La Asamblea General de la ONU abrirá su 75° período de sesiones, previsto para el 15 de septiembre, con un videomensaje del papa Francisco proponiendo un plan global para la pospandemia sobre la idea fuerza “Nadie se salva solo”.
La Asamblea General de la ONU abrirá su 75° período de sesiones, previsto para el 15 de septiembre, con un videomensaje del papa Francisco proponiendo un plan global para la pospandemia sobre la idea fuerza “Nadie se salva solo”.
Para el líder de la Iglesia católica, nadie puede quedar excluido del diseño del mundo poscoronavirus, por lo que los estados deberán tomar decisiones de consenso y en beneficio del bien común del pueblo, privilegiando a los más desprotegidos.
Fuentes vaticanas confirmaron a Letra P que el discurso del pontífice argentino ante los representantes de los 197 países miembros del organismo internacional está en “proceso”, va en esa línea y pretende un doble objetivo: impacto e instrumentación.
El mensaje papal ante la ONU hará hincapié, según las fuentes, en la urgencia de ir hacia un nuevo orden mundial para salir de la crisis. Asimismo, incluirá una exhortación a una condonación "drástica" o total de las deudas de los países periféricos y un llamado a crear un salario universal para enfrentar las consecuencias. Todo, sobre la base de un concepto que el papa viene repitiendo en estos meses: “De una crisis se sale mejor o peor. Depende de nosotros. No podemos, en el orden mundial y local, repetir los mismos modelos socioeconómicos de hace un año ni tampoco ajustarlos o barnizarlos un poquito. Eso sería salir peor”.
El papa también enfocará su mensaje en la necesidad de que la vacuna contra el Covid-19 sea un derecho humano universal, tal como lo imploró en la audiencia general del último miércoles en el Vaticano, al pedir que los pobres tengan prioridad en el acceso y que no sea propiedad de algunos países.
Los indicios del discurso que pronunciará Francisco ante las Naciones Unidas sonaron como “la más hermosa música” para los oídos de los residentes de la Casa Rosada, días después de que el presidente Alberto Fernández anunciara que la producción de 250 millones de dosis de la vacuna contra el coronavirus estará a cargo de un laboratorio argentino y otro mexicano junto con la empresa Astra Zeneca y la Universidad de Oxford y el apoyo de la Fundación Carlos Slim.
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Desde Balcarce 50 también sumaron a este punto celestial las consideraciones que ha hecho el pontífice argentino sobre el peso que significa la deuda pública para las naciones empobrecidas, incluyendo a la Argentina, más tras el golpe económico de la crisis sociosanitaria mundial.
El papa trabaja en el mensaje que enviará al pleno de la ONU el 15 de septiembre próximo junto con un grupo de colaboradores del Dicasterio (ministerio) para el Desarrollo Humano Integral del Vaticano, presidido por el cardenal Peter Turkson, y la task force vaticana que coordina el sacerdote argentino Augusto Zampini para afrontar el “después” de la pandemia.
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Zampini, un exabogado con experiencia en la lucha contra el ébola en África y que en el país trabajó para una multinacional antes de ordenarse cura, ha dicho que su compatriota el pontífice compara la crisis del coronarirus con un laberinto, de la que -afirma- se sale con agilidad y capacidad de adaptación y mirando desde arriba.
La task force pospandemia del papa fue creada con el objetivo de estudiar el impacto de la crisis del coronavirus, con un sinnúmero de responsabilidades de cara a lo que se viene: instrumenta acciones humanitarias, busca fondos para la ayuda que prevé distribuir a través de Caritas Internacionalis y diseña políticas económicas de rescate. También examina temas de debate global, como deuda interna y externa, inseguridad cibernética y alimentaria, conflictos, desempleo y asignación universal básica, el futuro del trabajo y salud integral (física, mental, emocional), entre otros.
CUATRO PAPAS ANTE NACIONES UNIDAS. El 25 de septiembre de 2015, Francisco se convirtió en el cuarto papa que se dirige a la Asamblea General de la ONU y este año repetirá con un videomensaje grabado con antelación en el Vaticano.
Anteriormente, intervinieron en este foro mundial Pablo VI, en 1965; Juan Pablo II, que lo hizo en dos ocasiones, 1979 y 1995, y Benedicto XVI, en 2008.