En las horas previas al recambio legislativo, cuatro senadores amenazaron con dividir y crear un bloque propio dentro del Frente de Todos. El jefe del motín, que finalmente no llegó a concretarse, era el entrerriano Edgardo Kueider, quien mantiene un buen vínculo con el presidente Alberto Fernández y con el gobernador Gustavo Bordet.
Enojado con el kirchnerismo, que acusa al mandatario provincial de no haber trabajado lo suficiente en la campaña electoral, Kueider tejió una relación política con sus pares Camau Espínola (Corrientes), Guillermo Snopek (Jujuy) y Sergio Leavy (Salta) para armar un subbloque en la Cámara alta.
Según supo Letra P, este martes se iba a constituir el nuevo bloque, pero finalmente el senador por Entre Ríos decidió poner un freno y evitar cualquier señal de debilidad para afuera en un escenario delicado para el Gobierno, que por estas horas negocia un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Un dato no menor es que el concordiense es el único de los cuatro senadores que pertenece a un oficialismo provincial que hubiera tenido que escuchar los reproches y tal vez atajar alguna represalia de la Casa Rosada.
Además, el legislador entendió que partir la bancada significaba echar más leña al fuego hacia adentro de la coalición. Esos fueron los argumentos por los cuales el “plan quiebre” quedó frenado, aunque el grupo decidió moverse de ahora en adelante en bloque para trabajar algunos temas puntuales y sentar posición.
Tras las primarias, Kueider puso de relieve su malestar ante la bancada que conduce José Mayans. Los dardos fueron para los sectores vinculados al kirchnerismo, a quienes les adjudica vender versiones en Buenos Aires que ponen a Bordet como un gobernador que no juega en consonancia con el gobierno nacional. Para el concordiense, quienes divulgan esos rumores es la dirigencia del kirchnerismo local.
En Entre Ríos, la derrota del Frente de Todos fue de las más abultadas del país. Rogelio Frigerio se impuso por 23 puntos. Los malos resultados en los comicios reavivaron las acusaciones y los pases de facturas en el seno del peronismo local.
De Concordia a Buenos Aires
De 49 años, Kueider es el hombre de máxima confianza del gobernador Bordet. En 2015 asumió al frente de la Secretaría General de la Gobernación, una especie de jefatura de gabinete, desde donde monitoreó la política partidaria y la comunicación de la gestión.
Kueider fue concejal y funcionario municipal de Concordia durante la administración de Bordet. En 2017, en plena ola nacional de Cambiemos, el oficialismo perdió a manos del radical Atilio Benedetti, que se impuso por 17 puntos. Hubo quienes pidieron su renuncia tras la derrota, pero el gobernador lo mantuvo en su cargo.
En 2019 tuvo su revancha y, en elecciones adelantadas, Bordet fue reelecto por 22 puntos de diferencia, precisamente contra el radical Benedetti.
En febrero de ese año, Alberto Fernández visitó la Casa de Gobierno provincial y limó las asperezas entre la escudería K, que había amenazado con dar la interna. Finalmente, el kirchnerismo se sumó al oficialismo y Bordet hizo lugar a los pedidos del porteño que aún no había sido ungido candidato a presidente.
A partir de allí se estableció una aceitada relación entre Kueider y Fernández que se mantiene hasta hoy. Cuando la carta de la vicepresidente hizo estallar al Frente de Todos luego de las PASO, Kueider fue el primer senador en encolumnarse con el jefe de Estado con un tuit.
El senador ha sido el encargado de todas las campañas en que Bordet fue protagonista. Incluso, en la última, figuró como el presidente del Frente de Todos Entre Ríos. También estuvo a cargo de la logística y conseguir las firmas de todos los apoderados de los partidos que se sumaron a la coalición.
Durante el debate por la legalización del aborto, estuvo en la lista de los indecisos casi hasta el final, aunque su voto en comisión ya era suficiente preaviso como para suponer que respaldaría el proyecto. En la votación, levantó la mano a favor de la iniciativa, que finalmente se convirtió en ley.
Con un cuidado perfil bajo, es el hombre que escucha el gobernador y su embajador en Casa Rosada. No se los suele ver juntos, pero es uno de los pocos que tiene la información precisa de lo que sucede en el círculo cerrado en el que se maneja el mandatario.