LA ROSCA DEL FIN DEL MUNDO

La universidad fueguina, un espejo de la interna política provincial

Un biólogo repatriado desplazó a un histórico del peronismo al frente de la casa de estudios de Tierra del Fuego. La mano de Melella sobre un sillón codiciado.

Las elecciones para elegir al nuevo rector de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNDTF) se resolvieron por apenas dos votos el 19 de mayo pasado. La Asamblea donde están representados los claustros de docentes, estudiantes y graduados y el personal técnico administrativo consagró al frente de la casa de estudios más austral del país a Daniel Fernández, un científico repatriado por el Programa Raíces. El biólogo se impuso a la fórmula que apoyaba su antecesor en el cargo, José Castelucci, un histórico militante peronista que, si bien admite que las derrotas son multicausales, asegura que su enfrentamiento con el gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, fue clave en el armado opositor que lo desplazó del cargo.

 

La interna de la universidad creada en 2009, que hoy cuenta con alrededor de 3.000 alumnos, se calca sobre las tensiones políticas que mantienen en la provincia el mandatario de Concertación Forja enrolado en el Frente de Todos y los intendentes camporistas de las dos grandes ciudades fueguinas: Walter Vuoto, de Ushuaia, y Martín Pérez, de Río Grande. Todos se reconocen alineados con el oficialismo a nivel nacional, pero las cuitas locales pesan fuerte en el día a día; una afirmación que vale tanto para las autoridades distritales como para las académicas.

 

Defensor de la gestión de Vuoto, Castelucci asumió como rector al mismo tiempo que Cambiemos llegaba a la Casa Rosada. “Fue una situación muy compleja y hubo un embate muy fuerte del macrismo contra las universidades. Fueron cuatro años muy difíciles. Les pusimos el cuerpo y pudimos dejar una universidad en marcha y con muchos beneficios. Después de todo eso, cuando quisimos hacer elecciones, la oposición judicializó y tuvimos que gestionar en pandemia”, evalúa el ingeniero, graduado en la Universidad Nacional del Centro, que llegó a Ushuaia en 1985 después de haber estado preso durante la última dictadura cívico militar.

 

El enfrentamiento con Melella comenzó después de las elecciones de 2017. Hasta ese momento, prevalecía la concordia entre el entonces rector y el gobernador, pero Castelucci afirma que un conflicto que derivó en la toma de la universidad fue respaldado por Melella y por la exgobernadora Fabiana Ríos, que asistieron a quienes protagonizaban el reclamo. Además, Castelucci sostiene que fue cuestionado por su identidad política luego de haber otorgado el Doctorado Honoris Causa a las abuelas Estela de Carlotto y Taty Almeida y por haber repudiado el golpe de Estado a Evo Morales en Bolivia.

 

El flamante rector, que junto a la filósofa Diana Viñoles venció a la fórmula de Francisco Huertas y Claudia Clas impulsada por Castelucci, tiene una mirada crítica sobre la gestión de su antecesor, aunque acuerde en algunas cosas. Fernández asegura que él mismo votó en el Consejo Superior a favor de los repudios y distinciones que evoca Castelucci. También concuerda en que “coincidir con los años del macrismo, para una universidad pública no puede ser bueno”, y remarca como el mejor momento para la ciencia a los gobiernos kirchneristas.  

 

Fernández es uno de los científicos que se vio obligado a emigrar en el año 2000 debido a la crisis y la falta de trabajo en Argentina. Su primer destino fue Escocia, donde vivió dos años junto a su familia. Después se trasladó a Estados Unidos. Especializado en biología marina, recursos naturales renovables y en la producción animal y la pesca, de regreso al país se integró al Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic), donde se convirtió en investigador principal. Desde 2015 hasta que asumió como rector, el 26 de mayo último, se desempeñó como director de este instituto dependiente del Conicet.

 

“Propongo un proyecto de universidad. Es lo que no veía en la gestión de Castelucci, porque respondía a los proyectos partidarios de la gobernación, la municipalidad o la Nación sin un claro proyecto universitario. Si estoy a cargo, mi proyecto principal es la universidad. Después, tengo que colaborar a otros niveles con los distintos gobiernos y la idea de país que tengo yo y el grupo que accedió a conducirla conmigo”, grafica Fernández.

 

A la hora de las definiciones políticas coyunturales, el rector de la UNTDF no cree que en un año electoral “la universidad tenga que meterse en el centro de la batalla”. En un tiro por elevación a su antecesor, afirma: “Estamos para tener una mirada que aporte a todos los gobiernos de la provincia. Podemos tener afinidades, pero la universidad no está para ser punta de lanza de ningún municipio; estamos para complejizar, que esas discusiones tengan otra mirada, otra variable”.

 

Por su parte, Castelucci reivindica "el vínculo de la universidad con el territorio" y se define como un militante político de los 70 que hoy se referencia en un espacio docente de la CTA que lidera Hugo Yasky. Reconoce a la exgobernadora Rosana Bertone como “una compañera” y apuesta a que Vuoto se convierta en el próximo gobernador de Tierra del Fuego, ya que asegura que hizo una “excelente gestión, que cambió la ciudad” de Ushuaia, “en la que fue reelecto con el 55% de los votos”. 

 

La UNTDF tiene sedes en Río Grande y Ushuaia y una tercera en desarrollo en Tolhuin, el más joven de los tres municipios de la provincia del fin del mundo, que presta un espacio para el dictado de una diplomatura y cursos de extensión a poco más de 2.976 kilómetros de la Capital Federal.

 

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