ROBERTO NAVARRO

El general del otro periodismo de guerra

El volcánico Sr. Destape crece en el negocio de la polarización y abre mercado en la grieta FdT. Épica victimista, obsesión por la pauta y Fans Club monetizado.

Habla a los gritos para los convencidos, que son muchos. Supo pelear para ocupar un lugar que primero estaba en disputa y, durante los años del fuego macrista, quedó casi vacante. De manera brutal, tal como lo describen quienes lo conocen bien, Roberto Navarro dio el salto de periodista a empresario de medios y se consolidó en los últimos tres años con una audiencia propia, incondicional, que exhibe una fidelidad envidiable. Guerrero promotor de las bondades del cristinismo, enemigo declarado del macrismo duro, a los 61 años, Navarro conduce El Destape, una de las empresas de comunicación que mejor representa al kirchnerismo ideal: el que fue, el que pudo haber sido, el que ya no puede ser. 

 

El portal muestra números que hablan de un crecimiento vertiginoso: con 28.500 suscriptores, es el sexto más leído del país y, entre los que apoyan al Gobierno, es el más visitado, muy por encima de Página 12. Según Google Analytics, tiene 22 millones de usuarios únicos por mes, pero, además, se conjuga con los contenidos audiovisuales. Navarro abrió El Destape radio (107.3) y hoy tiene alrededor de 120 personas empleadas que se reparten entre entre el portal de la calle Thames y la radio de la calle Carranza. 

 

Obsesivo, voraz, frontal, dueño de un temperamento volcánico, despreciado por el antikirchnerismo y cuestionado incluso en las anchas filas del Frente de Todos, Navarro creó un personaje que tiene una platea asegurada y exhibe la virtud adicional de merecer la atención de la trinchera enemiga. Expone mejor que nadie el lado B de la polarización que agitan de la noche a la mañana los medios que repelen cualquier átomo de populismo. Pone el cuerpo y vive de una grieta en la que no cree. La división está, según cree, en la base de una sociedad enojada, pero no al nivel de las empresas de medios, donde casi todo está alineado con el macrismo cultural. Así, pelea contra gigantes que lo demonizan y, en la confrontación permanente, lo ayudan a agrandarse un poco más. La rabia antikirchnerista le da de comer. Pero no es lo único. 

 

Experseguidores y experseguidos

La conformación del heterogéneo Frente de Todos y la libertad económica que ganó en los últimos tiempos le permitieron abrir nuevos frentes y apuntar, también, hacia el interior de la amalgama panperonista. No sólo ir a la batalla contra la corporación de ADEPA, que lo acusa de manipular las cifras de su audiencia, sino denunciar al sindicalista empresario Victor Santa María por sus vínculos societarios con Horacio Rodriguez Larreta y Silvia Majdalani.

 

Navarro afirma que la pelea con el jefe del SUTERH no pasa por el cartel ni por el público kirchnerista en disputa. Sostiene que el Frente de Todos es un espacio tan amplio como para meter en la misma bolsa a “experseguidores” y “experseguidos”. A Santa María, que acercó posiciones con el Grupo Clarín y zafó de las investigaciones de la UIF amarilla, lo ve como una especie viscosa de ese peronismo porteño que no reconoce fronteras. La disputa no es sólo con el dueño de Página 12 y de la señal IP. Incluye a viejos compañeros suyos que hoy admiten con gracia, desde el viejo diario progresista, haber creado “un monstruo”. 

 

Navarro habla bastante más seguido con Alberto Fernández que con CFK, pero tiene pruebas de que el entorno más cercano al Presidente lo detesta bastante más a él que a los formadores de opinión que militan en Clarín. Aunque se reivindica parte del FdT, el conductor y empresario sorprendió en el inicio de 2020 con las críticas al Gobierno. Exigió la renuncia de funcionarios, rechazó el control de cambios y la falta de política para cuidar las reservas durante todo el primer año de gobierno, cuestionó decisiones de Fernández y hasta deslizo un retrato de Cristina que no se limita a la reivindicación. 

 

Navarro solo reconoce haber tenido alta la fiebre kirchnerista durante los últimos seis meses de Cristina en el Gobierno porque temía la llegada de Macri al poder, pero tiene un retrato de sí mismo que está en las antípodas del que más se difunde. Sus empleados recuerdan de memoria los enfrentamientos que tuvo con Guillermo Moreno, Axel Kicillof y Jorge Capitanich durante los años del cristinismo. 

