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El Día Después del huracán Ginés: el Gobierno, sentido y a los manotazos

Entre la rabia y el mea culpa, en Casa Rosada dicen que es tiempo de agachar la cabeza y mostrar gestión. Falta de lectura política y amiguismo, el combo letal.

Con el presidente Alberto Fernández de viaje en México, la Casa Rosada junta los platos rotos y, entre la bronca y el mea culpa, evalúa hasta dónde llegarán las consecuencias del escándalo por la aplicación irregular de vacunas que estalló el viernes y que derivó en la renuncia del exministro de Salud Ginés González García.

 

Todavía sacudida por la inesperada crisis política que generó la revelación, la plana mayor del Gobierno decidió el fin de semana blanquear el listado de todas las personas que se vacunaron a requerimiento del Ministerio de Salud. El presidente Fernández lo acordó antes de viajar con la nueva titular del área, Carla Vizzotti y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, que este lunes mantuvo al tanto de los detalles de la situación al primer mandatario vía telefónica.

 

En Balcarce 50 todavía se sentían las esquirlas del estallido y en todos los despachos se hacían análisis sobre la posible dimensión del escándalo, con divergencia de opiniones. “Es como un atentado. Recién estamos juntando los escombros”, apuntó un vocero ministerial. Mientras, en Presidencia, admitían el error, con resignación: “Ahora, a agachar la cabeza, aceptar el error y mostrar gestión. No se puede hacer otra cosa”.

 

La bronca se extendió a decenas de despachos y ministerios. “El Gobierno hizo un esfuerzo enorme por la pandemia. Ahora por unos vivos pagamos todos”, se lamentaba un funcionario de diálogo frecuente con el Presidente. Aunque las culpas se cargaron en su mayoría sobre el ahora exministro González García y su entorno, en particular su sobrino y exjefe de gabinete Lisandro Bonelli, en la lista de errores cometidos, la Casa Rosada admitía uno propio: no haber anunciado en su debido momento quién era el personal estratégico que debía vacunarse y por qué motivos, más allá de no formar parte de los grupos de riesgo.

 

“Faltó lectura política en ese punto. Se debió haber protocolizado esa información”, reconoció ante Letra P un funcionario con acceso al despacho presidencial. Aunque la polémica ya estaba desatada, en la Casa Rosada diferenciaban este lunes entre el personal considerado “estratégico” o que recibió la recomendación de vacunarse porque forma parte de la primera línea de gestión, y aquellas personas que fueron vacunadas de manera irregular, por “amiguismo” de González García.

 

En el primer grupo figuran, por ejemplo, el ministro de Economía, Martín Guzmán, que iniciará una gira por la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y los funcionarios del Ministerio de Salud, como el secretario de Calidad en Salud, Arnaldo Medina. Ambos están comprendidos en la definición de personal estratégico, incluido en el plan de vacunación que el Gobierno publicó el 23 de diciembre.

 

“Toda persona que desarrolle funciones de gestión y/o conducción y funciones estratégicas necesarias para adecuado funcionamiento del Estado, así como las personas pertenecientes con riesgo de infección o transmisión”, se lee en el instructivo. En ese universo también se incluyen los colaboradores más estrechos del Presidente, como el secretario de Comunicación, Juan Pablo Biondi, y el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello. Su vacunación, recomendada por el equipo médico de Fernández, no se informó públicamente. “Fue un error”, afirmó la misma fuente.

 

Diferente es, en cambio, la situación de aquellos incluidos en el listado de vacunados por gestión directa y amistad con González García, como el expresidente Eduardo Duhalde, su esposa, Hilda “Chiche” Duhalde, sus hijas, el empresario marplatense Aldrey Iglesias y su familia, y el periodista Horacio Verbitsky. La Casa Rosada apunta por ellos directamente al exministro y a Bonelli, con quien las relaciones venían desgastadas desde hace meses.

 

La bronca por los nombres escaló en todos los escalafones. En las últimas semanas, el Gobierno navegaba en aguas calmas, por iniciativa política propia y por el acierto en la apuesta por la vacuna Sputnik V, confirmado por la publicación de los resultados de los ensayos en la revista The Lancet.

 

Dos días antes del escándalo, un ministro de diálogo fluido con el Presidente, había considerado ante Letra P que la publicación en la prestigiosa revista científica había sido “un golpe mortal” para la oposición, que había quedado “totalmente descolocada” luego de haber intentado hacer “oscurantismo científico” con la vacuna. La taba se dio vuelta en pocas horas.

 

Aunque en la cúpula de la Casa Rosada creen que la acción “rápida” y “transparente” del Presidente ayudará a contener el impacto, queda claro que el golpe se sentirá, y que los daños solo podrán reducirse si el plan de vacunación avanza de manera consistente y sin sobresaltos, atado a la esperada recuperación económica. 

 

Este lunes, junto al equipo de comunicación del Presidente, Vizzotti decidió pasar rápido el mal trago y dio instrucciones para la publicación del listado “caiga quien caiga”, al tiempo que avanzó con Cafiero en la definición de cómo quedará el nuevo organigrama del Ministerio, tras la “limpieza” de funcionarios que dejó la salida de González García. Este martes presidirá por primera vez la reunión con el Consejo Federal de Salud (CoFeSa) y la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn). 

 

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