Mientras el Banco Central se empecina en aplicar un férreo control de capitales para evitar la fuga de divisas, el sector del seguro mantiene intacto un mecanismo que le garantiza el acceso irrestricto a dólares a precio oficial. Se trata del sistema de reaseguros mediante el cual las empresas aseguradoras se blindan colocando parte de los riesgos que asumen en terceras compañías que se dedican especialmente a ese rubro. Lo curioso es que, en medio de las restricciones para acceder a las divisas, en vez de operar con empresas nacionales que brindan el servicio optan por compañías extranjeras, un movimiento que entre noviembre de 2020 y octubre de 2021 drenó 700 millones de dólares del Banco Central hacia el exterior.
Si bien es una realidad que hay activos de una magnitud importante cuyo riesgo solo puede reasegurarse en el exterior, el abuso en el uso de este recurso generó más de una sospecha de que se trata en realidad de un mecanismo de compra de dólares baratos que después son reingresados a través de sobrefacturación de primas de riesgo, al punto que hoy se contratan reaseguros a dólar oficial para pólizas de sepelio que generan siniestros no superiores a los $150.000.
El caso más extremo fue el de Seguros Generales Prudencia S.A., que sacó a la luz supuestas maniobras de lavado de dinero. Esa empresa fue denunciada por haber colocado reaseguros en el exterior por el 98% de sus pólizas, algo extremadamente inusual dado que ese tipo de operaciones no superan el 10% de la cartera de seguros de una compañía.
La posibilidad de contar con una canilla libre de dólares se remonta a la década del 90, cuando la reforma del Estado aplicada por el entonces presidente Carlos Menem se llevó puesto al Instituto Nacional de Reaseguros (Inder) y terminó por consolidarse a partir de 2011, con el inicio de las tensiones cambiarias. Las especulaciones sobre las causas por las que no se desarma este negocio millonario son múltiples, pero quienes conocen el sector señalan una histórica vinculación entre ese sector y el peronismo porteño y atribuyen a esos lazos el freno permanente a la búsqueda de alternativas. De hecho, la superintendenta de Seguros de la Nación (SSN), Mirta Guida, enrolada en el sector albertista del Gobierno, está sentada en el sillón que ocupó el presidente Alberto Fernández entre 1989 y 1995. La huella del actual mandatario en la Superintendencia de Seguros fue continuada por quien es hoy uno de sus ministros más leales, Claudio Moroni. El titular de la cartera laboral sucedió a Fernández en la SSN (1995-98) y volvió a ocupar ese cargo entre 2002 y 2004.
Entre las medidas posibles para revertir la operatoria y moderar la sangría de moneda extranjera, figura la posibilidad de volver a contar con un organismo público reasegurador que evite la fuga de divisas y colabore con el crecimiento del mercado de capitales, de manera tal que los dólares que hoy se pierden, se pudieran colocar en activos financieros en Argentina.