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Beliz, el monje blanco que asesora al papa

La bendición del Vaticano para el funcionario albertista llegó horas después de su tropiezo en el BID. La sociedad de Bergoglio y el cooperador del Opus Dei.

Muy pocos en el Gobierno evalúan que el nombramiento de Gustavo Béliz como miembro ordinario de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales del Vaticano por parte del papa Francisco tenga alguna coincidencia con el retiro gubernamental de la candidatura del secretario de Asuntos Estratégicos para presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

 

Pero, en política, nada ocurre por casualidad y la firma del nombramiento pontificio difiere en uno o dos días a la decisión de Alberto Fernández de bajar la postulación de Béliz a la entidad financiera internacional forzado por la lógica de poder regional “billetera mata candidato” del presidente estadounidense, Donald Trump, para imponer a quien él pretendía.

 

BIO. Porteño. 58 años. Casado, cuatro hijos. Cooperador del Opus Dei. Abogado, periodista y funcionario de los gobiernos de Menem y Kirchner, de los que salió denunciando ser víctima de “un nido de víboras” y exhibiendo imágenes del Señor 5 de la ex SIDE. Pasó de ser el “ministro virgen” de los “zapatitos blancos” al guardián de la doctrina albertista.

 

Entre los colaboradores del primer mandatario argentino que consideran que hay una relación directa entre uno y otro hecho, también le atribuyen méritos a la jugada papal y estiman que pone de manifiesto la buena relación entre la Casa Rosada y el Vaticano.

 

Un colaborador presidencial le dijo a Letra P que fue un “movimiento magistral” de Jorge Bergoglio y de Marcelo Sánchez Sorondo, el obispo argentino a cargo de la academia pontificia para la que Beliz fue designado.

 

En igual sentido, fuentes vaticanas confirmaron que Sánchez Sorondo, hijo de un político con ideas conservadoras y a punto de jubilarse de sus funciones eclesiásticas, intervino para respaldar a Beliz, de quien es muy amigo, en momentos en que su figura en la administración albertista estaba perdiendo peso específico. No obstante, la última palabra la tuvo el papa.

 

 

 

En Buenos Aires, en tanto, la noticia del nombramiento de Beliz no llegó en el mejor momento. Un tuit del papa sobre el evangelio dominical, que se interpretó como un respaldo a los dichos de Alberto Fernández desacreditando el valor del mérito, provocaron revuelo en ambientes eclesiásticos.

 

La polémica vernácula sobre la meritocracia sacó de quicio a algunos obispos, que salieron a responder por las redes sociales. El más duro fue Víctor Fernández, arzobispo de La Plata, considerado uno de los prelados más cercanos al pontífice, quien describió como “cosa de locos" decir que el papa apoya al Presidente y atribuyó a “fanáticos partidarios” el trasponer un tema eminentemente religioso con otras cuestiones humanas. El obispo Sergio Buenanueva, de San Francisco (Córdoba), también aseguró que lo expresado por Francisco no guardaba relación alguna con la "discusión chirle" de cabotaje.

 

¿Pero por qué Beliz fue premiado con este gesto papal “importante”, según el Gobierno, y será académico vaticano por al menos diez años? No es por su confesa fe católica practicante. Tampoco, por ser uno de los políticos argentinos que abrevan en el Opus Dei, la obra religiosa conservadora fundada por el cura español Josemaría Escrivá de Balaguer, proclamado santo. En Roma, aseguran que Francisco conoce bien a Beliz y confía en que puede contribuir a su plan pospandemia, ese que -según formuló en la audiencia general de este miércoles- debe escuchar más a los movimientos sociales que a las empresas, más a la gente que mueve la economía real que a las multinacionales y más a los médicos que a los laboratorios.

 

Tal la confianza que Bergoglio tiene con Beliz, que no dudó en reprocharle que haya intentado imponerle un hombre del Opus Dei para la embajada argentina ante el Vaticano, cuando él pretendía otro perfil para la representación diplomática de su país natal (finalmente, a cargo de una mujer, María Fernanda Silva). “Siempre haciendo travesuras”, le espetó el pontífice en el saludo protocolar tras la audiencia con el Presidente en enero pasado.

 

 

 

SER ESPIRITUAL. Béliz, quien se acaba de ganar la “bendición” papal, no es tan afecto a admitir su ligazón con el Opus Dei, del cual es “cooperador” y en cuyas tertulias conoció a su esposa, María Florencia Meritello.

 

Bautizado en el catolicismo y habiendo tomado la primera comunión, no era un joven practicante ni frecuentaba la misa dominical.

 

A los 19 años, un amigo lo llevó a un encuentro religioso con el sacerdote uruguayo Ricardo Rovira, del Opus Dei, cuya prédica despertó en él -según ha reconocido- un sentido más espiritual y humano de la vida.

Tenía apenas 19 años cuando un amigo lo llevó a un encuentro religioso con el sacerdote uruguayo Ricardo Rovira, del Opus Dei, cuya prédica despertó en él -según ha reconocido- un sentido más espiritual y humano de la vida.

 

En 1988, Béliz también militó en el movimiento católico Comunión y Liberación, donde coincidió con el fallecido líder sindical Saúl Ubaldini.

 

Tras casarse con Meritello, de fe practicante, ella lo hizo participar más en actividades religiosas y de acción social del Opus Dei. En ese contexto, también dictó clases en universidades vinculadas a la Prelatura y entabló amistad con el rockero Juanse, líder de los Ratones Paranoicos, quien en los últimos años tuvo una conversión espiritual.

 

Según la página oficial del Opus Dei, los cooperadores -como Beliz- son “personas de todas las razas, culturas y religiones: católicos y no católicos, cristianos o no, y también no creyentes, que con los fieles de la Prelatura y otros ciudadanos promueven numerosas iniciativas de carácter formativo y social”. Y su colaboración puede ser tanto de carácter espiritual como material.

 

Alberto Fernández
Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados. 

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