Las aspiraciones reeleccionistas del intendente Morón, Ramiro Tagliaferro, tropezaron en las PASO. El ex esposo de la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, no pudo defender el pago chico y fue aventajado ampliamente por la propuesta del Frente de Todos, que, en busca del regreso, escondió el apellido Sabbatella y apostó sus fichas a una figurita repetida, Lucas Ghi.
El moronense, junto a Néstor Grindetti, de Lanús, y Diego Valenzuela, de Tres de Febrero, integró el plantel de jefes comunales que cumplían el rol de docentes en la Secretaría de Gobiernos Locales, una suerte de escuela para todos los dirigentes de Cambiemos que aspiraban a ser candidatos a intendente en esta elección, motorizada por el triunfo electoral de 2017 con la coordinación del primo del presidente Mauricio Macri, el intendente de Vicente López, Jorge Macri. Aquella designación de los “capacitadores” estuvo atada a la gestión y a la performance electoral que tuvieron desde su asunción en 2015, cuando la ola amarilla se irradió por toda la provincia de Buenos Aires.
Los logros electorales habían posicionado a Tagliaferro dentro de la estructura del PRO bonaerense. En 2017, alcanzó poco más de 47 puntos, cifra que no sólo fue determinante para ampliar la presencia oficialista en el Concejo Deliberante, sino para consolidar su rol de armador en la zona oeste del Conurbano bonaerense, sobre todo, en los distritos gobernados por la oposición.
En esa ronda, las aspiraciones del sabbatellismo quedaron muy lejos del posicionamiento que alcanzó el ex esposo de la gobernadora. Tras ser vencidos en 2015, luego de 16 años de conducción, los fundadores del partido Nuevo Encuentro, con Hernán Sabbatella como cabeza de lista, quedaron en el segundo lugar del podio con 31 puntos.
Fue quizá este nuevo golpe electoral la señal de alerta para que el sabbatellismo aplicase una nueva estrategia en su operativo regreso. Mucho antes que Cristina Fernández de Kirchner ungiera a un moderado como Alberto Fernández para sumar los votos esquivos, en Morón, Nuevo Encuentro decidió esconder el apellido Sabbatella en pos de alcanzar el triunfo, vedado en las últimas tres elecciones.
La jugada se anticipó un año antes del cierre de listas 2019. “La Mesa de Unidad Ciudadana Morón -integrada por partidos políticos, agrupaciones y organizaciones gremiales, sociales y empresarias - impulsa la candidatura a intendente de Morón del licenciado Lucas Ghi en 2019 e invita a apoyar esta propuesta”, destacó un comunicado difundido en las redes sociales en abril de 2018.
Ghi ya atravesó el desafío de conducir el distrito. Fue intendente interino entre 2009 y 2011, cuando sucedió a Martín Sabbatella. En aquella elección, el líder del Frente Renovador abandonó el cargo municipal que ocupaba desde 1999 para asumir una banca en el Congreso, a la que accedió tras competir con el ex presidente Néstor Kirchner, candidato del Frente para la Victoria, derrotado por escaso margen por Francisco De Narvaez. Posteriormente, Ghi asumió con el respaldo de los vecinos al ganar la elección de 2011. En 2015, se negó a postularse a la reelección y en su lugar compitió el hermano del ex intendente, Hernán, quien no pudo defender los 16 años de hegemonía de Nuevo Encuentro en Morón.
Esta elección es la primera en 20 años en la que el apellido Sabbatella no aparece en ninguna lista. Además, la composición que puso al tope al ex intendente Ghi agrupa representantes de otros espacios que coinciden en el Frente de Todos, como el Frente Renovador, por el acuerdo global que Sergio Massa selló con Alberto Fernández con el objetivo de vencer a Cambiemos. Saltado el escollo que podía representar la boleta corta liderada por el ex presidente del PJ Hernán Solito, Ghi llega a octubre mejor posicionado que el oficialismo.
La estrategia de esconder el apellido del ex intendente, acordar con el peronismo y sumar a los representantes del massismo distrital, además del malestar social derivado del rechazo a las políticas económicas del gobierno de Mauricio Macri, hicieron tambalear el objetivo releccionista de Tagliaferro. Como a lo largo del mapa bonaerense, los guarismos de las primarias no solo sorprendieron al oficialismo. También la oposición se asombró por la ventaja cosechada.
