Si hay un lugar donde se le hace difícil hacer pie al gobierno de Omar Perotti es la Legislatura. Allí juega de visitante y en minoría en ambas cámaras. Las negociaciones legislativas se le han tornado la piedra en el zapato de la gestión provincial. Una muestra de las dificultades que el gobernador santafesino tiene para lograr sus objetivos es la cantidad de iniciativas que envió para que fueran tratadas en sesiones extraordinarias y las que fueron aprobadas: de 21 proyectos de ley, solo cinco lograron la sanción definitiva, es decir, casi un 24% (dato relevado hasta el 14 de abril). En la Casa Gris acusan a la oposición de “trabar” expedientes clave, el Frente Progresista hace su partido y se siente cómodo y, por lo bajo, legisladores y legisladoras del oficialismo le comentan a Letra P que “el gobierno también comete errores no forzados”.
Más allá de la turbulenta relación que tiene el oficialismo con la oposición, sobre todo con el Frente Progresista -muy crítico con Perotti- y un sector disidente del peronismo en el Senado, hay un problema puertas adentro que tiene que ver con la comunicación y el trabajo en conjunto con los bloques propios de ambas cámaras. Aunque con matices, legisladores oficialistas del Senado y Diputados coinciden en que el Ejecutivo no los hace partícipes de una estrategia política, no baja línea ni indicaciones y “no rosquea”, le explica a este medio un asesor que conoce bien los pasillos de la Legislatura.
De los 21 proyectos elegidos por Perotti para las extraordinarias, se aprobaron cinco. Quedaron en los cajones de las comisiones iniciativas de fuerte peso político para el oficialismo, como el endeudamiento de 100 millones de dólares para conectividad, las leyes presentadas por el exministro de Seguridad Marcelo Sain y la extensión de los mandatos de los presidentes y presidentas comunales. ¿Por qué no prosperaron las iniciativas?, preguntó Letra P a distintos actores oficialistas de las dos cámaras y la respuesta sonó casi al unísono: “El gobierno pagó caro los errores producto de la falta de sintonía política con propios y con ajenos”.
El gobierno se defiende y asegura que, “por más diálogo que haya, el Frente pone palos en la rueda” a los proyectos centrales que pretende Perotti para su gestión. “Deben entender que hoy gobierna el peronismo”, le dice a Letra P un funcionario que recuerda las “complicaciones” que, considera, le generó Miguel Lifschitz al actual gobierno desde el inicio de la transición y con la aprobación del presupuesto para 2020.
Desde los bloques justicialistas reconocen que la situación mejoró con la asunción de Marcos Corach como ministro de Gestión Pública y de Roberto Sukerman como titular de la cartera de Gobierno. Aseguran que generó un mayor diálogo y que los nuevos funcionarios tuvieron algunas reuniones de trabajo, pero creen que aún falta. “El gobierno tiene una carencia política que repercute en la gestión; no es un problema de gestión, sino que ha hecho poca política”, analiza un legislador peronista. Desde la Casa Gris adelantan que el nuevo secretario de Gobierno, Oscar Urruty, llegó para tender puentes con el órgano legislativo.
El Senado es prácticamente un campo minado para el perottismo. Al opositor Frente Progresista se le suma el bloque peronista comandado por Armando Traferri, que le declaró la guerra política a fines de 2020. En ese recinto, Perotti tiene el bloque Lealtad conformado por senadores más cercanos a él, quienes rescatan que en las últimas semanas se reunieron con el ministro de Seguridad, Jorge Lagna; el de Desarrollo Social, Danilo Capitani, y el secretario de Justicia, Gabriel Somaglia, y ven esto como un avance en el vínculo, pero dejan entrever que hace falta una relación más fluida. El espacio hoy sólo tiene cuatro integrantes y ese número hace que el avance de algunos proyectos se dificulte. Por eso¨, trabajan para sumar más caras y la semana que viene podría haber novedades en este sentido.
En la Cámara baja, el peronismo solo tiene siete diputados sobre 50 y ninguno de ellos es un alfil del perottismo. Probablemente, sea por eso que no eligieron ese recinto como arena de debates. Allí se quejan de que el Ejecutivo no los hizo parte de la estrategia política: “No nos avisan de las leyes y nos enteramos de los proyectos cuando ya están en la cámara... es difícil”, cuentan a Letra P y coinciden en que con Corach y Sukerman la “cuestión gestual mejoró”, pero no alcanza.
En este contexto, el Frente Progresista aprovecha la situación que vive el Ejecutivo con sus bloques y también hace su juego según sus intereses políticos. El espacio mayoritario en la Cámara baja dice que la relación con el gobierno provincial es “muy mala o directamente nula” porque no hay un interlocutor claro ni una agenda. Un diputado le dijo a Letra P que el gobierno, al tener minoría legislativa, “debería consensuar los temas que manda a extraordinarias, algo que no ocurrió”. La Casa Gris retruca: “La sociedad nos eligió a nosotros y deberían dejarnos gobernar”.