A pocas horas de las elecciones provinciales en las que su fuerza, Cambia Mendoza, obtuviera el triunfo más contundente desde el regreso de la democracia, Cornejo recibió junto a Suárez, en la residencia oficial del gobernador, a un grupo de medios nacionales, entre los que estuvo Letra P, y dio definiciones sobre cómo cree que deberá reconfigurarse el espacio, en el que tendrá un lugar protagónico. "Me siento obligado a jugar un papel en lo nacional", dijo.
-¿Quién ganó en Mendoza? ¿El radicalismo, Cambiemos, el Gobierno nacional?
-La elección fue provincial, lo dijimos antes de las elecciones, durante y lo seguimos diciendo ahora. Es de honestidad intelectual decir que fue una elección con mucho condimento provincial. Ganó un equipo de gestión que les pidió a los mendocinos un voto de continuidad y los vecinos se lo dieron. Sí admito que hay una lectura nacional y no se la puede descartar porque se había puesto una expectativa enorme sobre esta provincia, fundamentalmente de parte de Alberto Fernández y el kirchnerismo. Al tener una candidata de La Cámpora, nacionalizaron la elección. La campaña no fue de discutir los temas provinciales sino nacional, con lo cual el Frente de Todos obtuvo una derrota en Mendoza.
"No es que no quisimos que viniera Macri (a la campaña). Nunca estuvo invitado y él nunca se invitó, las dos cosas son ciertas.
-¿El presidente Mauricio Macri puede atribuirse este triunfo?
-Como parte de Cambia Mendoza, obviamente que sí. Estamos en un mismo equipo nacional, pero insisto en que la elección es bastante provincial. No se puede decir una cosa en campaña y después decir otra.
-¿Por qué no quiso que viniera Macri a festejar?
-No es que no quisimos que viniera. Nunca estuvo invitado y él nunca se invitó, las dos cosas son ciertas. A ver... el gobernador tiene dos facultades: hacer la elección el mismo día que las nacionales o hacerlas el cuarto domingo de septiembre, eso es por ley. En el mismo momento en que desdoblamos la elección, no era para discutir sobre Macri sí o Macri no.
-En el verano, el Gobierno le pidió que unificara las elecciones provinciales con las nacionales.
-Nos pidió a Gerardo Morales y a mí en Villa La Angostura que hiciéramos las elecciones juntos. Nosotros le dijimos que pensábamos todo lo contrario, que ellos tenían que desdoblar la provincia de Buenos Aires, que nos parecía conveniente. La Ciudad de Buenos Aires, de hecho, tenía que hacer elecciones desdobladas y decidieron unificarlas. Hicieron el proceso inverso. Eso fue todo una decisión política.
-Es decir, para usted fue toda una mala estrategia de la Casa Rosada, todo el planteo del año electoral.
-Sí.
-Tuvieron una victoria contundente y, gracias a eso, ahora la Casa Rosada se anota una victoria. ¿Cómo queda la UCR como partido dentro de Juntos por el Cambio?
-Es un balance que excede a esta elección. Si bien suma mucho para el radicalismo, el balance es mucho más largo. Hemos perdido capitales de provincia, deberíamos estirar el balance en el tiempo. Creo que no hemos tenido el suficiente protagonismo en Cambiemos o Juntos por el Cambio como debíamos tener. Hemos sugerido algunas estrategias distintas al principio de la gestión, en las intermediadas de 2017, en los temas de tarifas. Hemos planteado diferencias. Varias están personalizadas en mí, pero son de buena parte del radicalismo.
"En la hipótesis de que Macri sea reelecto, este liderazgo tiene que ser mucho más horizontal y yo estoy dispuesto a hacer sentir nuestra voz más fuerte ."
-¿Piensan que pueden ser más escuchados de aquí en adelante?
