“¿Ginés o Marcelo Gallardo?”, le preguntaron hace sólo un par de meses en Ahora quién podrá ayudarnos, el programa que conduce Ernesto Tenembaum en Radio con Vos. Y la médica infectóloga Carla Vizzotti, recién asumida en su cargo de secretaria de Acceso a la Salud del entonces recién elevado a Ministerio de Salud, respondió: “En este momento del país, Ginés; Marcelo puede solo”. Esa frase reúne dos de sus principales pasiones: la salud y River. Hoy, Vizzotti (de 47 años, recibida en la Universidad del Salvador en 1997 y especializada en Medicina Interna en la UBA) es quien está al frente de la crisis sanitaria provocada por la irrupción del coronavirus en la Argentina (y en el mundo). No sólo protagonizó la conferencia de prensa de principios de la semana pasada –en la que se anunciaron las primeras medidas para combatir la enfermedad epidémica–, sino que participa en la mesa chica de las decisiones del Gobierno y también está presente en las conversaciones con los ministros provinciales.
El Gobierno confirmó este viernes por la noche la designación de la médica infectóloga Carla Vizzotti como nueva ministra de Salud de la Nación en remplazo de Ginés González García, a quien el presidente Alberto Fernández le pidió la renuncia luego de que se revelara que un grupo de personas, entre las que se encontraba el periodista Horacio Verbitsky, recibió de manera irregular la vacuna contra el Covid-19 en la sede de la cartera sanitaria.
Siempre del lado Ginés González García de la vida, la describen quienes la conocen. Trabaja codo a codo con el funcionario desde hace más de diez años y lo reconoce como su líder político. Fue él quien la llevó a la función pública en 2007, a la Dirección de Enfermedades Inmunoprevenibles, y cuando el entonces y actual ministro de Salud se fue como embajador a Chile, continuó por casi nueve años.
A pesar de ser una referente absoluta en vacunación (durante su gestión se amplió el calendario hasta alcanzar las 19 vacunas gratuitas y obligatorias con la consecuente disminución en un 80% de las muertes de bebés por tos convulsa, y desde 2007 no se hacen trasplantes de hígado por hepatitis), Jorge Lemus, el primer ministro de Salud del gobierno de Mauricio Macri, degradó su dirección, le quitó el 35% de su planta de empleados y puso a personas por encima de ella que, afirman quienes estuvieron cerca, “no le llegaban ni a los talones”. Para Carla fue una sorpresa: con el apto médico ya hecho, la llamaron para avisarle que la desvinculaban, por “una cuestión política”.
“Las vacunas son gratuitas porque son un signo de equidad y responsabilidad del Estado nacional; y son obligatorias porque representan un bien social que está por sobre el bien individual”, dijo cuando le dieron el título de profesora honoraria en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), en junio del año pasado. Antes de irse del ministerio, en 2016, había dejado listo el calendario de vacunación de 2017, con más vacunas incluidas. Ya empezaban a perfilarse algunos problemas con la provisión de antirretrovirales y de preservativos. Y, finalmente, en su regreso al ministerio, acompañó a Ginés en la liberación de los 12 millones de vacunas que permanecían embargadas en la Aduana de Ezeiza.
Desde fuera de la gestión pública vio cómo muchos de sus esfuerzos empezaban a deshacerse, fruto de la desinversión y omisión de la cartera de Salud, convertida en secretaría en el último tiempo del gobierno macrista. “A mí lo que me da mucha angustia e impotencia es la falta de empatía hacia el otro; no sólo del gobierno, sino de parte de la sociedad, como si estuvieran viendo otra película”, sostenía en una nota de Tiempo Argentino en 2018.
Ginés la llevó a su primer gabinete y la recuperó en 2019, tras ser echada por Lemus.
“Tiene un gran sentido del humor”, cuentan en los pasillos de la Fundación Huésped, donde trabajó en estos últimos años, además de presidir la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología. De rulos difíciles de dominar –mucho más cuando tiene que trabajar más de 12 horas diarias–, quienes pasaron la noche del 13 de junio de 2018 en el Salón de Pasos Perdidos de la Cámara de Diputados, esperando la votación sobre el proyecto de legalización del aborto, la recuerdan despeinada, dormitando de a ratos sobre alguna de las mesas disponibles junto con Leandro Cahn, director ejecutivo de la Fundación. Hoy las reuniones de especialistas la vuelven a sentar al lado (o cerca, a un riguroso metro de distancia) de Pedro Cahn, quien la convocó a Huésped.
El año de su salida de la función pública conoció a Tenembaum y, el año pasado, el periodista la convocó para que hiciera una columna semanal en su programa. “La conocí a Carla por una injusticia que sufrió: ella armó el plan de vacunas durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y siguió trabajando en el Ministerio de Salud durante el gobierno de Macri, con el costo que eso implicaba. Pero Lemus la despidió.” Así la presentaba Tenembaum en una entrevista a pocos días de asumir su nuevo cargo. Y agregaba: “Me entristece que no esté en el programa y me alegra que esté en el Gobierno”.
Su biografía de Twitter, red en la que no se expresa desde el 3 de enero, dice: “Secretaria de Acceso a la Salud. Ministerio de Salud de la Nación. Optimista por naturaleza... integrante de un gran equipo”.
Carla Vizzotti no maneja con firmeza sus rulos pero entre sus pares y en su equipo hay coincidencia sobre su solidez para el manejo de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus: “Es templada, tiene mucho respaldo y la capacidad de tomar decisiones con mirada estratégica”, dicen. Y dicen más: “Es difícil pensar en alguien más idóneo que Carla para estar al frente de una situación como ésta, desde el punto de vista de política sanitaria”. Y alguien arriesga: “Es la próxima ministra de Salud”.