La foto que se sacó el presidente Alberto Fernández con sindicalistas y empresarios el lunes 4 de mayo no sólo agitó las aguas de las mujeres del Poder Ejecutivo nucleadas en Mujeres Gobernando y en las redes de feministas. También, hizo ruido en los ámbitos empresariales y sindicales. Y la foto del 3 de junio, día de la convocatoria Ni Una Menos, con la larga mesa presidencial de la Quinta de Olivos con las principales cabezas de los grupos empresarios del país y, otra vez, con la ausencia de mujeres, provocó más incomodidad todavía. Tanto, que el 9 de julio, a la hora de las imágenes, la dirigente de la UIA Carolina Castro estaba sentada en la primera fila.
El tema de fondo de estos señalamientos de los colectivos de mujeres no tiene que ver con las fotos. que invisibilizan, sino con la desigualdad en los espacios de decisión. Como respuesta, pero también como acción propositiva, hace dos semanas, varias redes de mujeres confluyeron en una sola iniciativa, Agendaxlaigualdad, presentada públicamente el jueves pasado, integrada por más de 200 mujeres líderes de distintos ámbitos.
Entre las firmantes hay representantes de grandes empresas (Verónica Andreani, de Andreani; Rosario Algelt, de Latam; Laura Barnator, de Unilever; Castro, de Industrias Guidi; Verónica Cheja, de Urban Grupo de Comunicación; Isela Costantini, de Grupo de Servicios y Transacciones; Cecilia Giordano, de Mercer, y Patricia Furlong, de American Express, entre muchas otras); del sindicalismo (Zunilda Valenciano, de UPCN; Noe Ruiz, de la CGT; Susana Stochero, de Sanidad; Carolina Lospennato, de la Unión de Empleados de Justicia, y Carolina Llanos, de UATRE, entre otras) y de la sociedad civil (Verónica Bacarat, de ONU Mujeres; Mariela Belski, de Amnistía Internacional Argentina; Andrea Gamarnik, del Instituto Leloir-Conicet; Beatriz Busaniche, de la Fundación Vía Libre; Natalia Gherardi, de Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, y Gala Díaz Langou, de CIPPEC, entre otras).
La propuesta consiste en “una agenda de igualdad de género basada en tres objetivos y 12 propuestas concretas" y el compromiso de impulsarla y convocar a personas de todo el país a acompañar la iniciativa. Todos los objetivos apuntan a promover la contratación de mujeres en empleos del sector privado y fomentar su participación en sectores tradicionalmente masculinizados, redistribuir el trabajo de cuidados no remunerado y romper estereotipos y fomentar y visibilizar la participación de las mujeres en la discusión y la toma de decisiones.
Las 12 propuestas apuntan a transformar los objetivos en políticas efectivas y van desde Implementar incentivos fiscales, contratación de mujeres, incorporar la perspectiva de género en los presupuestos y establecer un régimen de licencias para el cuidado de hijas o hijos basados en la coparentalidad hasta acelerar el cambio cultural transversalizando la perspectiva de género en la educación, por ejemplo, abordando la violencia simbólica en la publicidad y fortaleciendo la Educación Sexual Integral en los distintos niveles educativos. Esta última generó algunas objeciones y, de hecho, algunas (muy pocas) personas se resistieron a firmar un documento que mencionara la ESI. En cada una de las propuestas que incluyen una inversión (los casos de las licencias o de la implementación de incentivos fiscales), el texto aclara que se tendrán en cuenta “las restricciones presupuestarias”.
Cecilia Giordano es ceo de la consultora internacional de capital humano Mercer y firmó sin dudar, no sólo porque cree en “el deber ser” sino porque “es una buena decisión económica invertir en mujeres”. “Los datos de cualquier compañía indican que, cuando hay una mujer, mejoran los KPI (Key Performance Indicator) blandos, pero también los KPI duros: aumentan el engagement, las personas saludables y la rentabilidad de las acciones”, explica.
Para la consultora, la tarea es, “más allá de la bronca y el enojo”, posicionar el tema con datos: “Si en el país hay 50% de mujeres y en tu mesa de decisión tenés 4% con un gap salarial del 30%, entonces hay algo que no funciona bien. Y si, además, el 60% de las egresadas de las universidades públicas y privadas son mujeres que tienen un currículum académico más contundente que los hombres y después esas mujeres desaparecen y ganan, de nuevo, hasta un 30% menos, evidentemente, el sesgo de poder existe y también el sesgo de cuidado, que es lo más difícil de deshacer”.
Las 200 firmas iniciales hoy son más de mil y entre quienes asumieron el compromiso por la igualdad hay también varones, entre otros, Sergio Kaufman, de Accenture; Aníbal Jozami, de la Untref; Marcelo Mindlin, de Pampa Energía; Gustavo Grobocopatel, de Los Grobo; el presidente de la UIA, Miguel Acevedo, y Rodrigo Pérez Graciano, de Peugeot. Según las convocantes, la diferencia de esta con otras iniciativas para equilibrar la cancha es que aquí no sólo se busca la firma, sino que se brindan herramientas y acompañamiento para conseguir cambios efectivos al interior de las organizaciones.
“La única forma en que esto se convierta en políticas efectivas es que todos los que firmamos, que hoy tenemos una posición de C-Level, rompamos con el tema de los sesgos incorporando tecnología para el reclutamiento y, sobre todo, revisando nuestros datos para entender cuál es la brecha salarial y cuál es la brecha de oportunidad. Si decís que en tu organización das oportunidades, pero cuando revisás cómo están distribuidas las áreas en términos de género encontrás que las áreas de cuidado (recursos humanos o compliance, por ejemplo) están representadas mayoritariamente por mujeres y las de negocios, donde se toman las decisiones, donde está la plata, donde está el poder, no hay representación femenina, entonces hay sesgo de género”, sostiene Giordano.
La brecha de género no es una novedad. Y, aunque su visibilidad cobró fuerza a partir de la agenda feminista impuesta por Ni Una Menos en 2015, hoy la pandemia la profundiza y la pone en el ojo de la tormenta. Que la Agendaxlaigualdad no sea una iniciativa más depende de que cada una y cada uno de los firmantes vuelva a su organización, repare en el desequilibrio y fomente acciones afirmativas para reducirlo. Las 200 iniciadoras prometen monitorear que las propuestas se hagan realidad.