ELECCIONES 2021

Los indecisos

En la Casa Rosada ven difícil la celebración de las PASO en plena vacunación, pero postergan la discusión. Razones para la suspensión y el clima posaborto.

Mientras apunta todos sus cañones a lograr la sanción del proyecto de legalización del aborto y a la llegada de la vacuna contra el coronavirus antes de fin de año, el Frente de Todos congeló hasta nuevo aviso la discusión por la suspensión de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) 2021, que impulsa una mayoría de gobernadores y aún no logró consenso definitivo en las propias filas del oficialismo.

 

“En principio acompañamos el pedido que hacen los gobernadores pero no hay apuro, el año que viene vemos”, le dijo a Letra P una fuente de diálogo permanente con el presidente Alberto Fernández, que en estos últimos días se dedicó a los temas que el Gobierno considera clave antes de que comience el debate electoral: las señales de recuperación y las proyecciones económicas para 2021, la llegada de la vacuna, que lleva varios capítulos de desinteligencias internas, y conseguir los votos en el Senado para que se apruebe el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo.

 

La llegada de la vacuna, su distribución y efectividad son temas centrales en la cuestión electoral. El Gobierno calcula que, en caso de que todo salga como proyecta, empezará a vacunar a fin de año al personal de salud y dedicará enero y febrero para los grupos de riesgo, fuerzas de seguridad y otros sectores que considera prioritarios, como docentes. Luego, será el turno del resto de la población. Todo el proceso demorará, como mínimo, hasta mitad de año. La vacuna tarda aproximadamente un mes y medio desde que se aplica hasta que la persona consigue la inmunidad.  “¿(Horacio) Rodríguez Larreta va a querer hacer elecciones en la Ciudad mientras la gente se está vacunando?”, se preguntan en la Casa Rosada. El Presidente quiere que, en caso de prosperar, la idea tenga el consenso de todo el arco político y de los 24 distritos.  

 

Luego, están los imponderables y las desinteligencias propias, como las declaraciones que el ministro de Salud, Ginés González García, hizo el martes, cuando puso en duda la llegada de la vacuna antes de fin de año por “problemas con los aviones”. El propio Gobierno lo desautorizó y afirmó que las primeras dosis llegarán desde Rusia “la semana que viene”. A eso se sumaron los cruces por la falta de acuerdo con el laboratorio Pfizer.    

 

“¿En ese contexto, en marzo nos vamos a poner a discutir el armado de las listas? Parece poco probable”, le dijo a Letra P un senador del Frente de Todos alineado con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que desde que se puso la discusión sobre la mesa no se pronunció sobre la posible suspensión de las PASO e incluso se especuló con que podía estar en contra del pedido que hicieron las provincias.

 

En el Senado no pasa desapercibido que, además, el clima interno después del debate por el aborto ya comenzó a impactar en las relaciones personales. “El diálogo está dañado, vamos a ver cómo queda todo después de eso”, explicó la misma fuente, en relación a la tensión que generó que “los celestes” militen fuertemente en contra del proyecto del Presidente. Con José Mayans como presidente del bloque jugando abiertamente en contra de la ley, la encargada de tratar de mantener la armonía interna, en articulación con la Casa Rosada, es la vicepresidenta de la bancada, Anabel Fernández Sagasti.

 

A la pandemia, la vacunación y el clima posaborto se suman ponderaciones políticas, que aunque no son las mismas en la Casa Rosada que en las provincias, coinciden en el mismo final. Las gobernadoras y los gobernadores entienden que las PASO los perjudican electoralmente. Por un lado, son el instrumento que le permite a la oposición resolver sus internas sin ruptura. Por el otro, la eventual presentación de una lista propia en las PASO es la herramienta que una agrupación no alineada, que forma parte del propio oficialismo, puede utilizar para negociar lugares en las listas.

 

A nivel nacional, las preocupaciones son otras. En el sector más cristinista creen que al Gobierno le convendría llegar a las elecciones con más meses de recuperación previa, después de un año complejo, entre la crisis económica, la pandemia y problemas de gestión que Cristina ya señaló públicamente. En la Casa Rosada, la mirada no es tan diferente. Los interlocutores del Presidente también creen que sería más conveniente que las elecciones fueran directamente en octubre, sin la escala previa de agosto, que le permitiría a Juntos por el Cambio reacomodarse, como pasó en 2019, cuando recortó la diferencia que el Frente de Todos había obtenido en las PASO.

 

Por ahora, sin embargo, el Presidente no tiene previsto hacer movimientos y sus funcionarios de máxima confianza dejan en claro a sus interlocutores que la discusión no será parte de la agenda de los próximos días. En caso de que la Casa Rosada quiera dar una primera señal de apoyo, Fernández deberá incluir el proyecto que la semana pasada presentó el tucumano Pablo Yedlin en el temario de sesiones extraordinarias, que comienzan el 4 de enero.  

 

Javier Milei.
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