Por más que se lo califique de ilegal, pequeño y poco representativo, el dólar blue no deja de formar titulares y moldear expectativas. El salto que pegó el miércoles, cuando terminó la rueda a 205 pesos y estiró su brecha con el tipo de cambio oficial mayorista casi al 105%, electrizó la City. Sin embargo, el agua, revuelta en la previa electoral y en la que pretenden pescar algunos amantes de las ganancias rápidas, debería volver pronto a su cauce: el Gobierno tiene buenos motivos para cumplir su promesa de no devaluar bruscamente y, si bien la situación financiera del país es delicada, no hay indicios de que la variable pueda salirse de control en lo inmediato.
Lo que preocupa, en todo caso, es la progresión del billete verde que se negocia –mayormente– en los márgenes del mercado: trepó 20 pesos solo en el último mes. Pasado el mediodía de este jueves, al cierre de esta nota, ganaba dos pesos más y tocaba un máximo nominal histórico de 207 pesos.
Más allá del blue, la tensión se agudizó el miércoles en la medida en que el Banco Central perdió reservas por 180 millones de dólares para abastecer a una demanda –básicamente de importadores– sin precedentes en el año para una sola jornada en el mercado formal. La dinámica, con todo, siguió el mismo guion que en la semana previa a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de septiembre y, en tanto conocida, no asusta a la autoridad monetaria.
El volumen de negocios récord de 770 millones de dólares también se engrosó en la previa del feriado de este jueves en Estados Unidos, lo que hizo anticipar algunas operaciones.
Las elecciones ponen cierta tensión en un contexto en el que el país atraviesa la temporada baja de ingreso de dólares comerciales, algo que cambiará el mes que viene con el comienzo de la liquidación del trigo –cuya cosecha y precios apuntan a ser récord– y, sobre todo, desde fines de marzo con la de la soja. Así, mientras el Central espera esas divisas, resalta la buena dinámica del comercio exterior y que en los primeros diez meses del año compró 6.289 millones de dólares, el mayor monto en diez años, lo que le permitió acumular reservas genuinas por 3.430 millones en dicho período. Además, registra ingresos de fondos de organismos multilaterales y apuesta a que habrá acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) antes de marzo, lo que despejaría el cronograma de vencimientos de deuda del año.
Con independencia de los números, el Gobierno está convencido de que un sector del mercado está pulseando para forzar una devaluación brusca del oficial, algo que, más allá de lo que ocurre en las cuevas, se dejó ver en una suba reciente de la demanda de contratos de dólar futuro.
La semana que viene, con el nuevo reparto del poder en el Congreso ya consolidado –sea el que sea–, la autoridad monetaria espera que se restaure la calma en los diferentes segmentos del mercado cambiario.
El analista financiero Christian Buteler le dijo a Letra P que "la tendencia del dólar seguirá siendo al alza mientras haya alta inflación y una emisión monetaria fuerte como la actual. Sin embargo, la suba de las últimas semanas está influenciada por expectativas de que ‘algo puede llegar a pasar’ desde la semana que viene, algo que sinceramente no veo". Se refiere, claro, a una megadevaluación.
"Hay una especie de aprovechamiento del mercado del blue a los efectos de vender un poco más caro, pero, cuando uno empieza a indagar en las cuevas y pregunta si hay una demanda creciente, se encuentra con que no es así. Ayer (por el miércoles) hubo un poco más, pero no hay colas de personas tratando de comprar a 205 pesos", explicó.
En su mirada, "pasadas las elecciones, lo más probable es que se va algún serrucho en los precios, tanto del blue como del contado con liquidación y el MEP. Estos dos últimos, de hecho, ya bajaron un poco desde los máximos que habían tocado la semana pasada. Entonces no me extrañaría que la semana que viene el blue vuelva a cotizar debajo de los 200 pesos", dijo.
Aun con reservas escasas y en el marco de una descarnada interna entre el cristinismo y el albertismo, el supercepo le brinda al Gobierno la posibilidad de restringir la salida de dólares. Nadie aguarda seriamente que Martín Guzmán, Alberto Fernández y el Frente de Todos se suiciden políticamente haciendo saltar el dólar oficial sin que haya una necesidad por el lado del saldo comercial, solo para atizar más una inflación que ya corre al 50% anual y para disparar la pobreza y la conflictividad social.
«"El Gobierno va a tener que presentar algún plan en paralelo a la negociación con el FMI porque no se puede seguir dos años más con brechas cambiarias de esta magnitud", dijo Christian Buteler.»
"No se espera que el Gobierno realice un salto devaluatorio –explicó Buteler–, aunque sí que empiece a acelerar un poco la pauta de depreciación, probablemente a partir de diciembre, al ritmo de la inflación", esto es, los miniajustes casi cotidianos que convalida el Central. "Hacer un salto devaluatorio del 20 o del 30% no tendría sentido, porque no sería una solución para los problemas actuales y, de hecho, generaría más inflación e inconvenientes", aseveró.
"De cualquier forma, el Gobierno va a tener que presentar algún plan en paralelo a la negociación con el FMI, porque no se puede seguir dos años más de esta manera, con brechas cambiarias de esta magnitud" entre los tipos de cambio paralelos y el oficial, que constituyen un llamador permanente para las apetencias de los oportunistas.