Elizabeth Gómez Alcorta

“Hoy se puede acceder al derecho al aborto legal en todas las provincias"

En una entrevista con Letra P, la ministra de Mujeres hizo un balance de su gestión y del primer año de aplicación de la ley de IVE.

Después de dos años al frente de un ministerio que no existía antes del 10 de diciembre de 2019 y con edificio propio desde hace poco tiempo, Elizabeth Gómez Alcorta, titular del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, habló con Letra P sobre la necesidad de poner en agenda la desigualdad económica, el trabajo para disminuir las tasas de femicidios, el presupuesto destinado al área, la falta de paridad en el gabinete y la implementación de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo a un año de su sanción.

 

-De un informe realizado por organizaciones de la sociedad civil surge que el presupuesto del ministerio está subejecutado. Ustedes respondieron que está sobreejecutado. ¿Por qué?  

 

-Porque sobre el presupuesto inicial, que eran unos 6.200 millones de pesos, tuvimos tres ampliaciones. El Ministerio ya ejecutó más del doble del presupuesto inicial que tenía asignado a principios de 2021: al 4 de diciembre se habían ejecutado 12.497 millones de pesos, una sobreejecución de más del 200% en relación con el presupuesto inicial. No es posible que te den refuerzos si todavía no ejecutaste todo lo que lo que tenés. Según nuestra planificación, estimamos finalizar este año con más del 90% del presupuesto total ejecutado, contando las tres ampliaciones. Es cierto que está muy anclado en el programa Acompañar.

 

Fotos: Pablo Allioni.

-¿Por qué la mayor parte del presupuesto se invierte en ese plan?

 

-Es un programa que implica un presupuesto muy grande. Son seis salarios mínimos, vitales y móviles por cada persona en situación de violencia y hoy son 100 mil personas. Fue una prioridad del Gobierno y del ministerio trabajar, sobre todo los primeros años, con una mirada puesta en las situaciones de violencias más graves, como forma de prevención de los femicidios.

 

-Sin embargo, no disminuyó la cantidad de femicidios.

 

-Es cierto, pero, en un contexto de pandemia, cuando las violencias o los riesgos de las violencias aumentaron en todo el mundo y en la Argentina también, no hubo más femicidios. Entonces, efectivamente previene femicidios.

 

-Que no hayan aumentado en este contexto de pandemia sería, de algún modo, una buena noticia.

 

-Se incrementaron las violencias, sin embargo, no se incrementaron los femicidios, como sucedió en muchísimos otros países en los que hubo más por la sencilla razón de que el agresor convivía todos los días con la mujer en situación de violencia de género, día tras día, tras día, tras día. Hay que pensar en la complejidad que tiene el femicidio: no es un delito común, sino que tiene que ver con un fenómeno social, político, cultural, económico... Además, los momentos de retroceso en términos económicos y laborales tienen un impacto muy fuerte en las violencias por motivos de género. Según la CEPAL, retrocedimos…

 

-Más de una década...

 

-Ya veníamos de cuatro años de una crisis económica muy fuerte, nos encontramos con la pandemia, con un Estado muy débil en términos de sistema de salud. Había que pensar las políticas de género que no existían, sobre todo de asistencia económica. Frente al retroceso que hemos tenido, pensar en políticas que vengan a paliar esas consecuencias, que son las violencias y, sobre todas, las violencias físicas y las violencias extremas, también es muy importante. Hay que pensar que, a mayor desigualdad, mayores tasas de violencia. Nuestra tarea ahora es trabajar para que la recuperación sea con igualdad, porque, si nos recuperamos como el sistema está pensado, va a ser con desigualdad y vamos a estar peor que antes.

 

-¿Está claro que la pobreza y la desocupación tienen cara de mujer?

 

-Siete de cada diez personas pobres son mujeres. Nuestra preocupación es que, si se reproducen las desigualdades, aunque se vaya recuperando todo, siempre vamos a ser de las siete que estamos más abajo. Por un lado, es pensar políticas focalizadas para empleo, para producción. El ejemplo es el programa Registradas, para trabajadoras de casas particulares, una de las tareas más feminizadas (98% son mujeres), además de que el 70% está en la informalidad. Este es un ejemplo, pero hay que pensar otros programas específicos y, después, en el resto de las políticas de reactivación económica, las que son sectoriales y que no sean feminizadas; trabajar para empezar a achicar esa brecha de desigualdad. En general, parte de las cosas que hay que rescatar, a pesar de todo lo difícil que ha sido, es que se ha incorporado la perspectiva de diversidad de un modo transversal. Entonces, es en las dos dimensiones: en políticas focalizadas y en transversalizar, porque, más allá de las políticas o los programas, esa es una brecha estructural de desigualdad. Estamos pensando para el año que viene, sobre todo con el Ministerio de Producción, alguna política para llevar, en principio a las grandes empresas, políticas de reducción de brechas de desigualdad para después llegar a las pymes de un modo que eso se naturalice.

 

Cuidados y desigualdad

-En el centro de la desigualdad está el tema de los cuidados. ¿Forma parte de la agenda pública o todavía falta?