-Pienso que, en la hipótesis de que Macri sea reelecto, este liderazgo tiene que ser mucho más horizontal y yo estoy dispuesto a hacer sentir nuestra voz más fuerte en la intimidad de las reuniones y también para afuera. Lo del radicalismo siempre fue tergiversado, se dijo que pedía cargos. Nosotros creemos que los errores que se cometieron no son económicos, sino políticos. Para gobernar la economía de este país hay que construir con política y hay un desprecio por la acción política y se la confunde con la partidocracia. Acumular poder político para gobernar la economía es imprescindible. En 2016, con expectativas, se tuvieron logros económicos. Pero se creyó que eso era suficiente. A lo mejor, si en 2016, con el peronismo dividido, se hacía un acuerdo con los gobernadores para hacer un paquete de leyes concretas, eso salía en el Congreso. Pero no ley por ley, de a una, con mensaje de optimismo pero sin dosis de poder político. Ahí radica el problema. Se hubiese llegado a final del mandato con mucho más poder político y no a merced de los mercados.
-¿Por qué hizo tanta referencia a la visita de Alberto Fernández y los gobernadores? ¿Lo tomaron como una presión sobre la provincia?
-Sí. ¿A alguien le parece que es normal que venga un montón de tipos a decir cómo tienen que votar los mendocinos con todo ese andamiaje de aviones? No sé, a lo mejor en otras provincias esto se permite. Esas cosas en Mendoza caen mal. Es obvio que fue presionado por Cristina Kirchner para apoyar a su candidata de La Cámpora acá, que no lo hace por sí mismo. Fue anti austeridad. Algunos gobernadores que no pueden pagar sueldos porque han sido unos inútiles administrando, como es el caso de (Mariano) Arcioni, de Chubut. Un inútil que le echa la culpa al Gobierno nacional da una paritaria que luego no puede afrontar y, sin embargo, después se alquila – o le alquila (Sergio) Massa – el avión para venir acá a contarles a los mendocinos por qué hay que votar a Anabel Fernández Sagasti.
-¿Qué se hizo diferente en Mendoza para haber sido tan bien valorados a diferencia de lo que pasa a nivel nacional?
-Mucha acción política y mucha gestión, en paralelo. Estamos enfocados en la gestión y en la construcción política, en no despreciar la acción política como instrumento de cambios culturales. Al principio, la expectativa ayuda en la economía, pero, si después los resultados económicos no aparecen, empieza a aparecer el poder político y, si uno no hace nada políticamente, también se va desgastando junto con el proceso. Y fue un poco lo que pasó a nivel nacional. El poder político es importante para gobernar la economía.
-¿En qué cosas cree que el Gobierno no escuchó al radicalismo en cuanto a propuestas de medidas?
"Si gana Macri, lo imagino teniendo un liderazgo más horizontal. Si no es así, hay que construir una oposición que pueda generar la posibilidad de alternancia."
-Hay medidas que se han escuchado al final. Todo el paquete último lo aportamos nosotros, varios del equipo de Horacio (Rodríguez Larreta) y de María Eugenia (Vidal) pero en todo caso el tema no es ese, sino la acción política general. Hay un problema de estrategia política y de visión de la Argentina.
-¿Cómo se imagina a Cambiemos después del 10 de diciembre?
-Todavía la elección nacional se puede ganar. Si gana Macri, lo imagino teniendo un liderazgo más horizontal. Si no es así, hay que construir una oposición que pueda generar la posibilidad de alternancia. Hay que tratar de mantener esto unido. Me imagino liderazgos más horizontales. Es muy importante el papel que juegue Horacio Rodríguez Larreta ganando la Ciudad. Por supuesto, María Eugenia con su prestigio, Martín Lousteau, el radicalismo.
-En lo personal, ¿qué papel cree que le toca después de esta victoria tan contundente?
-Me siento obligado a jugar un papel en lo nacional, pero no lo veo como algo providencial conmigo como persona, sino armando un equipo. No veo otra forma de incidir en la realidad política, social y cultural de la Argentina si no es armando un equipo. Quiero colaborar en la construcción de una coalición más horizontal si nos toca reelegir (sic) y, en la hipótesis de oposición, no me veo en otro lugar, construyendo una alternancia. Para que los argentinos, si quieren cambiar de gobierno dentro de cuatro años, tengan un frente en el cual confiar. Eso se construye con política. Me gustaría trabajar en eso.