El lunes llegó desde Estados Unidos una noticia que no pierde actualidad: el Departamento de Justicia de ese país realizó nuevos procesamientos por el FIFA Gate, el escándalo que este año cumple cinco años. Acusaron a tres dirigentes de cobrar coimas para votar por Qatar 2022. El brasilero Ricardo Teixeira, exyerno de Joao Havelange y expulsado de la Conmebol en 2012 por otros sobornos; el paraguayo Nicolás Leoz, expresidente del organismo fallecido en 2019 y el co-conspirador #1, a quien sindican como alguien con cargos en la AFA, la Conmebol y la FIFA. El único que llena la papeleta es Julio Humberto Grondona, pero, como murió un año antes del inicio del proceso, por una cuestión formal, no lo nombran.
También acusan de pagar coimas a la empresa Full Play, de Hugo y Mariano Jinkis, dos de los detenidos en 2015, a la española Imagina y a dos ex Fox Sports, el méxicano Carlos Martinez y Hernán Lopez, el séptimo argentino acusado en el FIFA Gate, hoy ceo de una empresa de podcasts.
Dos de los principales beneficiarios de este descalabro fueron Gianni Infantino, que se quedó con la FIFA, y Alejandro Dominguez Wilson-Smith, que se convirtió en el tercer paraguayo que presidir la Conmebol en 30 años.
La llegada de Domínguez a la dirigencia deportiva se dio por una cuestión genética porque su padre, Osvaldo Dominguez Dibb, el Grondona paraguayo, fue presidente durante 25 años de Olimpia, el club más popular de su país, y en 2003 perdió la interna del Partido Colorado contra Nicanor Duarte Frutos, elegido presidente luego. Su tío paterno, Humberto, estuvo casado con Graciela Stroessner, hija de Alfredo, el dicatdor que manejó con puño de hierro el país durante 35 años y murió en 2006 en Brasilia.
El Tigre, apodo de Osvaldo, es uno de los hombres más ricos de Paraguay, con negocios en hotelería y gastronomía, desarrollos inmobiliarios y una tabacalera, entre otros. Llevó opulencia al fútbol, donde patentó una frase: “La gloria no tiene precio”.
Como a Uruguay en el Mundial de Sudáfrica, a Dominguez se le abrió el cuadro de una manera que nadie vio venir. En 2013, primero cayó Leoz y luego fue elegido presidente de Paraguay Horacio Cartes, extitular de Libertad. El 3 de diciembre de 2015 cayó por el FIFA Gate su compatriota Juan Angel Napout, en ese entonces al mando de la Conmebol. Durante dos meses hubo interinato del uruguayo Wilmar Valdez, pero Dominguez se movió bien y en enero de 2016 fue elegido presidente. En 2018, resultó reelecto.
Hizo el secundario en el Colegio San Andrés, uno de los más prestigiosos de Asunción; se recibió de economista en la Universidad de Kansas, mismo lugar donde estudiaron Juan Manuel Santos y Don Johnson. Ya de vuelta, hizo un máster en la Universidad Católica de su país y se dedicó de lleno a las empresas familiares.
La familia fue dueña del Grupo Nación Comunicaciones, que incluyó dos diarios y dos radios, lo que le permitió ser parte del directorio de la Sociedad Interamericana de Prensa durante dos años. En 2015, vendió esta parte del emporio familiar a Sarah Cartes, la hermana del presidente, lo que generó una fuerte polémica sobre todo porque el Sindicato de Periodistas de Paraguay denunció que Dominguez seguía siendo el director general del grupo.
Su relación con Argentina viene desde hace años. Esta semana, en una entrevista con el diario Olé, reveló sus padres fueron los testigos de casamiento de Alberto Armando, expresidente de Boca, que fue el padrino de Emilio, su hermano menor. Tuvo choques iniciales con el expresidente xeneize Daniel Angelici, que motorizaba la Liga Sudamericana de Clubes, una Copa Libertadores paralela, pero con el tiempo se acomodaron, al punto de que "El Tano" puso dos hombres propios en comisiones de Conmebol, Cristian Gribaudo y el abogado Diego Pirota, exdefensor de Amado Boudou.
Natalia Simeone, reprsentante y hermana de Diego, y Jorge Brito, vicepresidente de River y Banco Macro, son los otros argentinos con cargos en Asunción. Acusado de favorecer a River, sobre todo tras el ataque al micro de los jugadores de Boca en 2018, tiene una relación más fluída en Rodolfo D´onfrio, uno de los representantes sudamericanos en FIFA.
Con Claudio Tapia, ha vivido una relación oscilante. En 2017, cuando el sindicalista asumió en la AFA, le generó un hueco y le dio la vicepresidencia segunda de la Conmebol y uno de los seis cargos para los sudamericanos en el Consejo de FIFA. Tras la eliminación de Argentina contra Brasil en la Copa América, las denuncias de Lionel Messi y el descargo de Tapia en las redes, fue reemplazado por el uruguayo Ignacio Alonso en Suiza. De todos modos, no rompieron lanzas y el 16 de diciembre del año pasado estuvieron en la Casa Rosada con Alberto Fernandez para hablar de la Copa América.
Sin embargo, sorprendió que en la reunión continental que se hizo la semana pasada por videoconferencia el representante argentino haya sido Marcelo Tinelli, a quien desde Paraguay ven muy cerca de Dominguez. El año pasado lo invitó a ver la final de la Copa Sudamericana y es un hombre de consulta. Hay quienes en la sede de Luque no lo descartan reemplazando a Dominguez en algún momento. En la nota con Olé, contó que fue Tinelli quien le sugirió jugar las finales continentales de tarde por la televisación. “Marcelo aporta mucho al fútbol argentino y sudamericano”, dijo.
Su principal vínculo con el país es Mauricio Macri, de quien es amigo desde mediados de los años ´90. En abril de 2016, recién asumidos ambos, lo visitó en la Casa Rosada para dejarle una réplica de la Copa Libertadores e invitarlo a la Copa América del Centenario. En 2018, le entregó la Orden del Honor del Fútbol Sudamericano y fue parte de la delegación que un año después en Zurich vio cómo Infantino le dio el Living Football Award a su trayectoria. También fue el encargado de avisarle por teléfono a Macri que la final de 2018 se mudaba a Madrid.
Todavía no está claro cuál será su futuro a largo plazo. Hay quienes sostienen que quiere un tercer mandato más en la Conmebol tras 2022, ya que el primero fue para completar el de Napout. Después, el escenario se divide en dos: podría aspirar a la FIFA, cuyo único presidente sudamericano fue Havelange, o lograr lo que no pudo ser su padre y gobernar Paraguay. Tiene tiempo, es joven y, además, es el dueño de la pelota.