En un clima atípico, con la calle desierta y un recinto semivacío, el presidente Alberto Fernández dará inicio este lunes al 139° período de sesiones ordinarias del Congreso, con un discurso que buscará poner el foco en la recuperación económica y darle una vuelta de página al escándalo del reparto irregular de vacunas, que marcó la peor semana del Gobierno.
El Presidente llegará al Congreso a las 11.50 y comenzará su discurso diez minutos más tarde, acompañado por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la presidenta provisional del Senado, Claudia Ledesma Abdala y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. La postal de la Cámara de Diputados será totalmente inusual para una asamblea legislativa. Por la pandemia, en el recinto habrá solamente 65 diputados y 25 senadores -menos de la mitad de los legisladores que hay habitualmente- y funcionarios del gabinete nacional. Los jueces de la Corte Suprema y gobernadores participarán de manera virtual y no habrá invitados especiales. Todas las personas habilitadas para ingresar debieron hisoparse. En ese operativo colectivo fue que, el viernes, se detectó el Covid positivo de la flamante ministra de Salud, Carla Vizzotti, que no estará este lunes en el Congreso. Por contacto estrecho con la ministra también debió aislarse el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
La frialdad del recinto tendrá su eco también afuera. Esta vez, rompiendo una tradición para el peronismo, no habrá movilización en la calle. Aunque un sector del oficialismo, liderado por los movimientos sociales y los intendentes, había organizado una marcha para mostrarle apoyo al Presidente en el momento más complicado de su gestión, después del escándalo de las Sputnik VIP, el propio Fernández dio de baja públicamente la convocatoria.
"Con mi sincera gratitud antes que nada, les pido que sigamos dando el ejemplo y que esta vez cada uno siga mi mensaje en forma remota. Desde sus casas o desde sus lugares de trabajo. La pandemia aún nos ataca. Nosotros cuidemos al prójimo aunque otros no lo hagan", escribió el Presidente el sábado vía Twitter. Pocas horas antes, la organización La Cámpora, que conduce Máximo Kirchner, se había diferenciado del resto del oficialismo y había llamado a sus militantes a "acompañar" al Presidente y a la vicepresidenta desde las casas y los celulares.
Como contó Letra P, el debate sobre la conveniencia de llamar a una movilización mientras la pandemia todavía está en curso estaba instalado dentro del Gobierno. Después del escándalo de las vacunas, de lo que la mesa chica del Presidente consideró como "el peor momento" desde que el Frente de Todos llegó a la Casa Rosada y de la marcha que la oposición había convocado para el sábado 27, un sector de la coalición directamente identificado con Fernández consideró que había que salir a la calle a mostrar "músculo político" y respaldo contundente en un momento de complejo.
Pero la negativa de La Cámpora, sumada a otras voces de Balcarce 50 que consideraron inoportuna la convocatoria, desde el oficialismo, cuando se espera una segunda ola de coronavirus, terminaron de desactivar la iniciativa.
Dentro del recinto el clima será tenso. Algunos de los líderes parlamentarios de la oposición, como Cristian Ritondo, Martín Lousteau y Mario Negri, que participaron de la marcha que el sábado último concentró al ala más dura de la oposición, estarán sentados en sus bancas frente al Presidente. En la previa, Juntos por el Cambio prometió que no llevará carteles de protesta al recinto y que se limitará a escuchar al Presidente "con gesto adusto", para mostrar descontento por el escándalo de las vacunas. "Espero que el Presidente hoy le hable a la Patria y no solo al Instituto Patria", dijo el presidente del interbloque de Juntos por el Cambio, Negri, al llegar al Congreso.
Sin militancia en la calle y con algunas facturas internas también dentro del oficialismo por la vacunación vip, Fernández hará un repaso de la respuesta del Estado frente a la pandemia e intentará hacer foco en la recuperación económica para trazar un horizonte positivo. En un año electoral, resta saber si el tono del discurso, que escribió junto al secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, y el titular de Argentina Futura, Alejandro Grimson, tendrá un tono conciliador y anti grieta o será más duro y parecido al mensaje que dio desde México, cuyo enojo sorprendió hasta a la propia Casa Rosada.