El escenario electoral post PASO no sólo indica que el 85% del caudal votos quedó repartido entre las propuestas peronista y macrista, sino dónde deberán intensificar la campaña los candidatos. La boleta de Ghi sumó en todo el circuito Morón en general, en Castelar Sur y El Palomar. En tanto, Tagliaferro fue mayormente acompañado en Haedo, Villa Sarmiento y Castelar Norte.
Como en otros distritos donde la disputa de octubre enfrenta al intendente con un ex jefe comunal, la estrategia camino a octubre apuntará a comparar las gestiones. De repetirse los guarismos de agosto, la oposición ganará terreno en el Concejo Deliberante, donde el arribo de representantes sólo responderá a Cambiemos (5) y el Frente de Todos (7). Si bien el oficialismo podría seguir siendo la primera minoría con 11 de las 24 bancas, el resto quedaría en manos de sus adversarios, quienes podrían tejer estrategias disruptivas apelando a juego de interbloque en el recinto.
Al ritmo del mandato de Vidal, según supo Letra P, Tagliaferro enfrentará al electorado con una campaña localista, donde, atendiendo la performance de Vidal y Macri, tendrá un importante valor lo que consiga vía corte de boleta. “Gracias a todos los que ya eligieron involucrarse para seguir transformando Morón”, tuiteo el intendente y convocó, planilla mediante, a que los vecinos se sumen a militar en los distintos barrios del distrito.
Además, como en la mayor parte de los distritos oficialistas, el intendente tiene para poner en marcha el caballito de batalla con el que Vidal intentó mitigar el golpe en el bolsillo de la crisis económica en el electorado bonaerense: obra pública. Asfalto, iluminación y embellecimiento de espacios verdes son algunas de la cartas en juego. De hecho, tras una breve interrupción post elecciones por un problema de salud, el intendente ya retomó en las redes sociales el operativo de mostrar lo desarrollado durante su gestión y comparar el estado actual con el pasado.
LA CASA NO ESTÁ EN ORDEN. La hazaña de revertir los resultados no será fácil. La brecha entre una elección y otra dejó al descubierto la falta de entendimiento entre la administración local y los trabajadores municipales, un importante número de electores. En la última semana, tras una movilización por las calles de Morón, el representante del Sindicato de Empleados y Trabajadores Municipales denunció que la gestión macrista despidió a 80 personas.
“Si el intendente no escuchó el reclamo de hoy, vamos a instalar una olla popular esperando a la gobernadora, que dicen que le van a festejar el cumpleaños en la plaza el domingo y va a ser recibida por los municipales despedidos”, anticipó a medios locales Luis Duré, secretario general del sindicato, en referencia al #8S, el evento que busca respaldar la reelección de Vidal e imitar la marcha que tuvo como protagonista al Presidente el pasado 24 de agosto; momento en el que la militancia PRO local aprovechará para agitar la bandera oficialista.
Al calor de la campaña, reflotaron las chicanas y los cruces entre los cantidatos. En la última semana de agosto, el intendente quedó en el centro de la polémica luego de que trascendieran imágenes en las que se mostraba la distribución de chapas y alimentos con la etiqueta del gobierno de Morón y la leyenda "Gestión Ramiro Tagliaferro". El operativo fue rápidamente cruzado por su adversario, quien se puso al frente de la queja y, vía redes sociales, expresó su indignación: “Vergonzoso: Tagliaferro sigue haciendo su campaña con recursos públicos y abusándose de las necesidades más urgentes de nuestros vecinos y vecinas, entregando chapas, tirantes y ayuda social con su nombre", disparó y cerró con el hashtag #CorrupciónPro.
Además de la campaña en las redes, según indicaron a Letra P, Ghi apuntará a sostener la ventaja de las PASO y a fortalecer su caudal de votos engrosando la presencia de militancia partidaria en los barrios y en las mesas de difusión y sumando reuniones con representantes de distintas entidades intermedias. Además, abrazará la propuesta nacional y provincial como trampolín para volver a conducir la cuna de Nuevo Encuentro.
En la antesala de octubre, el sabbatellismo no solo apuntará a sostener lo alcanzado, sino a crecer donde el respaldo fue para el oficialismo.
El plan de Tagliaferro para remontar el resultado tiene distintas aristas. Por un lado, buscar el vecino que no votó o no eligió ninguna opción y se inclinó por el voto en blanco y, además, rescatar a los más de tres mil que acompañaron a Vidal en la renovación de su mandato pero cortaron boleta en el tramo local.