Axel Kicillof estudia nombres y escenarios para el reemplazo de su ministro de Seguridad, Sergio Berni, cuya salida del gobierno bonaerense antes de fin de año volvió a instalarse como posibilidad en los últimos días, después del fuego cruzado que el funcionario mantuvo con la Casa Rosada y sus chispazos con su par de la Nación, Aníbal Fernández.
El diálogo de Kicillof con la vicepresidenta busca evitar sorpresas y preparar el terreno para cualquier escenario. Después de una breve tregua, Berni retomó la pirotecnia verbal hacia figuras del Frente de Todos, esquirlas de la crisis abierta tras la derrota en las PASO.
El disparador esta vez fue un tema ajeno a la agenda bonaerense: el debate sobre la intervención nacional en el conflicto Mapuche en Río Negro. Pero todo terminó nuevamente en cruces picantes sobre el resultado de las Primarias. “Hubo 16.323.291 argentinos que no aprobaron nuestra gestión. ¿Fui claro? O le hago un dibujito?”, chicaneó Berni a Aníbal, en el último episodio de la saga.
Los nombres del o la posible reemplazante “están solo en la cabeza de Axel”, dicen quienes trabajan junto al gobernador. Kicillof habla de este tema exclusivamente con la vicepresidenta. Ella y nadie más que ella fue, en última instancia, artífice de la llegada de Berni al ministerio con sede en calle 2 de La Plata.
“Sería un reemplazo demasiado sensible, nada fácil”, admiten en la gobernación, donde destacan que, más allá del ruidoso accionar de Berni en los medios y sus peleas políticas, la gestión en Seguridad “marcha como tiene que marchar”.
La salida de Berni en diciembre era dada casi por hecha poco después de la derrota en las PASO, cuando el ministro se ocupó de exponer públicamente su repertorio de críticas a la decisión de no permitirle competir en internas en el Frente de Todos, por lo que responsabilizó, entre otros, a Máximo Kirchner. Para Berni, si se hubiera habilitado competencia puertas adentro del oficialismo, como en el caso de la Segunda sección electoral, donde iba a presentar lista, no hubiera habido derrota del FdT en manos de Juntos.
La llegada de Martín Insaurralde a la Jefatura de Gabinete y el desembarco de los intendentes cercanos a Máximo Kirchner a La Plata no hizo más que sacudir el avispero. Aunque una y otra vez Berni dijo que su continuidad sólo dependía de la decisión de Kicillof, en privado y fuera de micrófono habla con periodistas de un escenario de salida del cargo antes de fin de año.
Fue entonces cuando circularon nombres de posibles reemplazantes, entre los que estuvo el del intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares, una versión instalada sin disimulo en medios hace algunas semanas y leída como un eventual nuevo movimiento de Kirchner y los intendentes sobre el gabinete de Kicillof.
La semana pasada, la situación parecía haberse tranquilizado. En el predio de la Escuela Juan Vucetich, al norte de La Plata, el ministro encabezó junto a Kicillof, Insaurralde y Aníbal Fernández el acto de egreso de 9 mil policías de la Bonaerense, que fue leído como un mensaje sobre su continuidad. “Anduvieron a los abrazos”, repetían cerca de Berni, que ese día puso paños tibios ante los micrófonos. “Mi continuidad depende del gobernador”, aseguró.
Sin embargo, el volcán volvió a entrar en erupción el fin de semana en la polémica en torno al envío de fuerzas federales al sur, ante lo que Berni describió como “accionar terrorista”. Como si se repitieran los viejos capítulos de sus cruces con Sabina Frederic, el ministro bonaerense no dudó en abrir un nuevo frente de conflicto con Aníbal Fernández.
“Se fue Frederic del ministerio nacional, pero las cosas no cambiaron tanto”, es la queja que repite Berni en privado, que asegura que no tiene “nada personal” con Aníbal, pero que su buena relación no lo va a blindar de sus opiniones políticas. “Es cierto que hay diálogo fluido, pero recién estamos empezando y Aníbal sale a decir que no necesita la aprobación de Berni. ¿Espera que no le conteste?”, lanzan cerca del ministro bonaerense.
El vínculo entre las gestiones no se resentirá por estos cruces, dicen en La Plata. “Hay trabajo en conjunto, diálogo fluido y la relación es buena”, avisan. Lo mismo afirman cerca de Aníbal Fernández. “La relación nunca fue tirante. Se están trabajando muchas cuestiones que tienen que ver con el despliegue de fuerzas federales en el conurbano”, dicen fuentes del ministerio nacional en referencia al plan para la presencia de la Prefectura y la Gendarmería en las líneas de trenes. “Es mucho más de lo que había. Cuando llegamos, nos encontramos con que había cero trabajo coordinado con la provincia de Buenos Aires”, explican en el entorno de Aníbal Fernández.
Más allá de la marcha de la gestión y la coordinación con la Nación, cerca de Kicillof reconocen que nadie sabe con certeza qué hará Berni después de las elecciones legislativas de noviembre. “Es una decisión de él y, hasta ahora, no nos adelantó nada. Si tenemos que juzgar por la marcha de la gestión, todo sigue igual. Esta semana estuvo con Insaurralde entregando patrulleros en el interior, están saliendo a la calle los nuevos agentes egresados de la Bonaerense, laburamos con el Operativo Sol…”, enumeran.
Además, Berni y Kicillof se reunieron en las últimas semanas para trabajar en el diseño de la agenda de gestión de seguridad ‘22, otro dato que mencionan en algunos despachos de la gobernación para enfriar las versiones de salida del ministro. “Una cosa es el Berni político, que hace declaraciones en los canales de televisión, sobre las que nosotros no tenemos nada para opinar, y otra es el Berni funcionario. Hace su trabajo como tiene que hacerlo, es ordenado, respetuoso y disciplinado”, dicen cerca del gobernador.
En ninguno de esos encuentros Berni habló con Kicillof sobre su futuro. Por las dudas, el gobernador le hizo un pedido expreso: que no le avise “de un día para el otro” sobre su salida y que le dé el tiempo suficiente para articular el reemplazo.
“Berni sabe que su salida y su reemplazo son cuestiones difíciles, delicadas, y un poco juega con eso. Es su estilo”, dicen en la gobernación y le bajan el precio a la artillería mediática del ministro. “Esa parte de su personalidad estaba en la letra chica del contrato de su llegada al ministerio. Él habla como dirigente político y nosotros no emitimos opinión. La gestión sigue su marcha más allá de la pirotecnia”.