Diciembre de 2019, 3,7%. Enero de 2020, 2,3%. Febrero, 2%. El sendero de desaceleración de la inflación, aunque, hay que aclarar, con numerosos precios congelados, entusiasmaba al gobierno de Alberto Fernández. Sin embargo, el mundo se dio vuelta debido a la pandemia de COVID-19 y, en el país, la cuarentena alteró el funcionamiento de toda la economía. A la espera de la difusión del dato oficial, de acuerdo con un relevamiento entre diferentes consultoras privadas realizado por Letra P arroja que esa tendencia virtuosa se detuvo en marzo, con proyecciones que oscilan entre el 2,3 y el 3,6%.
La crisis por el nuevo coronavirus puso al país patas para arriba, con sectores paralizados –esparcimiento y turismo, por caso– y otros fuertemente presionados, como salud y alimentos y bebidas. Es más, el propio Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) enfrentó problemas operativos al suspender, por razones de seguridad del personal, la recolección presencial de datos, lo que lo ha llevado a buscar “alternativas que aseguren la calidad de las estimaciones (…) coordinadamente con la comunidad estadística internacional para adoptar las mejores recomendaciones de manera conjunta”.
Ese mismo inconveniente llevó esta semana a una de las consultoras privadas de referencia, Elypsis, a avisar que “a fin de estudiar formas rigurosas de corregir estas deficiencias de medición, decidimos no reportar nuestra medición semanal de precios, ya que sospechamos que al menos un 30% de las variedades que componen nuestro índice se encuentra hoy sin precios verificables o con problemas de relevamiento. Esperamos que esta situación se soluciones a la brevedad”.
Con todo, en marzo, la consultora dirigida por Eduardo Levy Yeyati registró una inflación promedio de 2,3%, una de las más bajas difundidas a nivel privado.
En tanto, Seido midió el mes pasado un 2,8% y, en lo que constituye otra mala noticia, detectó que los precios siguen sostenidos en el comienzo del actual.
“En marzo, nuestro IPC aumentó 2,8% mes contra mes frente al 2% de febrero (revisado). Esperamos que la inflación mensual de abril sea cercana al 3,1% (con riesgos al alza), siguiendo la tendencia de aumentos de precios de fines de marzo”, dijo la consultora dirigida por Luciano Cohan.
Para esa firma, la inflación núcleo (que no toma en cuenta precios estacionales ni regulados) fue de 2,5% frente al 2,4% de febrero. El índice, añadió, resultó impulsado principalmente por los rubros Educación (13%) y Alimentos y bebidas (3,5%).
MacroView, por su parte, divulgó “algo menos de 2,5%”. Ecolatina midió 2,6%. Eco Go, 2,7% con una aceleración en carnes y verduras, que venían por debajo del promedio, en la última semana de marzo. Y Orlando J. Ferreres, 3,6%. Todo por encima de los niveles de enero y febrero.
El último ejemplar del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), la encuesta mensual que realiza el Banco Central entre bancos y consultoras de referencia, arrojó que las expectativas de inflación para el año se mantienen estables “para diciembre de 2020 (…) en 40% interanual. Los diez mejores pronosticadores de corto plazo para esa variable esperan una inflación promedio inferior, de 38,6% (0,7 punto porcentual inferior a la que proyectaba ese conjunto de pronosticadores el mes previo)”.
Sin embargo, manda la incertidumbre.
¿Hasta cuando regirán las medidas de aislamiento social y, por ende, la paralización de buena parte de la actividad económica?
¿Cómo afectará la evolución de los precios la fuerte emisión monetaria que está realizando el Banco Central, un récord histórico de $ 596.962 millones el mes pasado, lo que infló la base monetaria un 34,7%?
¿Qué pasará con la recuperación del nivel de actividad una vez que la autoridad monetaria suba las tasas de interés para aspirar esos pesos excedentes de modo de evitar una espiralización de los precios?
¿Cuándo, por fin, podrá la Argentina salir del pozo actual para volver a preocuparse por la crisis vieja, la anterior a la pandemia, que espera agazapada?
Así de módicos son los sueños del presente.