"Estamos llegando a un punto donde yo esperaba que ya tuviéramos la ley, pero habrá que esperar una semana más", se lamentó este viernes el presidente Alberto Fernández para asumir que la intención con la que inició la semana se deshizo cuatro días después. El lunes le pidió a sus diputados que pisaran el acelerador con el proyecto que establece parámetros epidemiológicos para aplicar restricciones durante la pandemia. La instrucción tuvo un alcance a medias: el Frente de Todos logró darle dictamen este jueves, pero no pudo llevar el semáforo sanitario al recinto porque no cuenta con los votos necesarios para aprobarlo. Panorama muy sombrío para cumplir con el pedido del Presidente.
"Espero que nos podamos poner de acuerdo en cómo actuar, mientras tanto seguiremos prorrogando la decisión que hemos tomado nosotros", cintureó Fernández el viernes después de ponerle el gancho electrónico al DNU 287, que actualiza las restricciones hasta el 25 de junio. El oficialismo tiene otras dos semanas para que Fernández no tenga que firmar otro decreto. El intento de llevarlo al recinto dejó dos saldos previsibles. El positivo fueron las 36 firmas que tuvo el dictamen de la mayoría, con la inclusión del titular del interbloque del lavagnismo, Eduardo Bucca, que firmó en disidencia. El negativo es el mapa de voluntades adversas que dejó el plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Salud, con un primer dictamen de minoría que contó con 32 firmas de Juntos por el Cambio y un segundo dictamen de la diputada de Consenso Federal, Graciela Camaño, que a diferencia de su compañero Bucca, se opone a la delegación de facultades de las provincias al Ejecutivo para restringir, entre otras actividades, las clases.
La proyección de esas posiciones en el recinto es perdidosa para el FdT. Sólo cuenta con sus 118 voluntades, las seis del interbloque de Unidad y Equidad para el Desarrollo que encabeza el mendocino José Luis Ramón y los dos del bloque Justicialista que encabeza Bucca, acompañado por Andrés Zottos. En este caso la frazada no alcanza. Están a tres votos del quórum necesario y las chances por alcanzarlo son muy escasas, pero ponen a prueba la muñeca del presidente del bloque, Maximo Kirchner, y del titular del cuerpo, Sergio Massa, para conseguir los votos que faltan.
Con los dos dictámenes de minoría, los posibles aliados de los bloques del lavagnismo tienen una salida elegante para no acompañar al oficialismo. La atención se concentrará en bloques más pequeños, como Acción Federal, que conduce el riojano Felipe Álvarez y contiene al santacruceño Antonio Carambia. También en los dos votos de Izquierda Socialista y en el monobloque del Movimiento Popular Neuquino, de Alma Sapag, pero ambas fuerzas ya anticiparon que se opondrán. La tucumana Beatriz Ávila, del Partido por la Justicia Social, sostiene lo mismo.
El amague también permitió medir la temperatura de JxC por fuera del Congreso. El jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta prendió la alarma cuando supo del pedido presidencial y siguió en detalle la guerra de rumores sobre una eventual sanción exprés. En el medio sus funcionarios tuvieron contactos con el riojano Álvarez para sondear su posición. Algunos incluso hablan de una visita cordial del diputado a las oficinas vidriadas que están detrás del Parque de los Patricios. No son desconocidos con Larreta, porque Álvarez fue parte del interbloque de JxC hasta fines de octubre, cuando votó el Presupuesto 2021 y comunicó su independencia. Luego, recibió a Carambia que antes dejó el espacio de Ramón.
Si esos contactos derivan en la pérdida de dos votos muy necesarios para el oficialismo, la mira volverá sobre el lavagnismo. Los cuatro miembros del bloque Córdoba Federal, que responden al gobernador Juan Schiaretti, sostienen que el dictamen de mayoría contradice la constitución cordobesa y respaldarán el dictamen de Camaño. Tal como contó Letra P, el titular del bloque de Consenso Federal, Alejandro "Topo" Rodríguez, sostiene que antes de aprobar la ley es necesaria la firma de un pacto federal con todos los gobernadores, algo parecido a la lectura del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, que considera que la futura ley tiene que ser ratificada por las legislaturas provinciales. El mandatario es uno de los tres caciques que tiene el radicalismo y confirma que no hay posiciones unánimes dentro de JxC sobre el semáforo epidemiológico. Hay matices por fuera del dictamen de minoría y también diputadas y diputados del macrismo que coinciden con la lectura de Rodríguez sobre la pertinencia de un pacto que permita evitar nuevas controversias que lleguen a la Corte.
Sobre esos carriles se moverán los negociadores del oficialismo para encontrar una salida al proyecto del semáforo epidemiológico, en una pulseada que ya es un desafío político para el Presidente.