ROMA (Enviada especial) En su primera intervención en la cumbre de líderes mundiales del G-20, que se celebra en esta ciudad, el presidente Alberto Fernández dio un fuerte discurso contra de la desigualdad y la especulación financiera y apuntó contra los responsables del endeudamiento de la Argentina.
“No hay inocentes en esta historia”, dijo Fernández en el discurso de tres minutos que dio ante las mandatarias y los mandatarios que participan de la reunión. El argentino fue el cuarto orador de la primera sesión de trabajo que se celebra este sábado en el centro La Nuvola, convocada bajo el título “Economía global y salud global”.
El Presidente hizo primero un llamado a la “reflexión colectiva” por la concentración de la riqueza, mientras la pobreza “hunde a millones”. “Es hora de convocar a una reflexión colectiva. Es tiempo de que nuestras almas se involucren tanto como nuestros cerebros”, dijo. El tono del mandatario nacional sintonizó con el discurso que dio esta semana en Morón, cuando encabezó el acto en conmemoración de la muerte de Néstor Kirchner y advirtió: "No vamos a arrodillarnos ante el FMI".
Luego, Fernández entró de lleno en las críticas a la especulación financiera y se centró en el endeudamiento de la Argentina. “El actual sistema, que prioriza la especulación por sobre el desarrollo de los pueblos, debe cambiar. La deuda externa que mi gobierno heredó con el Fondo Monetario Internacional y que hoy estamos afrontando es un claro ejemplo de lo que está mal: única en la historia por su monto y por sus condiciones de repago, aprobada para favorecer a un gobierno en la coyuntura, acaba condenando a generaciones que miran impávidas el destino que le ha sido impuesto”, dijo.
El Presidente apuntó contra quienes considera responsables del endeudamiento y, sin mencionarlo de manera expresa, aludió al Fondo Monetario Internacional (FMI). “No hay inocentes en esa historia. Son tan responsables los que se endeudaron sin atender las ruinosas consecuencias sobrevinientes, como los que dieron esos recursos para financiar la fuga de divisas en una economía desquiciada”, remarcó.
Fernández también se cuidó de que sus palabras no fueran interpretadas como una crítica al capitalismo y aclaró: “Que nadie se confunda, no vengo a renegar del capitalismo. Vengo a alzar mi voz contra los que han sometido al capitalismo de la producción y el trabajo a la lógica de la especulación financiera. La ética social debe darle contenido a la economía".
Además, el mandatario argentino citó al papa Francisco al mencionar que “la globalización iba a convertir al mundo en una Gran Aldea, la casa común”, de la que habla el jefe de la Iglesia católica, pero afirmó que los resultados “fueron otros” porque “la codicia de los poderosos condenó al olvido a millones de aldeanos”.
Los mandatarios ingresaron al salón después de participar de la tradicional foto de familia del G-20.