Casi desde su génesis política, los funcionarios del nuevo gobierno quieren calcar en todo el mercado automotriz local un caso exitoso: el modelo de la camioneta Hilux, producida por la japonesa Toyota y exportada de Argentina al mundo.
En las últimas semanas, el Ministerio de Desarrollo Productivo mantuvo reuniones con el sindicato de mecánicos (SMATA) y directivos de las terminales para avanzar en una idea: que cada empresa fabrique en sus instalaciones un auto “commoditie” para vender al exterior.
De este modo, el Gobierno busca cambiar la matriz automotriz, que hoy le cuesta al Estado una fuga constante de divisas por importaciones de partes y autos terminados.
Según supo Letra P, la Secretaría de Industria quiere que estos autos tengan una composición alta de partes locales: la Hilux tiene 42% de componente local, pero la media del sector es de 18%.
La idea es un punto central de lo que el gobierno de Alberto Fernández pretende hacer con la industria. Tal como señaló el secretario del área, Ariel Schale, en una reunión reciente con empresas americanas, buscan que se fabrique en el país todo lo que no se fabricaba hasta ahora y significaba un permanente goteo de divisas.