 

-En muy poco tiempo logramos que empezara a estar en agenda. El año pasado, en la asamblea general de las Naciones Unidas, el presidente Alberto Fernández dio su discurso y habló de los cuidados. Para nosotras, que un presidente vaya al órgano máximo universal y ponga en su agenda el tema de los cuidados es que hemos logrado muchísimo. Además, tiene una complejidad bastante particular. En principio, está muy fuertemente arraigado en términos culturales y habla de privilegios, pero, además, llevar adelante transformaciones implica una ingeniería político-institucional enorme. Se requieren servicios de cuidado, no solamente para niñeces, que es una infraestructura inmensa, pública o comunitaria -porque, si es privada, solamente puede acceder quien tiene posibilidades, que es lo que sucede hoy-, sino servicios de cuidado para las personas con discapacidad, para las personas mayores que los requieran, reformas normativas, la creación de un sistema integrado de cuidados. Hay una pata muy importante de lo cultural y el sistema funciona en base a nuestra sobreexplotación, que incluso hasta se la colorea como virtud.

 

-Si el de los cuidados es un tema estructural, a largo plazo y que no depende de un solo gobierno, ¿puede ser un eje de trabajo transversal para los feminismos, como fue la batalla por el aborto legal?

 

-El año pasado, cuando apenas conquistamos el aborto, una de las preguntas que quedaba en todos lados flotando era y ahora qué. El aborto fue un gran hilo conductor, pero no hay ninguna duda de que es el tema, sobre todo porque es el corazón de las desigualdades y las desigualdades son la contracara de las violencias. Tiene mucha complejidad pensar las transformaciones y, además, todas las políticas neoliberales que acabamos de vivir van a contramano de esto en términos de que el Estado se tiene que achicar y, cuando el Estado se achica, las que más las sufrimos siempre somos las mujeres.

 

El gabinete post PASO

-¿Qué análisis hace de los cambios de gabinete que incluyeron el nombramiento de Juan Manzur, a quien denunció en su momento por el caso Lucía, además de un retroceso en términos numéricos?

 

-La relación con Manzur es buena, era buena antes de que fuera jefe de Gabinete. Cuando era gobernador compartimos muchas actividades y él se ofreció para hacer la sede y poner a disposición toda la provincia para la primera reunión del Consejo Federal de Prevención de Femicidios. Que ha habido un retroceso, sí, de eso no hay duda. Igual, el retroceso en sí fue de un cargo, porque veníamos mal. Pasamos de ser tres ministras a dos: obviamente, tres era malo, dos es muy malo, pero hay otras compañeras funcionarias que ocupan cargos en organismos con mucho más presupuesto y con mucho más desarrollo territorial: ANSES (Fernanda Raverta), PAMI (Luana Volnovich), AFIP (Mercedes Marco del Pont), AySA (Malena Galmarini), sin contar lugares estratégicos como la AFI. Tenemos por primera vez una vocera presidencial, Gabriela Cerruti, con rango ministerial, que además tiene una importancia simbólica muy importante, porque la voz del Gobierno y la voz del Presidente son la voz de una mujer y es feminista. Después, sí, efectivamente, parte de la decisión política estuvo vinculada a sumar funcionarios que tuvieran trayectorias importantes en el gabinete. Si eso es tradicional o no, no lo sé. Voy a hacer solamente algunas menciones: Daniel Filmus es un compañero que tiene perspectiva de género y un gran compromiso con la agenda de género. Aníbal Fernández y Jorge Taiana son figuras con mucho peso y eso no hace que no sean para nosotras, por lo menos, aliados estratégicos. Lo que pasó es que, en lo simbólico, tuvo un peso muy grande y caló, con el ingreso del jefe de Gabinete, en si eso iba a poner en tela de juicio o no la agenda de género, que es muy identitaria de este gobierno. En ese sentido, no sucedió nada. Sí se disminuyó una funcionaria y es algo que tenemos que trabajar.

 

-¿Y cómo se trabaja en el acceso a la mesa chica?

 

-Depende de qué sea la mesa chica.

 

-El asado de los domingos en Olivos.

 

-Tenemos lugar y espacio para decir cosas en reuniones y almuerzos políticos. Si es un asado del domingo, todavía varias de nosotras no llegamos, pero eso no quiere decir que no haya espacio de escucha y de intercambio para hablar de política dentro del Gobierno y dentro de sus mesas chicas. Claro, el problema es que somos pocas. Eso, obviamente, resta posibilidades. Todavía los espacios de poder siguen siendo masculinos: en los medios de comunicación, en la política, en el sindicalismo, en las empresas, en el poder…

 

Un año del aborto legal

-Este 30 de diciembre se cumple un año de la sanción de la Ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Los relevamientos que hay hablan una implementación irregular.

 

-Hoy se puede acceder al derecho al aborto legal, seguro y gratuito en todas las provincias. Eso no quiere decir que sea en cada uno de los lugares de las provincias, pero es un paso importante. El Ministerio de Salud hizo un trabajo muy grande en un año. Todavía están sacando los datos consolidados, pero, entre el 30 de diciembre del año pasado y ahora, han incorporado más de 200 efectores públicos. Ese es el camino que tenemos que hacer. ¿Cómo se hace? Trabajando con las áreas de salud provinciales, municipales, con capacitación, con la entrega, la compra, la provisión y la distribución de misoprostol en todo el país, sobre todo en las provincias que no tienen una política activa. En paralelo, se llevó adelante la campaña de vacunación más importante de la historia. A veces naturalizamos cosas, como que ya estamos todos vacunados, pero hubo que llevar vacunas a cada persona que estaba en cada paraje de nuestro país. En paralelo, se está trabajando, a partir del 0800 de salud sexual y reproductiva, para que ninguna persona que quiera acceder a su derecho se quede sin la posibilidad de hacerlo.

 

Victoria Villarruel, vicepresidenta de la Nación.
El gobierno de Gustavo Petro echó a diplomáticos argentinos de Colombia.

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