La asesora presidencial Cecilia Nicolini tuiteó: “Hoy llega un avión desde Moscú con 800 mil vacunas al mando de la pilota Fernanda Coronel”. Le agregó los hashtags #MujeresGobernando y #SeguimosVacunando y etiquetó a la ministra de Salud, Carla Vizzotti, que esperaba el vuelo en el Aeropuerto. En menos de 280 caracteres mostró la importancia de las mujeres funcionarias del Gobierno en la gestión de vacunas contra el COVID-19.
Nicolini es la artífice principal de la relación con Rusia para el abastecimiento de vacunas Sputnik V, una conversación que le fue delegada primero a ella y que después siguió con la entonces secretaria de Acceso a la Salud cuando ambas viajaron a ese país en diciembre de 2020.
De este último viaje, acompañada por el ministro de Economía, Martín Guzmán, la asesora presidencial regresa con el anuncio conjunto del presidente Alberto Fernández, de Kirill Dmitriev, director ejecutivo (ceo) del Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF), y de Marcelo Figueiras, presidente del laboratorio local Richmond de que la Argentina será el primer país en la región en producir la Sputnik V.
En la pista de aterrizaje también hay una mujer: Vanesa Piesciorovski, titular del Correo Argentino, responsable de la distribución de las dosis en todo el país.
Nicolini, de perfil bajo y una de las fundadoras del colectivo Mujeres Gobernando, fue asumiendo un papel cada vez más relevante en la gestión de la pandemia. En los inicios de la emergencia sanitaria, se enfocó en la articulación entre Salud e Industria para la producción de elementos de protección personal contra el COVID, el desarrollo de kits de detección y la fabricación de respiradores, y en la coordinación de los primeros insumos que llegaban desde China.
En el proceso que termina con la vacunación de la población, también interviene la Dirección General de Aduanas (DGA), a cargo de Silvia Traverso, con la responsabilidad sobre los operativos de control en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza de los ingresos al país de las más de 8,9 millones de dosis de vacunas para el COVID-19 que llegaron desde Rusia, India, China y Holanda. La Aduana, además, depende de la AFIP, cuya titular es otra mujer: Mercedes Marco del Pont. La responsabilidad del ingreso de las personas que arriban al país en plena pandemia recae, también, sobre una mujer: Florencia Carignano, la directora de Migraciones.
En estos días, la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, volvió a convertirse en vocera del Gobierno, un papel que había asumido para defender el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Ahora le toca hacer uso de su templanza y capacidad docente para explicar los alcances del DNU presidencial que restringe actividades –y clases presenciales- en el AMBA y responder sobre la judicialización del Gobierno de la Ciudad. Pero se sabe que está al tanto de las diversas conversaciones del Estado nacional con los distintos productores de vacunas. Hace pocos días, Ibarra afirmó que "siguen abiertas las puertas" para la negociación con la empresa Pfizer para la compra de vacunas. Ella misma se había reunido en diciembre con representantes de la compañía farmacéutica para reflotar el diálogo por el anunciado millón y medio de dosis y encontrar una propuesta que contemplara los intereses nacionales y las pretensiones del laboratorio.
Aunque no hubo detalles sobre las razones por las que se cayó el acuerdo con Pfizer por cuestiones de confidencialidad, el exministro de Salud Ginés González García dijo en febrero pasado, en la Comisión de Salud de la Cámara baja, que la empresa se había portado “muy mal” con la Argentina: "Queríamos adecuarnos a cualquier condición, pero a cualquiera que no significara resignar la soberanía y mucho menos cambiar las leyes. Pero la intolerancia fue tremenda", contó el exministro. Según reveló una investigación liderada por el Bureau of Investigative Journalism, con sede en Londres y el apoyo del medio de investigación Ojo Público, desde Perú, Pfizer “intimidó” a los gobiernos latinoamericanos, entre otros, a los de Argentina y Brasil en las negociaciones de la vacuna contra el COVID-19 y pidió a algunos países que pusieran sus activos soberanos -que incluyen edificios de embajadas y bases militares- como garantía contra el costo de futuros casos legales.
La reciente visita del enviado del presidente norteamericano Joe Biden a Buenos Aires ilusiona como para especular con que una negociación que estaba muerta resucite de a poco.
Atrás parece haber quedado la escena de diciembre de 2020, cuando Nicolini, Vizzotti y las inspectoras de la ANMAT que formaban parte del vuelo hacían la cola en Ezeiza para hacerse el test PCR mientras el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y González García posaban para las fotos con el cargamento de vacunas. Hoy ambas –amigas cercanas desde entonces, se las vio juntas con sendos pañuelos verdes cuando la Cámara de Diputados aprobaba la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo- aparecen en la foto oficial que envía Presidencia junto con Figueiras, el dueño de Laboratorios Richmond.
Fernanda Raverta en la ANSES, Luana Volnovich en el PAMI, Cecilia Todesca en la Jefatura de Gabinete, Mercedes D’Alessandro en la Dirección de Economía y Género, Paula Español en la Secretaría de Comercio Interior, y, claro, Elizabeth Gómez Alcorta desde el Ministerio de las Mujeres, entre otras funcionarias de primera línea, articulan políticas para paliar el impacto de la pandemia, que es mayor en las mujeres, adolescentes, niñas y niños. Representan una minoría en el gabinete nacional y en las secretarías y subsecretarías rondan un 36%. Todavía falta para alcanzar la paridad. Y así como la pandemia profundiza aún más las brechas de género, visibiliza también la capacidad de gestión de las mujeres en los puestos de decisión. A diferencia de muchos varones, ellas sí se ganaron su lugar en la foto.