El Gobierno no hará efectivo este viernes el pago de intereses de tres bonos Globales, emitidos bajo ley extranjera, por 503 millones de dólares, con lo que extenderá el estado de cesación de pagos que arrastra desde el triple reperfilamiento compulsivo de las Letras del Tesoro en dólares y de los títulos en la misma moneda lanzados bajo ley doméstica. Sin embargo, eso no implicará una interrupción del diálogo en curso con los fondos de inversión, que se extenderá formalmente hasta el 2 de junio y sobre el que las autoridades guardan, según supo Letra P, un “cauto optimismo”.
En el Palacio de Hacienda no se habla de default “técnico” ni “blando” ni "breve”, términos que irritan a los especialistas por su artificiosidad. Un default es un default; punto. Sin embargo, apuestan a una conclusión exitosa y relativamente veloz del proceso de reestructuración de deudas por 66.000 millones de dólares.
El mercado tiene prácticamente descontado ese evento crediticio, por lo que no se esperan mayores consecuencias en lo que respecta a valor de los títulos públicos y del riesgo país, que en la víspera cotizó estable en torno a los 2.800 puntos básicos.
Fuente: Rava Bursátil.
Una opción ante la expiración de ese deadline habría sido la firma de un acuerdo de standstill, que habría obligado al país a comprometerse a seguir negociando de buena fe y a los bonistas, a no pedir la aceleración de pagos ni iniciar juicios para cobrar el 100% del capital y los intereses. Pero fue descartada por el ministro de Economía, Martín Guzmán, que no quiere perder el tiempo en una negociación que no sea la de fondo -este viernes, el funcionario confirmó que el Gobierno hará una nueva oferta a los bonistas-; la prudencia de los fondos involucrados está garantizada de palabra y de hecho, ya que una actitud hostil llevaría a la ruptura de gestiones en las que todas las partes están interesadas.
En Economía relativizan las implicancias del nuevo default: “Están en juego 30 años de deuda”, ponderan. Una cosa, añadieron, es incumplir un pago sin más y otra diferente, hacerlo en medio de negociaciones que, además, avanzan satisfactoriamente.
Si el primer vencimiento de la oferta argentina se produjo el 8 de mayo. Desde entonces, el proceso pasó, en términos futboleros, a tiempo suplementario. Superado el nuevo deadline, llega la hora de los penales. Será a todo o nada.