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Finalmente, el gobierno cerró el acuerdo con los acreedores en el capítulo de bonos bajo legislación extranjera. Para preguntarse a quién beneficia, no hay más que ver los eufóricos festejos en los mercados internacionales y la aprobación de los economistas del establishment.
Cada día se va haciendo más transparente que no puede haber una negociación “progresista” donde se crezca, haya trabajo, mejores salarios y jubilaciones y, a la vez, se pague la deuda a los acreedores.
En un comunicado conjunto, los tres bloques en que se organizaron los grandes acreedores se mostraron “complacidos” por el acuerdo. No es para menos.
El gobierno termina reconociendo 54,8 de valor presente neto (VPN), 15.000 millones de dólares más que en la primera propuesta que hizo el gobierno de Fernández (dónde ofrecía 33 de VPN). Incluso por encima de lo “recomendado” por el propio FMI (que había planeado en marzo que cualquier valor por encima de 50 era “insustentable”). Y también por arriba de la misma propuesta de principios de julio, que ya era tan favorable a los acreedores que se llevó el aplauso de Luis Caputo y del mismísimo Domingo Cavallo.
En concreto, nuestro país, que ya llevaba pagados 5.000 millones de dólares desde que asumió Alberto Fernández, comenzará a abonar vencimientos a partir de julio de 2021. ¿En qué quedó la afirmación del presidente que la Argentina no tenía ninguna posibilidad de pagar nada durante 4 años?
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Pero acá no termina la historia. Inmediatamente comenzará otra negociación, esta vez con el Fondo Monetario Internacional. En esto queremos ser clarísimos: no existe ningún acuerdo “progresista” posible con el FMI. La Argentina tiene que pagarle al organismo casi 49.000 millones, comenzando en septiembre de 2021 y con vencimientos gigantescos entre 2022 y 2023. Sin quita posible. Lo que se negociará es un nuevo “préstamo” para patear la deuda para adelante. A cambio de un nuevo ajuste y la puesta en marcha de lo que llama “reformas estructurales”, fiscal, previsional y laboral.
Al mismo tiempo, se han conocido las pautas para la renegociación de los bonos de deuda bajo legislación local. Se trata de un monto no menor, 40.000 millones de dólares, de los cuales 15.000 millones están en manos de grandes acreedores, una parte muy importante en poder de un solo dueño, Pimco, uno de los mayores fondos de especulación del mundo. Este es el motivo por el que, increíblemente, se les permitirá a estos bonistas, que tienen títulos en pesos, dolarizar su acreencia.
En conclusión, toda esta renegociación, con sus distintos capítulos, nos lleva a más saqueo, más colonización, más miseria y explotación. Nuestro país no tiene salida mientras siga girando alrededor de esta bola de nieve imparable. Por eso insistimos en que la única salida es dejar de pagar la deuda externa y poner todos esos recursos al servicio de las más urgentes necesidades del pueblo trabajador.