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Deuda y precios: krispación contra los tumores más malignos de la herencia PRO

En un discurso de concordia y unidad, el Presidente fue al hueso contra los "pícaros" que "remarcan" y avisó que revisarán la producción. El BCRA estudiará dónde fueron los dólares que tomó Macri.

"El equilibrio no es neutral ni independiente". Como al pasar y cerca del final de su discurso de este domingo ante la Asamblea Legislativa, el presidente Alberto Fernández sintetizó en una frase el carácter de su gobierno: negociación y comprensión con todos los sectores, pero en una relación de dientes apretados que tendrá, cada vez que sea necesario, un golpe en la mesa. Es lo que se percibió en el marco de su ponencia, un gobierno que no busca la ruptura pero tampoco está dispuesto a dejar pasar cuestiones fundamentales. El eje, tres frentes particulares: la deuda, los precios y la relación con el campo en el marco del debate por retenciones. 

 

Con el ministro de Economía, Martín Guzmán, asintiendo desde la platea del gabinete, Fernández anunció que el Banco Central (BCRA) hará un monitoreo de cada dólar que tomó como préstamo la administración de Mauricio Macri. Fue lo más novedoso sobre el tema. El resto, lo conocido: una ponderación de los avales internacionales, del papa y el propio Fondo Monetario (FMI), que "nos dieron la razón" respecto a la herencia que dejó Cambiemos en materia de deuda.

 

Fernández concluyó con una definición que no es anuncio pero es relevante de cara a lo que viene: explicó que la idea es llegar a una negociación razonable y casi evidenció que el default no está en el diccionario del albertismo de Alberto, aunque algunos propios consideren que dejar de pagar no es un problema. Muchos eslóganes que persiguen la interposición de un cerco a los bonistas privados que quieren especular. Una batalla entre los buenos y los especuladores, puesto de una manera sencilla. 

 

 

 

El segundo tema que marcó el pulso del gobierno fue el de los precios. Daniel Funes de Rioja, abogado de la Confederación de Productores de Alimentos (COPAL), miraba desde uno de los palcos junto al presidente de la Unión Industrial (UIA), Miguel Acevedo; el dueño de Maxiconsumo, Víctor Fera, y el petrolero Marcos Bulgheroni. Y llegó el dardo. "No puede ser que haya pícaros que subieron precios, no tienen cabida. Hay que terminar con los vivos que se enriquecen con los pobres bobos (...) Hay una maldita inercia de la remarcación", dijo Fernández y avisó que habrá un fuerte eje en la Defensa del Consumidor y que, además, revisará las cadenas productivas.

 

Hace unos días, el tema de los precios fue el centro de la reunión del gabinete económico que contó con la UIA y la CGT. Y se charló sobre el tema casi en los mismos términos del discurso de Fernández. La inflación no es una obsesión del Presidente, sino una preocupación seria de Guzmán, que considera que ese es el problema más relevante una vez que se resuelva el problema de la deuda.

 

El precio de los alimentos no es menor y es una de las metas que persigue la cartera de Desarrollo Productivo, que conduce Matías Kulfas. La inflación de esos productos esenciales sigue siendo el doble de la inflación general y, por ahora, el Gobierno no le encuentra la vuelta a las subas, que, como destacó Fernández, se sigue dando incluso en un escenario de congelamiento de naftas y tarifas. 

 

 

 

El tercer punto que muestra el perfil del albertismo fue su item sobre las negociaciones con el campo. "Es un protagonista importante, tenemos que lograr que produzca, exporte y crezca, pero hay sectores que tienen que hacer más esfuerzos", disparó el Presidente. Y recordó que en la semana, en la reunión del ministro de Agricultura, Luis Basterra, con la Mesa de Enlace, se hizo una propuesta "generosa" en cuanto a las retenciones, que abarca una sola suba (en soja) y 25 bajas, en economías regionales. Hizo alusión, además, a fomento a pymes agropecuarias y pidió que los grandes exportadores hagan un esfuerzo en la crisis. No es la ruptura o la negación del agro del gobierno de Cristina Fernández, pero sí una negociación ardua. 

 

Martín Menem y Karina Milei.
Javier Milei en una exposición de maquinaria agrícola, uno de los pocos sectores industriales con expectativas

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