Las negociaciones sectoriales para bajar el precio interno de los commodities y la intención de convocar a un acuerdo de precios y salarios que ronde la proyección de inflación del 29% para 2021 no termina de convencer a los hombres y a las mujeres de negocios, que sostienen que se necesitan definiciones macroeconómicas para que esa nominalidad pueda sostenerse.
El miércoles por la tarde, el gabinete económico confirmó que buscará alinear las expectativas de empresas y trabajadores en torno a la proyección de inflación del Presupuesto 2021. Para eso, el Ministerio de Economía preparará una convocatoria. El Círculo Rojo está más próximo a las proyecciones de las consultoras, cercanas al 50%, y aspira a conocer más detalles del plan oficial para ver cuán viable es redondear expectativas 20 puntos hacia abajo.
"Dicha concertación impone una definición macroeconómica de estabilización y los acuerdos por la deuda externa en cuyo contexto se definan y transparenten tarifas y precios relativos que sean la base del proceso de estabilización económica", dijo el titular de la COPAL y vicepresidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja. El ejecutivo buscó reflotar el pacto tripartito al presidir la última convención anual industrial, en noviembre. "¿Es posible converger al 29% bajo esos supuestos?", preguntó Letra P. "Eso depende del programa económico y monetario del Gobierno y de la confianza que despierte en la sociedad", replicó.
Algo similar opinó José Urtubey, ejecutivo de Celulosa Argentina y directivo de la UIA. "Es importante inclinar el trabajo para la vía del acuerdo de precios y salarios. Después, dependerá de algunas variables que se vayan equilibrando, como el acuerdo con el FMI y lo que pueda aportar la suba de las materias primas a que se genere una mejor performance. La aspiración del 29% me parece buena. A lo sumo, podría dispararse un poco más, pero no algo descontrolado", sostuvo.
Los ceos sostienen que el acuerdo con el FMI, que sigue previsto para mayo como tarde, debería ayudar a entablar ese sendero nominal para contener la inflación, pero el Fondo no convalida aún el 29% de pauta inflacionaria sobre el que el Gobierno quiere basar el programa para renegociar la deuda por U$S45.000 millones.
Otro alto ejecutivo consultado dudó sobre la pertinencia del acuerdo focalizado en precios y salarios cuando existen mesas sectoriales en las que el Estado, las empresas y los gremios discuten pautas más amplias. "Es confuso, sobre todo porque las mesas sectoriales están funcionando", dijo.
La industria alimenticia sigue pidiendo eliminar los controles de los Precios Máximos y advierte sobre la distorsión que generó el programa. Entre los hombres y mujeres de negocios de COPAL circuló un reporte de Macroview, la consultora de Rodolfo Santangelo, en el que se lee que los alimentos y las bebidas con precios regulados aumentaron 18,9% entre marzo y diciembre (es decir, desde el congelamiento), mientras que los no regulados subieron hasta 48,4%.
"El presupuesto marcó una inflación prevista del 29% aproximadamente. Se está trabajando en los mecanismos de coordinación. Coordinar las paritarias para que le ganen a la inflación. El salario es un factor importante para traccionar más demanda. Todo esto forma del acuerdo económico y social", dijo el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, a Radio Con Vos.
El secretario general de la CGT Héctor Daer negó que esa pauta le ponga un techo a las paritarias y sostuvo que los gremios pedirán responsabilidad a los "formadores de precios". "No es un techo. Acá creer que la inflación estará en el 30% y las paritarias por el 100% no existe. La libertad de negociación va a estar. Lo principal es que el Gobierno presente el esquema y los formadores de precios, las cerealeras, el acero, la energía, las finanzas... esto tiene que moverse con este límite a lo largo del año", dijo a radio Continental.
Por lo pronto, el Gobierno cerrará un acuerdo con la cadena del maíz similar al del girasol (es decir, habrá un fideicomiso de la propia industria que compensará a los productores para que el grano se venda más barato en el país que en el exterior) y se trabaja en un esquema para el trigo, aunque la exportación del cereal no es tan importante ni tiene espaldas para compensar al mercado interno. La Sociedad Rural se opone a este tipo de enmiendas. "Atacar la inflación por los efectos y no por las causas destruye el valor del campo y la Argentina", indicó la entidad agropecuaria.