Mientras arrecia la puja entre Axel Kicillofy los acreedores del bono Buenos Aires 2021 (BP21), el Gobierno de Alberto Fernández decidió endurecer su postura. Según averiguó Letra P, un rechazo de aquellos al pedido de postergar el vencimiento de un tramo de capital de 250 millones de dólares hasta el 1 de mayo, lo que desencadenaría un default del distrito, sería considerado una señal negativa que, debido a su posible impacto sobre la sustentabilidad de la economía, podría determinar que la propuesta a los acreedores de la Nación termine siendo más dura que la prevista.
Sin contar con el aval de los titulares del 75% del monto implicado en ese título, Kicillof decidió el último viernes prorrogar el plazo para la respuesta de los bonistas hasta este lunes, muy cerca del miércoles 5 en el que, si no hay entendimiento, quedaría instalada la cesación de pagos. Además de la falta de respaldo requerido, la apuesta del gobernador sugiere que se mantiene abierta cierta expectativa de que, justo sobre el plazo, se pueda alcanzar un entendimiento.
En tanto, el Gobierno nacional cree que el tenor de esa respuesta será una prueba sobre la voluntad de los acreedores de negociar de buena fe.
En la Casa Rosada enfatizan que se actúa en perfecta coordinación con La Plata y dicen no comprender la estrategia de esos tenedores y lamentan que no valoren suficientemente la decisión de renegociar las deudas sin romper los contratos vigentes, al revés de lo ocurrido en 2002.
La queja se completa con el argumento de que tanto a Fernández como a Kicillof les habría resultado sencillo formalizar un default que virtualmente ya estaba instalado desde el final de las gestiones de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Sin embargo, se insiste, se buscó seguir pagando los intereses hasta la culminación de la renegociación de la deuda soberana, la que, se supone, debería ser continuada por una similar de los distritos que no puedan hacer frente a sus compromisos.
Ese será, se descuenta, el futuro inmediato de la Provincia, algo que explica en alguna medida la reticencia de los acreedores: hoy se les pide reprogramar un pago de capital que vencía el último 26 de enero (no así el de los intereses), pero cuando llegue el 1 de mayo bien podrían verse en la situación de tampoco poder cobrar y de ingresar en un proceso de renegociación que los exponga a una quita importante.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo que una eventual cesación de pagos bonaerense le pondría “ruido” a la negociación nacional. Eso y la determinación de ponerle máxima presión a la contraparte explican la idea de que, en tal escenario, la propuesta a los acreedores de la deuda soberana pueda endurecerse.
Pese a la creciente tensión y a las versiones de que, sobre el final, la Nación no querría llegar a ese extremo y acudiría en auxilio del principal distrito del país, la versión oficial es que no habrá excepciones a la política en curso, que consiste en pagar intereses y no capital. El tramo de un tercio del principal del BP21 es el único vencimiento que constituye un escollo en esa estrategia.