La petrolera de bandera nacional afronta este miércoles una instancia clave para encaminar la refinanciación de su deuda en dólares y así poder enfocar la mirada en el mediano plazo. Si bien todavía no logró canjear el total de sus pasivos financieros, está a punto de concluir una operación sobre los bonos que vencen el 23 de marzo con expectativas de una alta adhesión de los bonistas.
La nueva gestión que deberá encarar su nuevo titular, Pablo González, una vez que logre renunciar a su banca como diputado, apuntará a la reactivación productiva de la petrolera, con la mira puesta en el incremento de los recursos convencionales (la cuenca del Golfo San Jorge), los no convencionales (Vaca Muerta) y el desarrollo de una red de proveedores locales.
Papeles de plomo
El total de la deuda a reestructurar es de 6228 millones de dólares pero con un primer vencimiento en marzo por 413 millones, cuyos títulos están, en su mayoría, en manos de Fidelity, BlackRock, Ashmore, Wellington y Amundi, entre otros.
Ante una última mejora de la oferta de canje, en la que se ofreció pagar en efectivo el 37,5 por ciento de capital y 3,3 por ciento de intereses, YPF se garantizó una aceptación del Grupo Ad Hoc, integrado por los fondos buitres mencionados y que representa el 45 por ciento de los bonistas, a la que se suma el 25 por ciento que tiene SteerCo. La propuesta concluye este miércoles a última hora y podría tener una aceptación sobre los bonos 2021 cercana al 85 por ciento.
Concluido este tramo de la reestructuración, quedarán otros 5800 millones por renegociar. Desde la compañía indicaron a Letra P que más importante que el porcentaje final de aceptación, habría que observar cuánto dinero quedará liberado para incrementar inversiones.
A modo de ejemplo hipotético: con solo canjear un tercio de ese saldo, quedarían disponibles 2000 millones de dólares para nuevas inversiones, casi el mismo presupuesto que la empresa tiene comprometido para 2021.
Las ruinas de Cambiemos
Con el acercamiento de posiciones, mal que le pese a Elisa Carrió que quiere avanzar con una denuncia por la operación financiera, la acción de YPF recuperó terreno en Wall Street y pasó a valer cerca de los 4,5 dólares. Cuando Alberto Fernández asumió la presidencia, los papeles de la empresa cotizaban cerca de los 10 dólares. La pandemia hizo lo suyo hasta llevarla a los valores actuales.
Pero más ruinoso fue lo que hizo el macrismo. Según datos de la Secretaría de Energía, YPF invirtió en 2015 cerca de 5300 millones de dólares en la exploración y explotación de crudo. En 2019, erogó solamente 2879 millones, es decir una reducción del 46 por ciento en comparación con el último año de gestión de Cristina Fernández de Kirchner. En la Cuenca del Golfo San Jorge, con incidencia principalmente sobre Santa Cruz y algo menos en Chubut, las inversiones tuvieron un recorte del 60 por ciento durante el período macrista. Y en 2020, los desembolsos tuvieron una caída del 56 por ciento en comparación con un año atrás.
Por eso a partir de este canje, sumado al ingreso como presidente de González, se abre un nuevo horizonte para la compañía, en términos productivos y de integración con los territorios. Sólo en la Patagonia, la actividad hidrocarburífera genera 45.031 puestos de trabajo directos, según el último dato desagregado del Observatorio del Empleo y Dinámica Empresarial.
Nave insignia
“YPF tiene que recuperar su lugar como agente de desarrollo en el territorio, algo que venía haciéndose hasta 2015. Esto implica el impulso de las pequeñas y medianas empresas, la sustitución de importaciones y profundizar ciertas tramas productivas que hagan sinergia entre el sector de los hidrocarburos y la minería”, explicó a Letra P el investigador chubutense Rubén Zárate, que junto al exlegislador rionegrino Luis Bardeggia integran el Grupo de Trabajo técnico político Agenda Patagónica.
Ambos elaboraron un documento, de actual circulación entre las líneas técnicas del Partido Justicialista, en el que trazaron los posibles objetivos de una YPF del siglo XXI.
“La empresa debe establecerse como la línea de base del desarrollo de sector energético e integrar su cadena de valor al sector productivo representado por pymes y al complejo de Ciencia y Tecnología”, escribieron.
Dentro de esa lógica de integración, Zarate menciona la posibilidad de que YPF trabaje en conjunto con Integración Energética Argentina SA (IEASA) para formar una suerte de única unidad económica.
Desde IEASA -que también cambió de titular con el ingreso del riogalleguene Agustín Gerez- indicaron a Letra P que una de las claves para el mediano plazo podría (o debería) ser la sinergia entre ambas compañías.
“De lo que se recaude por el Aporte Extraordinario, una parte será destinada a IEASA. De esta manera nos capitalizaremos y podremos asociarnos con YPF en la producción de gas”, indicó un director de la exEnarsa. Las miras podrían estar puestas tanto en Vaca Muerta como en la Cuenca Austral (Santa Cruz), otro gran reservorio de gas donde hoy pica en punta la empresa CGC del grupo Eurnekian.
Proyecciones
Para 2021, la empresa tiene presupuestado invertir 2100 millones de dólares en upstream (exploración y explotación de hidrocarburos), de los cuales 1300 millones serán destinados a recursos no convencionales, principalmente en Vaca Muerta, y otros 800 millones a los convencionales. Este nivel de inversiones representa un incremento del 90 por ciento en relación al 2020.
En los últimos 8 meses, la producción de los no convencionales de YPF tuve un incremento del 38 por ciento, mientras que el yacimiento convencional de Manantiales Behr, ubicado en Chubut, también registró un récord de producción durante enero.
Alberto Fernández sostuvo, en marzo del año pasado, que el macrismo había concentrado esfuerzos sólo en Vaca Muerta. Con la gestión de Guillermo Nielsen tampoco se revirtió esa lógica.
Por eso, con la llegada del santacruceño González se espera un mayor equilibrio entre la producción no convencional y la convencional, especialmente a partir de la recuperación secundaria y terciaria.
A su vez, la provincia de Santa Cruz ofrece una buena perspectiva de recursos no convencionales en la Cuenca Austral. Hasta 2015 había varios proyectos en los que la petrolera de bandera estaba involucrada pero que se frenaron con la llegada de Cambiemos a la Casa Rosada. En este contexto, desde Santa Cruz mencionan potenciales nuevas inversiones -de llegar a continuarse con esos proyectos- estimadas en 2000 millones de dólares entre YPF y otras operadoras.