Con leyes de paridad en casi todas las provincias del país (sólo faltan Tucumán, Tierra del Fuego y Corrientes), empiezan a plantearse otros desafíos para las mujeres en la política, no necesariamente novedosos pero sí sustanciales a la hora de avanzar en la representatividad institucional.
El primero tiene que ver con que el efecto de la participación política paritaria en ámbitos legislativos no se derrama en los cargos ejecutivos. Un informe sobre paridad que incluye un relevamiento federal de concejos deliberantes, realizado por la Secretaría de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior, da cuenta de que, en promedio, en la Argentina, las mujeres en los órganos legislativos comunales alcanzan un 40%, mientras que, en las intendencias, representan sólo un 12% del total.
“El promedio nacional de Argentina es más bajo que el promedio regional de intendentas que es del 15%”, sostiene la subsecretaria de Asuntos Políticos, Victoria Tesoriero, y destaca que es posible ampliar las acciones afirmativas fuera de los espacios electivos: el 22 de octubre del año pasado, Santa Fe sancionó su Ley de Paridad, que incluye el principio de paridad de género para la integración de los tres poderes, además de partidos políticos y otros entes públicos, y lo mismo hizo Entre Ríos unas tres semanas después, dejando atrás una de las normas más atrasadas del país, que imponía un cupo sólo del 25% en los órganos legislativos. Además de estas dos provincias, sancionaron sus leyes de paridad durante 2020 La Pampa, La Rioja, San Luis (aprobada por unanimidad y con la disposición transitoria de que para 2021 y 2023 las boletas de candidaturas a la Cámara de Diputados provincial deberán ser encabezadas por mujeres), Jujuy y San Juan; lo hicieron en emergencia sanitaria, gracias a las alianzas entre referentas de diferentes espacios políticos y partidarios.
Otro de los retos principales tiene que ver con garantizar que la paridad sea efectiva. La inequidad se acentúa, en aquellas provincias cuyo ámbito legislativo está partido en dos, en las cámaras de senadores. De las ocho provincias con estas características, cinco tienen un porcentaje de senadoras menor al 25% y, en algunos casos, igual a cero (Catamarca). Neuquén y Chubut son las dos legislaturas unicamerales con mayores porcentajes de legisladoras: 48,57 la primera y 48,15 la segunda. El análisis es bastante sencillo: las cámaras altas tienen menos bancas para repartir y las mujeres no suelen encabezar las listas. Esa es la “trampa”: aunque se cumple con los criterios de paridad, secuencialidad y alternancia, los varones siguen teniendo más posibilidades de ser electos, sobre todo cuando se trata de fuerzas partidarias minoritarias. “En aquellas provincias donde existen leyes de paridad que no se traducen en resultados, proponemos la implementación de mecanismos electorales que garanticen que las candidatas encabecen las listas”, dice el informe.
En la provincia de Buenos Aires
Además del relevamiento nacional, la subsecretaría de Tesoriero hizo foco en la provincia de Buenos Aires, el distrito más grande del país, pionero en paridad electoral, con una norma aprobada en 2016 y aplicada por primera vez en las elecciones de medio término de 2017. Allí, la aplicación de la norma implicó 20 puntos acumulados a favor de las mujeres entre las dos elecciones con listas paritarias. En 2017 ingresó casi el doble de diputadas que en 2015. En el caso de las senadoras, hubo un crecimiento más moderado, de un 28,6%. Para las elecciones de 2019, las mujeres sumaron casi diez puntos en cada cámara: de 37% en 2017 a 48% de diputadas en 2019 y, en el caso del Senado, de un 33% de senadoras en 2017 a 43% en 2019.
El derrame llega a los concejos deliberantes, donde, del total de 2.200 bancas, luego de las elecciones de 2019 todas las secciones electorales, con excepción de la Séptima (42%), superan el 45% de mujeres concejalas.
El problema, claro, es el mismo que en el resto del país: la igualdad en la representación legislativa no se refleja en la gestión ejecutiva: en cinco secciones electorales no hay ni una sola intendenta y son sólo seis en 135 municipios: un 4%, ocho puntos menos que el promedio nacional. Mariel Fernández, de Moreno, en la Primera; Mayra Mendoza, de Quilmes; Blanca Cantero, de Presidente Perón, y Marisa Fassi, de Cañuelas, en la Tercera, y María Celina Gianini, de Carlos Tejedor, y Érica Revilla, de General Arenales, en la Cuarta completan el escasísimo número de titulares de ejecutivos municipales en la provincia.
Un piso, no un techo
La buena noticia de que la Legislatura bonaerense esté a punto de alcanzar la paridad genera una nueva preocupación. “Eso puede poner un límite -advierte Tesoriero-, sobre todo si se tiene en cuenta que en los partidos políticos el padrón femenino es mayoritario y en las organizaciones sociales también la mayoría son mujeres. No queremos que nada limite nuestra participación en las listas ni en ningún otro espacio de poder”.
Según releva el informe, de los 41 partidos políticos nacionales, 27 cuentan con más de un 50% de afiliadas. En ese grupo están el Partido Justicialista, la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista y el PRO. Esta participación no se refleja luego en la confección de las listas ni en la representación de los órganos partidarios (la mayoría de los apoderados y presidentes son varones) ni en la formación o el acceso al financiamiento de campaña.
"Una verdadera democracia paritaria" propone el informe del Ministerio del Interior. Esto se traduce en que cualquier acción afirmativa debe ser integral. "Es necesario acompañar a las mujeres mediante programas de formación, capacitación, liderazgo y financiamiento. Sólo de esta forma se podrá lograr el empoderamiento y la generación de cambios reales en las dinámicas de poder de los gobiernos y partidos", señala el informe.