Para la vicegobernadora de Santa Fe, Alejandra Rodenas, nace con la pandemia un “cambio de paradigma” en la política argentina. Ella no puede disociarla de la actitud “mezquina”, como lo definió en ronda de medios, del presidente de la Cámara de Diputados de la provincia, Miguel Lifschitz, quien lidera la bancada progresista que se negó sistemáticamente, hasta este martes, a aprobarle al gobernador Omar Perotti la Ley de Necesidad Pública.
En diálogo con Letra P, la exdiputada nacional asegura que la crisis que desató el coronavirus “es de una magnitud tan grande que la política no la está pudiendo pensar”. Para la presidenta de la Cámara de Senadores, el escenario de lo que vendrá es “inasible”. “Cualquier representación simbólica que nos hagamos de lo que vendrá se va a quedar corta”, subrayó.
-Santa Fe no imita a la Nación en la comunión entre oficialismo y oposición. ¿Cómo sale de esta crisis el sistema político?
-La historia no es continua, es discontinua. Esto expresa una idea filosófica de lo que yo creo que es la historia. Lo que está en crisis es la idea de progreso, la idea de un progreso que nunca se ve interrumpido por ninguna contradicción. El capitalismo nos hizo creer que el progreso nos iba a hacer mejorar. En esta discontinuidad, los avances y retrocesos de la historia hacen a la dinámica de una sociedad. La política no puede leer esas discontinuidades, sigue situada en el mismo lugar, no se asume como interpelada. Más que la política, y por eso la Ley de Necesidad Pública que pedimos en Santa Fe, el derecho es la ratio que menos se deja interpelar.
-¿De qué magnitud es la crisis para que la política no lo pierda de vista?
-Es tan grande la magnitud que no la está pudiendo pensar. Acá hay una idea central de la filosofía que es la de obstáculo epistemológico, una teoría del francés Gastón Bachelard sobre cuando la imposibilidad de pensar en un escenario distinto impide la reflexión. Es tan grande la crisis, que ni siquiera la podemos mensurar. Las dos grandes guerras que atravesó el mundo tenían una reglamentación, una declaración de guerra, negociaciones, esto es lo inasible, lo que no podemos mensurar, lo que no podemos comprender. Esos obstáculos son los que hacen que algunos políticos sigan estando en el mismo lugar o se hayan resistido, como le pasó a (el primer ministro británico) Boris Johnson y (al presidente de Estados Undos, Donald) Trump, que no pudieron comprender frente a qué escenario estaban.
-¿Se viene un cambio de paradigma en el sistema y en el modo de construcción política?
-Hay un cambio de paradigma. La política ya no es más el conteo legislativo, no va a ser más eso después de esto. La política tiene que convertirse en un escenario de consensos y diálogos solidarios gobierne quien gobierne. Si yo siguiera siendo diputada nacional y (Mauricio) Macri estuviese gobernando, yo le votaría una ley, no lo dudo, es lo que hace Mario Negri. En escenarios disruptivos como este, se expresa la discontinuidad de la historia. Implican saltos cualitativos y, por lo tanto, tiene que aparecer una política de mejor calidad. Los escenarios cuantitativos se murieron, la gente nos está reclamando lo cualitativo. Ya no se trata de contar votos y adhesiones legislativas, sino de cómo la política le responde a la sociedad. Eso es lo que van a estar mirando, no los números.
-¿El Frente Progresista no lee el momento?
-No, para nada. Pregunto: ¿no se cansan de ese guión? La historia les está tocando la puerta a la política. Hubo un Palacio de Invierno, hubo una Toma de la Bastilla, hubo escenarios donde el antiguo régimen entró en crisis tantas veces. Este es un momento para miradas más desprovistas de especulación. El escenario de lo que vendrá es inasible. Cualquier representación simbólica que nos hagamos de lo que vendrá se va a quedar corto.