Juntos, disperso. La representación gráfica de ese oxímoron se retrata casi a la perfección en el Concejo Deliberante de Pilar, donde las siete bancas ocupadas por representantes del frente opositor están repartidas en seis bloques distintos. Y, aunque para explicar esa diáspora en la formalidad se usen argumentos administrativos, por la bajo hay voces del cambiemismo pilarense que admiten la persistencia de tensiones recrudecidas por la fuerte derrota por más de 12 puntos en las elecciones legislativas -“la peor elección desde 2015”, rotulan algunos-, mechadas con aspiraciones encontradas para 2023.
Tras la caída de Nicolás Ducoté (PRO) en 2019 a manos del actual intendente Federico Achával (FdT), JxC se sumergió en picadas aguas internistas que se materializaron en la interna de tres presentada en las primarias de septiembre. Allí se impuso el larretista Sebastián Neuspiller, relegando en segundo lugar a la lista bendecida por Ducoté y que encabezó Analía Leguizamón en compañía de lilitos. La integración también fue turbulenta. Aludiendo a un “gris” en el reglamento del frente, Leguizamón reclamó abiertamente ser integrada en el segundo lugar. Pero Neuspiller hizo caso omiso y se atuvo al cuadro original que, por cuestiones de cupo, relegó a Leguizamón al sexto lugar que, drástica derrota mediante, la dejó afuera del Concejo.
Pero, además de las dos líneas amarillas en tensión, también hay cañones que apuntan a la labor legislativa del radicalismo. En sectores que jugaron con la lista que en las PASO bancó Ducoté, acusan a la UCR de sintonizar con el oficialismo y votar positivamente varios proyectos emanados por el Ejecutivo.
Esas rispideces se vieron a principios de diciembre cuando visitó el distrito Diego Santilli, quien bajó un mensaje concreto a los miembros de las distintas fuerzas societarias de Juntos que estaban frente a él en ese desayuno: hay que ordenarse. Pero hubo quienes retrucaron esa directriz manifestando que había concejales de la oposición “que le votan todo al oficialismo”. Allí había dirigentes radicales. La tensión se puso de manifiesto. Pero todo se desmadró y plasmó a cielo abierto cuando la Juventud PRO pilarense publicó una foto de esa reunión con Santilli donde posaron todos los asistentes, pero en la que representantes de la UCR aparecieron con sus rostros tapados por un emoji de payaso.
“Repudio enérgicamente la actitud optada por la JPro de Pilar”, expresó en su cuenta de Twitter la concejala radical Claudia Zakhem. Enseguida, la ritondista Adriana Cáceres (que ingresó al Concejo secundando a Neuspiller) salió a solidarizarse: “Repudio la utilización de las instituciones para dirimir diferencias a través de burlas e insultos. Como autoridad del PRO Pilar, mis disculpas a la dirigencia de la UCR Pilar”. Pero el emoji-gate no se cerró ahí. El lilito Matías Yofe -que integró en las PASO la lista bendecida por Ducoté- salió al cruce: “La secretaria local del PRO (Cáceres) muestra solidaridad con la concejala radical (Zakhem), quien le viene votando todo al oficialismo”, apuntó para rematar: “Era hora de que nos saquemos las caretas y hablemos de quién es realmente la falsa oposición en Pilar”.
En medio de esas turbulencias, Neuspiller prefirió desentenderse y minimizar cortocircuitos, para bregar por la unidad, a la vez que recordó su intención de ir por la intendencia en 2023. Pero lo cierto es que en el Concejo esa unidad no se plasmó en un bloque y abrió un abanico de seis bancadas, algo que –por lo bajo- voces del frente opositor definen como una muestra de debilidad. En el ala amarilla del exfutbolista y titular de la Obra Social del Personal de Seguridad de la Ciudad insisten en minimizar y hablan de cuestiones administrativas por el reparto de cargos. Pero conocedores de la maquinaria deliberativa aseguraron a este medio que el reparto es tres contratos para cada concejal, sin considerar la fisonomía del bloque.
Así dadas las cosas, la única bancada de dos es Comunidad Pilarense, integrada por Inés Ricci y Flavio Álvarez, quienes integraron el Frente Renovador entre 2013 y 2019 y hoy se posan en la órbita del sanmiguelino Joaquín De la Torre. El resto, son unibloques: la cuestionada Zakhem con el bloque UCR, Adrián Maciel sigue con Pilar Federal (este año mostró señales de acercamiento al ritondismo de Cáceres) y la radical cercana al possismo Michelle Alarcón, mientras que Neuspiller y Cáceres, a pesar de hacer tándem desde las PASO, uno va con el unibloque Juntos Pilar y la otra con PRO Pilar. Hay quienes aseguran que esta diferenciación de identidades tiene como proyección la próxima rueda electoral.
Tras los últimos trapitos ventilados bajo el sol ardiente de la derrota en el distrito, hay hermetismo. Como sea, voces amarillas deslizan directivas de esferas superiores tendientes a “bajar los decibeles”. Incluso, con algunos gestos tendientes a la unidad, como la foto que publicó este jueves Neuspiller junto a algunos concejales, para mostrarse “juntos y renovando el compromiso para que el próximo año nos encuentre trabajando por un Pilar mejor”, según enfatizó vía Twitter.
Pero por lo bajo persisten voces societarias que piden “una mesa real de diálogo entre los diversos sectores”, al no advertir la emergencia de un liderazgo ordenador. Varios coinciden en ver en el horizonte próximo fuertes pujas por el timón de mando a 2023 y analizan que la dispersión en el deliberativo tiene algo que ver con eso.