con Zannini por el Correo y flirtea con Kulfas para fabricar autos eléctricos. Petróleo, huida del Estado, intrigas de clan y el otro yo del expresidente.

El proyecto de inversión con capitales chinos para fabricar autos eléctricos en el país despertó el interés del Gobierno. Primero, del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Luego, de su secretario de Industria, Ariel Schale. Aprovechar autopartes nacionales y agregarle valor al desarrollo del litio va en línea con una de las ambiciones desarrollistas del Ejecutivo. Hubo buena sintonía y promesas de seguir trabajando y el grupo nacional que acercó la iniciativa quedó a la espera de la ley de electromovilidad, que impulsará este tipo de emprendimientos. Esta serie de reuniones sería una más de las tantas que mantienen representantes de empresas y del funcionariado, excepto por una cosa: el grupo local que impulsa el joint venture con la firma china es Socma, la empresa de la familia del expresidente Mauricio Macri.

 

El holding de Franco Macri empezó su declive a comienzos de siglo con el Correo, la disputa que hoy lo tiene en el centro de la agenda política y judicial y por la que el procurador del Tesoro, Carlos Zannini, pide su quiebra. El grupo empresario de la familia del exmandatario supo ser uno de los tres más importantes del país en los noventa, con una facturación superior a los 2.000 millones de dólares anuales. Ahora puja para reconvertirse y mostrarse alejado de la política mientras surfea batallas familiares y en tribunales. En la empresa citan una frase que atribuyen a Franco, pero que suena contradictoria con el crecimiento de su fortuna al calor de la obra pública: "Cuando la política y los negocios se mezclan, nada bueno pasa".

 

¿Qué queda de ese holding asociado a la obra pública, a la automotriz Sevel, a Pago Fácil, a Movicom, a la expansión trunca en Brasil, las autopistas y la privatización del Correo? Por un lado, el juicio con el Estado, que en la empresa consideran teñido de política, mientras esgrimen informes de síndicos que, dicen, muestran que incumplimientos del propio Estado con la empresa privatizada detonaron el impago de los cánones y la deuda del grupo, de más de 500 millones de dólares. La historia oficial de Socma dice que Franco reestructuró esos pasivos con negociaciones con los bancos y ventas de activos y que el grupo volvió a empezar, mientras que el Estado se quedó con la inversión que los Macri habían hecho en la empresa postal.

 

En la actualidad, Socma no es una pyme, como dice Mariano Macri, el hermano que pelea en la Justicia contra Mauricio y Gianfranco, al que acusa de prestanombre del expresidente. Gianfranco es el accionista más presente en la compañía y el descendiente de Franco con más participación: al haber comprado el 20% que Mauricio les cedió a sus hijos, Gianfranco se hizo con el 40% del grupo. Los hermanos Mariano y Florencia tienen 20% cada uno y los herederos de Sandra, el otro 20%. En la empresa dicen que Mauricio está totalmente corrido de los negocios familiares e intentan separar al holding de la política. Mariano, en cambio, afirma que el expresidente -sin participación formal- influye en alianza con Gianfranco y que a ellos responde el CEO, Leonardo Maffioli.

 

El grupo tiene unos mil empleados distribuidos en cuatro grandes ramas de negocios: la automotriz, con la importación y venta de vehículos chinos Chery, JAC y DFSK a través de una treintena de concesionarios; la provisión de servicios a productoras de gas y petróleo en Vaca Muerta y otros yacimientos, con las compañías GOS (Green Oil Services), GEA y Quinpe; la recolección y el tratamiento de residuos industriales en Uruguay y desarrollos agropecuarios para producir granadas y limones en Salta.

 

La importación de autos chinos viene en declive por las mayores trabas a la exportación. Según datos de la Asociación de Concesionarios (ACARA), ingresaron al país 2.011 vehículos Chery en 2019 y 1.332 en 2020. En lo que va de 2021, la venta de estos autos cayó 19,8% anual. Pero Socma quiere desarrollar con su socio chino el auto eléctrico de fabricación nacional. El CEO del grupo, Maffioli, les llevó el proyecto a los funcionarios y estos se interesaron en la inversión, que se haría en el norte de la provincia de Buenos Aires una vez votada la ley de electromovilidad. Socma y Chery también atrajeron la atención del embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, que recorrió las plantas de la automotriz en aquel país.

 

Con la caída de las importaciones, la venta de autos made in China dejó de ser el negocio principal de los Macri. El declive comenzó en 2018, con la corrida cambiaria que Mauricio no supo detener y le costó el gobierno. En paralelo, aumentó el peso de los negocios petroleros y el tratamiento de residuos en Uruguay, algo que la empresa quiere traer a la Argentina, pero si encuentra clientes en el sector privado. La pandemia ayudó a mejorar la caja en el país vecino, donde Socma trata residuos hospitalarios.

 

La caja de Socma tuvo sus inyecciones de dólares en los últimos años con ventas que también tuvieron sus capítulos judiciales: las de parques eólicos y el 7% que retenían del Acceso Norte. Con los parques, Socma es investigada por haber comprado barato y vendido caro durante la presidencia de Macri. La compra de parques a Isolux, que atravesaba una quiebra en España, y su posterior venta a la china Goldwin y a Genneia (de la familia Brito) habrían reportado una diferencia de al menos U$S15 millones. En su descargo judicial, la empresa dice que ganó plata, pero que en el medio saldó deudas y realizó inversiones, por lo que la renta fue inferior a ese monto. Con Autopistas, se discute que la venta se produjo luego de que el gobierno de Macri extendiera la concesión, que vencía en 2020, hasta 2030. La causa que investigaba a Socma se cerró, pero no la que persigue a los funcionarios que firmaron las prórrogas. La empresa dice haber mostrado en sede judicial que la venta fue a un precio inferior al de la cotización pública de las acciones. Maffioli, el CEO, se hace cargo de ambas decisiones: dice que convenció a la familia de salir de negocios que tengan al Estado como contraparte.

 

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