En diálogo con Letra P, el economista que fue alumno, ayudante de cátedra y mano derecha de Kicillof habló de la cerealera que entró en default y dijo que, en sus cálculos, necesita 250 millones de dólares para volver a operar. Además, contó como quedó su relación con el Presidente y el gobernador bonaerense.
Speaker. Locuaz, Álvarez Agis fue uno de los voceros económicos de Fernández en la campaña.
-¿Cómo surgió el proyecto para quedarse con Vicentin?
-La idea fue nuestra. Nosotros estamos todo el tiempo evaluando inversiones para nuestros clientes y la gente de Allaria hacía rato que se quería meter en el rubro. De hecho, constituyó una empresa específica, Allaria Agro. Armamos un modelo con inversores locales. Había dos iniciativas parecidas dando vueltas y nuestro fuerte era hacer socios a los productores y a los bancos locales en un esquema de recuperación. Necesitábamos inversores argentinos que no tuvieran prejuicios ideológicos con una empresa mixta, que les interesara hundir capital en Argentina, que en este contexto no son muchos.
Del grupo de diez inversores locales, el único nombre que trascendió fue el de José Luis Manzano. Álvarez Agis no lo dice, pero piensa que sus competidores actuaron con viveza y salieron a contar una historia que los beneficiaba a ellos: exhibieron el nombre del exministro de Carlos Menem y socio de Daniel Vila para desautorizar la oferta Allaria y ligarla a la multinacional Cargill. Los otros dos interesados eran el grupo Ceibos, liderado por Ciro Echesortu, exceo global de Dreyfus, y Glencore, que es socio de Vicentín en la planta agroindustrial de Renova -en la localidad de Timbúes- y tenía la intención de comprar el 34% de las acciones que permanecen en manos de la cerealera intervenida.
"No fui ni a pedir permiso ni a pedir apoyo a la Casa Rosada ni a Economía ni a Producción, porque no me gusta mezclar mi actividad privada con las relaciones que tengo por haber pasado por la política."
-¿Le presentaron el proyecto al Gobierno? ¿Hasta dónde llegaron con la oferta?
-No fui ni a pedir permiso ni a pedir apoyo a la Casa Rosada ni a Economía ni a Producción, porque no me gusta mezclar mi actividad privada con las relaciones que tengo por haber pasado por la política. Tuvimos varias reuniones con bancos y con seis fondos de afuera para mostrarles el modelo y ver si estaban dispuestos a financiar el capital de trabajo de una iniciativa de ese estilo. Es un monto enorme. Para volver a los ocho millones de toneladas, hay que hablar de 250 millones de dólares de capital de trabajo, de acá al año que viene.
-¿Cuánto vale la empresa hoy, en estas circunstancias?
-Hoy... nada. Los activos no le alcanzan para cancelar el pasivo, por más que en el diario aparezca otra cosa. Imagino que razonablemente los accionistas quieren hacer valer su posición. Pero el problema es que la empresa se sobreendeudó y se quedó sin la confianza de los productores, con lo cual es muy difícil que pueda volver a comprar granos. Ese era nuestro punto, de entender que había que darle una confiabilidad y una seriedad al managment para que la empresa pudiera volver a ser confiable. Además, la confianza se recupera de una manera muy sencilla, que es pagando.
-Tengo entendido que la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) absorbió parte de la deuda de Vicentin y les pagó a una parte de los productores.
-Justamente, ACA es uno de los grandes acreedores comerciales de Vicentin. Se paró en el medio entre Vicentin y los productores pequeños, pagó los granos y se quedó con la deuda. Hoy, Vicentin le debe entre 100 y 150 millones de dólares de los 400 millones que debe en total a los productores. Como acreedor individual, ACA es el más grande.
-¿Para usted y para Allaria, es un capítulo cerrado?
-Como habíamos pensado la transacción, sí. Yo siempre doy el ejemplo de YPF. Cuando la expropiamos, también se dijo el chavismo, esto va a ser imposible y después la verdad es que emitió una Obligación Negociable minorista que fue un éxito total. Ahora, el Gobierno tomó otra decisión, completamente legítima y entendible. Estaba dentro del set de opciones y eso no nos deja el lugar que estábamos buscando.
Dos. Mayo 2015, Kicillof ministro, Álvarez Agis vice.
ROJO CÍRCULO. Nacido en 1981, Álvarez Agis fue el único economista destacado del grupo de Kicillof que dio el salto al sector privado. En apenas cuatro años, su consultora logró una penetracion envidiable en la estructura de poder. Audaz, inteligente y elogiado por Fernández, entre sus relaciones y clientes se destacan dos: el ubicuo zar de la energía Marcelo Mindlin, a quien conoció como director estatal de Edenor, y el banquero Jorge Brito, que figura entre sus clientes.
Su prédica market friendly lo hizo taquillero: la inexistencia de alternativa a una “política pro mercado”, la necesidad de pagar más para evitar el default, la defensa de Mercado Libre y los contratos flexibles que impulsó Macri en Vaca Muerta o la máxima de que, para bajar la inflación, “hay que congelar la distribución del ingreso por un año”. Capaz de crear supuestos a la velocidad de un rayo, a Álvarez Agis sus amigos le reconocen la honestidad intelectual y sus críticos destacan que esos supuestos muchas veces no se cumplen.
Álvarez Agis fue el único economista destacado del grupo de Kicillof que dio el salto al sector privado. En apenas cuatro años, su consultora logró una penetracion envidiable en la estructura de poder.
Desde 2015, el crecimiento de PxQ fue tan acelerado que ya lo comparan con los consultores predilectos del mercado desde los años noventa, Carlos Melconian y Martín Redrado. Pero su caso es excepcional, porque su origen no está en Cavallo sino en Kicillof. “Tenemos una cartera de clientes muy diversificada, un montón de fondos del exterior que nos contratan, un montón de empresas de Argentina del sector real, fondos del sector financiero y también sindicatos y gobiernos subnacionales. Habiendo pasado por la función pública, a veces entendemos un poco mejor las restricciones y los cortocircuitos naturales que se dan entre esos dos actores. Eso es valorado. Funciona y nos divierte mucho. No sé si top 3, pero anda muy bien por suerte”, le dice Álvarez Agis a Letra P.
Durante la campaña electoral, fue parte esencial del equipo de Fernández y hasta le atribuyen haber preparado un plan económico a pedido de un grupo de empresarios cercanos al Gobierno.
-¿Cómo quedó su relación con el Presidente?
-Excelente. Siempre que puedo ayudo, aviso, alerto o aconsejo. Pero con mucha humildad y respeto porque sé que a veces desde afuera a uno le puede parecer que el que decide no entiende, no sabe o no conoce y en general es al revés. El que está tomando la decisión tiene más información que uno. Lo que pasa es que, como uno no conoce la información, piensa así. Por ahí el caso Vicentin es uno de esos. Nunca analizo las medidas en función de mi balance. Yo tenía una opción privada para Vicentin que me parecía buena, rentable, pero sería muy chanta decir que está todo mal porque me cagaron un negocio, hablando mal y pronto.
-¿Y con Kicillof?
-Excelente. Hubo un rumoreo por la sencilla razón de que yo decidí que no siguiéramos laburando juntos, pero no porque nos peleamos. Seguimos hablando y la relación personal está intacta.
-Gente que se quedó con el gobernador no tiene demasiados elogios para usted.
-Bueno, la política tampoco es un club de amigos. Pero con Axel (el vínculo) es excelente. Yo había sido seis años asesor de Héctor Recalde y, cuando nos fuimos del Gobierno, no tenía ganas de volver a la Cámara de Diputados.