"Somos la primera provincia que va a tener aceite de cannabis elaborado en un laboratorio público", afirma, sacando pecho, Esteban Robaina, director del Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF) de Santa Fe, que produce medicamentos, entre ellos el misoprostol, y, en breve, productos a base de cannabis, para el sistema de salud pública. Después de las trabas que pusiera el gobierno de Cambiemos al acceso de la materia prima con la política de la exministra de Seguridad Patricia Bullrich, el desarrollo metió tercera y en dos meses estará disponible el primer lote del aceite terapéutico para distribución gratuita y exclusiva dentro de la red de salud de la provincia. Pero todo el proceso podría ser aún más ventajoso si se convirtiera en ley el proyecto para desarrollar las industrias del cannabis medicinal y el cáñamo que presentó el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, al tener oferta local de los insumos.
Santa Fe fue pionera en incorporar al formulario terapéutico provincial medicamentos hechos a base de cannabis a partir de la ley provincial 13.602, que se reglamentó en abril del 2017. Con poca diferencia, el Senado de la Nación aprobó el marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y paliativo del dolor de la planta de cannabis.
Desde entonces, el LIF puso manos a la obra, con pedidos a autoridades nacionales para adquirir el insumo y avanzar en el desarrollo de derivados con fines terapéuticos, puntualmente el aceite medicinal. Cuatro años después, el frasquito de 35 mililitros tendrá el Made in Santa Fe pegado.
Sin embargo, no fue sencillo el avance durante los años del gobierno de Cambiemos, principalmente por los obstáculos que el Ministerio de Seguridad, dirigido por entonces por Bullrich, ponía al ingreso al país de la materia prima para la etapa de investigación y desarrollo de aceites en el marco de su rígida política de persecución al consumo. De hecho, el LIF recibió una donación de flores de cannabis por parte de Uruguay para implementar el proceso, pero el pequeño cargamento nunca pudo llegar a destino.
La política local acompañó todo el proceso. El gobernador Omar Perotti adelantó los planes del LIF en la apertura del período de sesiones ordinarias de la Legislatura. El aceite no se comercializará en farmacias, sino que sólo se destinará de manera gratuita y exclusiva al sistema de salud pública y de IAPOS, la obra social del personal de la administración pública provincial.
De la planta al frasco
En esta primera etapa, se importan los insumos y principios activos desde Estados Unidos para fabricar el aceite en Santa Fe, pero con el tiempo se buscará realizar el proceso completo en la provincia. Es ahí cuando las aspiraciones santafesinas conectan con el proyecto que presentó el Gobierno nacional para regular el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial.
En pocas palabras, el marco regulatorio para que privados produzcan cannabis se ensamblaría directamente en el proceso del laboratorio santafesino. “Como laboratorio compramos principios activos para cualquier medicamento y después lo formulamos. En este caso es igual: una vez que se desarrolle la industria del cannabis en la provincia como proyecta la ley, con pymes y productores que puedan proveernos de la materia prima, somos los potenciales compradores para el desarrollo”, explicó Robaina a Letra P.
Además, el laboratorio y el Ministerio de Producción, Ciencia y Tecnología avanzan en un convenio con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) para tener plantación propia, en principio de manera experimental, algo que también va en línea con el proyecto de ley que espera disparar un sector capaz de generar, al menos, U$S450 millones al año, según estimaciones oficiales.