“Al Rafa no le tuercen el brazo ni con un virus mundial”, graficó un empleado judicial en un grupo de WhatsApp entre colegas a modo de festejo tras confirmarse la continuidad de la cuarentena en los Tribunales de Rosario. Rafael Gutiérrez, el presidente de la Corte Suprema santafesina, impuso su voluntad de no ceder ante las presiones de los Colegios de Abogados e incluso de posiciones dentro del máximo tribunal.
Ganó de nuevo el infranqueable. El de dos décadas de estabilidad en el máximo tribunal y acostumbrado a los roces lacerantes, pero sin heridas a la vista. Esta vez la contención fue doble. Por un lado, logró neutralizar el avance aperturista del ministro Daniel Erbetta, pero también la escalada de los Colegios de Abogados de la provincia que comenzaron pidiendo levantar la cuarentena y terminaron pidiendo la renuncia de Gutiérrez.
El tema ya se licuó, reconocen desde la entidad que representa a los profesionales. Incluso la cúpula judicial clausuró la discusión en la acordada de esta semana. Uno de los motivos es la cuestión temporal. Era antes o nunca, se resignaron desde el Colegio y bajaron los decibeles. Ese antes era la semana pasada como última oportunidad.
El presidente de la Corte no le dio margen de debate al Colegio de Abogados porque entendía que le iban a apurar la apertura. Quien sí tuvo contacto con los representantes es el ministro Erbetta, de marcadas diferencias en el tema con Gutiérrez, al punto de desencadenar una discusión de alta tensión que trascendió los límites de la Casa de Justicia, tal como publicó Letra P.
El gobierno provincial no se ha manifestado públicamente sobre el tema, pero su política sanitarista podría dar indicios de su postura. Sin embargo, habría un puente en el asunto desde la secretaría de Justicia provincial con el Colegio, a partir de que las negativas del cortesano le resultaron inconvenientes en áreas puntuales.
A su vez, el presidente de la Corte apela a la complicidad del poderoso gremio de empelados judiciales. “Se pone en una posición cómoda Gutiérrez con el gremio. Cómo no va a llamar a la reunión los operadores principales del sistema judicial que somos los abogados. El Colegio no es una asociación civil”, reprendieron días atrás.
La reunión a la que se hace alusión es la Comisión de Trabajo que creó la semana pasada la Corte. Además de los miembros del máximo tribunal se incluyó al Ministerio Público de la Acusación (fiscales), al Procurador General, al Servicio de Defensa Penal (defensores), al Colegio de Magistrados y al Sindicato de Trabajadores Judiciales. Pero no al Colegio de Abogados.
La Corte Suprema santafesina en la apertura del año 2019
Esto hizo estallar al presidente de la circunscripción Rosario, Carlos Ensinck, quien asumió el cargo a fines del año pasado tras ser vicepresidente en la gestión anterior. “Se creó un comité, el comité de los asalariados, que deja afuera 20 mil abogados que son los que hacen funcionar la justicia”, sostuvo antes de elevar el tono.
“A Gutiérrez le pagamos 1 millón de pesos por mes de salario y así funciona el poder judicial. Una ferretería abierta está por encima de un poder del Estado”, sostuvo al referirse a las excepciones de cuarentena.
Justamente, Gutiérrez se manejó sobre el umbral de lo irrefutable: el decreto presidencial. “No puedo ampliar el funcionamiento porque circularían 5.000 personas por día en Rosario, y el decreto habla de aislamiento”. En rigor, el fuero penal funciona con pocas restricciones, y para el resto se destrabaron algunas competencias, pero la crítica es que no se puede empezar nada nuevo, excepto urgencias.
Ensinck disparó con munición gruesa días atrás. “Hace falta un recambio generacional en algunos ministros de la Corte. Exceden el límite de edad y no están aggiornados a la nuevas tecnologías y necesidades (…) Es inconcebible que el poder judicial esté por debajo de una ferretería. El presidente fracasó en 20 años en la Corte, tiene que renunciar”.
Gutiérrez no se alertó y le sugirió que en lugar de renuncia le pida un jury, a sabiendas de lo inconducente que sería un proceso semejante. “No tengo nada que decirle a Ensink. Siempre hay alguno que aparece para salir en los diarios”. Pero sí dijo y, sobre todo, hizo: la apertura de la justicia santafesina se movió al ritmo que él quiso.