Elecciones 2021

Unidos o derrotados

Con tropa variopinta, el Frente de Todos va por el batacazo en la Cuarta, sección clave para ganar terreno en el Senado. Unidad, nombres, rosca y objetivos.

La marcada atomización de la oferta peronista en 2017 (Unidad Ciudadana, Frente Renovador y Cumplir) incidió con fuerza en la distribución de bancas al Senado bonaerense en la Cuarta sección electoral, reparto hipercapitalizado por un Cambiemos por entonces en su esplendor dentro de una de las jurisdicciones del interior agropecuario donde se posa una porción significativa de su núcleo duro. De los siete escaños en juego, fue cinco a dos.

 

Cuatro años después, el panorama es diametralmente opuesto. En unidad y bajo el ala de los gobiernos nacional y provincial, en el Frente de Todos (FdT) seccional se ilusionan con dar vuelta la taba en 2021. El entusiasmo es impulsado por el resultado de 2019, cuando los más de 180 mil votos diseminados en tres ofertas en 2017 fueron todos para el sello del FdT, que quedó muy cerca de JxC. De mínima, se convencen de que, de sostenerse la unidad, el año que viene sumarían una banca más a las dos de la magra perfomance de 2017. De ahí, para arriba. “Se puede ganar”, aseguran.

 

La Cuarta exhibe diversas referencias, muchas de ellas, oriundas de los distritos con mayor cantidad de electores: desde el peronismo tradicional alineado a la figura de Julián Domínguez en Chacabuco, pasando por el randazzismo en Chivilcoy con Ariel Franetovich como abanderado o el massismo en Junín con el ministro Mario Meoni como referencia central, hasta el camporismo que tiene presencia repartida en el territorio y en la Legislatura, en este caso, con la senadora María Elena Defunchio (9 de Julio) y la diputada Micaela Olivetto (Chacabuco).

 

Kicillof junto al intendente de Pehuajó, Pablo Zurro.

A pesar de lo variopinto de la tropa y de que en algunos mojones existan fuertes tensiones, en todos los rincones coinciden en un aspecto: sin la unidad de todos los sectores, no hay posibilidad de triunfo en una sección de corte agropecuario y paladar conservador, donde Juntos por el Cambio domina 11 de sus 19 distritos (entre ellos, los de mayor peso electoral). Para el FdT, la ecuación es simple: unidos o derrotados.

 

En el ala kirchnerista, coinciden en identificar, más allá del padrón, a un dirigente con ascendencia sobre la jurisdicción, a partir de su lealtad a CFK demostrada “cuando había que resistir” durante el macrismo: el intendente de Pehuajó, Pablo Zurro. Su apellido, vía su sobrino Avelino, que luego recaló en la Nación, encabezó la lista seccional en 2019. También el pehuajense es contacto de referencia de la dirigencia camporista seccional, como sucede con el armado liderado por la chivilcoyana Constanza Alonso, última candidata a la intendencia en ese distrito y actual jefa regional de la ANSES.

 

Hay quienes mencionan a Zurro como una futura apuesta legislativa a partir de la deducción de que, por la ley que puso tope a las reelcciones, no podrá renovar en Pehuajó en 2023. Con ese criterio, se menciona que Walter Torchio (Casares) y Germán Lago (Alberti) también están impedidos de un re-re en 2023. Amén de esto, en las intendencias esquivan las conjeturas electorales: “Falta una eternidad”, dicen. Por otro lado, algunos armadores anotan como “posibles” a renovar a Gustavo Traverso y “Male” Defunchio. “Sería lo más lógico”, deslizan en Junín quienes sintonizan con Traverso. El massismo, en tanto, no da nombres, pero se anota en uno de los tres casilleros de privilegio.

 

Unidad juninense

Uno de los principales bastiones seccionales es Junín, donde se avizoran referencias como la del armado del Frente Renovador que tiene como cara visible a Meoni –retirado de la competencia política local pero con construcción territorial vigente– y el kirchnerismo puro, con la presidenta del bloque de concejales, Victoria Muffarotto –compitió ante Meoni en las PASO de 2019–, como una de sus principales caras.

 

Diversas fuentes consultadas coinciden en ponderar que el bloque de concejales se mantiene compacto y sin fisuras. Antes de la materialización del FdT, estos sectores venían articulando en conjunto, coincidiendo en excavar sobre los puntos más críticos de la gestión PRO de Pablo Petrecca. Ya abroquelados en un mismo frente, esa dinámica persiste.

 

Consolidar un armado creciente hacia 2023 es la meta que se fijan, sin desviarse debido a los matices internos. “Hay una simbiosis importante y las diferencias que hay son menores o no son notables. Junín está muy ordenado en ese sentido. Es la garantía de que nos vaya bien en futuras elecciones. Si tenemos vocación de poder, es imprescindible sostenerlo”, sintetizó a Letra P una de las voces que integra la mesa chica del FdT local. Días atrás, mantuvieron un Zoom donde pusieron como brújula del triunfo a la unidad y la ampliación. Con más de 80 mil electores, en Junín saben que una buena elección distrital es motor del impulso seccional.

 

Chacabuco: juntos, pero no tanto

En Chacabuco, hay dos bloques del peronismo, uno de seis y otro de dos miembros. El primero (FdT) está ligado al PJ tradicional, que hace años se alista detrás de Julián Domínguez y donde se paran los exintendentes del espacio. Por otro lado, está la bancada de Unidad Ciudadana, que se formó en 2017 por las agrupaciones de corte kirchnerista (CFK, 17 de octubre, Nuevo Encuentro y La Cámpora), en tiempos donde Domínguez articulaba con Randazzo en Cumplir.

 

Actualmente, hay trabajo articulado entre ambos sectores, pero no dejan de marcarse las diferencias existentes desde el origen de los tiempos (recientes): en 2005, cuando Domínguez y la conducción del PJ local respaldó la candidatura de Hilda González de Duhalde, el sector que hoy confluye en Unidad Ciudadana apoyó la candidatura a senadora de CFK.

 

En 2019, ambos sectores dirimieron su interna en las PASO, donde Héctor Ciminelli (alineado a Domínguez) se impuso al kirchnerista Martín Carnaghi. De cara a las generales, articularon en conjunto pero no alcanzó para evitar que Víctor Aiola (UCR en JxC) fuera reelecto. En 2020, siguen coordinando y votando la mayoría de los proyectos juntos, pero los bloques no se unieron. “Que se mantengan los dos responde a no ceder en identificaciones”, aclaran. Mientras, en el kirchnerismo chacabuquense remarcan la necesidad de unidad, a la vez que aluden a una renovación “que muestre una versión distinta dentro del peronismo”. Teléfono para Julián.  

 

Chivilcoy, a contramano

En tiempos de llamado seccional a reforzar la unidad, en Chivilcoy el peronismo exhibe todo lo contrario. En octubre pasado se rompió el bloque del Frente de Todos. A partir de diferencias en la forma de construcción de La Cámpora, Claudia Bogliolo y Fernando Laurito, ediles del randazzismo, definieron conformar su bancada propia. En sus entornos recalcan que “de ninguna manera” se fueron “a la vereda de enfrente”, a la vez que descartan acuerdo alguno con el intendente Guillermo Britos (Consenso).

 

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