 

Ganar con la censura

Navarro abrió su portal en 2014, sumó periodistas jóvenes que se formaron con él y después dieron el salto, incorporó otros con mayor experiencia y siguió creciendo. Durante la era de Cristobal López como empresario pujante de medios, era un periodista conocido en C5N y Radio 10 que medía bien con su defensa del Gobierno y, sobre todo, castigaba con alaridos y denuncias a los enemigos del cristinismo. Forzado por el macrismo, su despido del Grupo Indalo, en septiembre de 2017, lo obligó a reinventarse y le permitió, también, pararse en el lugar de perseguido. El revanchismo de Macri y su grupo de obsecuentes lo sometió a una dura prueba y entre sus colaboradores afirman haberlo visto poner plata de su bolsillo para evitar despidos en el contexto del derrumbe de la galaxia de medios kirchneristas. Mientras otros como Sergio Szpolski se borraban y dejaban un tendal, Navarro prefería sostener toda su estructura antes que echar gente. Fueron meses complicados, con ingreso cero de publicidad, pero hay, a su lado, quienes no tienen duda: en el mediano plazo, Macri y sus vengadores le hicieron un gran favor. Tanto que, cuando en 2018 se abrió una posibilidad para que Navarro volviera a la pantalla de C5N, prefirió no hacerlo. Él afirma que lo hizo porque las limitaciones en la línea editorial subsistían, pero testigos de esas horas afirman que lo hizo porque recuperar el aire de un canal con alta audiencia le hubiera hecho caer el argumento de la censura. También, perder su condición de víctima, ese lugar siempre confortable para la agrietada patria periodística, piense como piense.

 

En julio de 2018, la investigación de Juan Amorin sobre los aportes truchos a la campaña de María Eugenia Vidal le permitió a El Destape dar un salto formidable en todos los planos. Crecieron las lecturas, los suscriptores y el tema penetró la agenda de los medios que apoyaban a Macri y deslegitimaban al portal de Navarro. En el camino, tal vez antes, tal vez después, resignó el auspicio de la exgobernadora, pero no perdió el de Rodríguez Larreta, al que sin embargo critica y considera “lo mismo” que Macri. 

 

Aunque otros que pusieron el cuerpo en radio y TV durante la epopeya kirchnerista tuvieron mayores dificultades que él para seguir trabajando, Navarro no tiene dudas de que es una de las grandes víctimas de los últimos años. Como alguna vez Jorge Fontevecchia desde Perfil, hoy repite que no hay ningún otro medio que haya tenido cero pauta durante los cuatro años del macrismo y que, además, haya recibido juicios de animadores como Jorge Lanata y Luis Majul o funcionarios como Fabian “Pepin” Rodríguez Simón.

 


La obsesión de la pauta

Navarro montó una empresa familiar en la que sus hijos, Florencia y Nicolás, tienen roles gerenciales y la vistió de una épica que le sirvió a sus coroneles, más de una vez, para vestir de legitimidad la misma extorsión que ensayan las grandes empresas: rechazar los reclamos laborales, licuar la frontera de capital y trabajo y desoir los pedidos para que la perspectiva de genero deje de ser solo una forma redituable de posicionamiento externo.

 

Hacia afuera, la pauta publicitaria es una de sus grandísimas obsesiones. Las historias de intendentes y empresarios que fueron intimados por Navarro se repiten a los dos lados de la polarización. En marzo del año pasado, Navarro planteó al aire que iba a tener que cerrar todos sus medios si no recibía más fondos del Estado peronista. En octubre pasado, apuntó directo contra los funcionarios del Gobierno. “Estamos en guerra con el establishment y nuestro ejercito está compuesto por sus soldados, o al menos amigos, cómplices… se pelean por quedar bien con Clarín. Un ministro le da cientos de millones en ATP, otro le da cientos de millones en cuadernillos educativos, otro le da cientos de millones en pauta, entre abril y septiembre Clarín recibió 782 millones de pesos en esos tres conceptos, en un año serán más de mil millones de pesos”, dijo.

 

Justificado o no, el alegato desesperado de Navarro contrastaba con la realidad de un crecimiento exponencial que vivían hacia adentro muchos de sus empleados. Según los datos de la Secretaría de Medios, entre enero y septiembre, El Destape Radio recibió 11.800.000 pesos de pauta del gobierno nacional, la mitad que una FM líder como Aspen ($ 22.200.000). Navarro le planteó a Fernández que debe terminar con la pauta de papel y armar un sistema nuevo en base al número de visitas en la web. Pese a todo, 2020 fue un muy buen año para él. Lo acaba de demostrar con el pago del “primer bono trimestral de participación en los ingresos”, que representa para sus empleados un plus equivalente al 70% de su sueldo. El periodista afirma en privado que ya hoy los suscriptores y el sistema de publicidad llamado “La Feria” le permitirían dejar de recibir pauta y seguir subsistiendo. Meta ambiciosa, que habrá que ver si cumple: se propone ir a pauta cero en 2023, una idea basada en el modelo Mediapart de Francia.

 

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