LO QUE VIENE

La transición de Massa

Ya tramita con Monzó el traspaso de Diputados y arma su equipo, pendiente de los gabinetes de Fernández y Kicillof. Aceita la relación con CFK y La Cámpora, pero se expone a un conflictivo doble rol.

Emilio Monzó y Sergio Massa ya no hablan solamente de política. En las cenas que comparten desde hace años en Tigre, el presidente de la Cámara de Diputados y el líder del Frente Renovador sumaron hace algunas semanas un nuevo tema de conversación: las cuestiones administrativas del Poder Legislativo, el nuevo territorio que el tigrense aprenderá a gobernar a partir de diciembre, si Alberto Fernández resulta electo presidente. Allí comenzará a construir un nuevo rol, como parte del Gobierno y líder de una parte de la coalición, con intereses propios.  

 

En abierta disidencia con la línea del “Sí, se puede” que impulsa la Casa Rosada, Monzó ya le entregó a Massa los números del ala del Congreso que le tocará liderar, le dio detalles del ahorro de presupuesto que hizo gracias a la eliminación del canje de pasajes, la apertura de datos y le ofreció, incluso, dejarle a quien considera la funcionaria más valiosa de la Cámara de Diputados, Florencia Romano, la secretaria Administrativa en quien el hombre de Carlos Tejedor confía “ciegamente” cuando le lleva papeles para firmar. Massa se puso a estudiar el panorama, pero todavía no diseñó su desembarco.

 

El diálogo de Massa y Máximo Kirchner fue clave en el armado de Todos.

 

 

La Cámara de Diputados tiene tres secretarías que todo presidente quiere ocupar con gente de su confianza: son las Parlamentaria, Administrativa y General. Los nombres en danza para ocupar esos cargos son varios, pero el líder del Frente Renovador ya avisó que no habrá definiciones hasta tanto Alberto Fernández y Axel Kicillof no definan los gabinetes de la Nación y de la provincia de Buenos Aires, donde cree que tiene más para aportar. El apoderado del Frente Renovador, Eduardo Cergnul, y el auditor general Gabriel Mihura Estrada ya suenan entre los posibles anotados para ocupar lugares en el Palacio.  

 

Mientras aguarda por definiciones administrativas, Massa avanza en la construcción de relaciones políticas que lo ayudarán a mantener la casa legislativa ordenada: mantiene relaciones con el peronismo tradicional y los gobernadores, tiene un contacto cada vez más fluido con quien se encamina a ser presidenta del Senado, Cristina Fernández de Kirchner, con quien chatea con frecuencia, y consolida sus vínculos con La Cámpora, sobre todo a través de Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” de Pedro, dirigentes clave en el armado de unidad del Frente de Todos con quienes empezó a tejer diálogo en secreto en 2016.

 

 

 

De concretarse el triunfo del Frente de Todos, al tigrense liderará una Cámara en la que el peronismo tendrá prácticamente una mayoría, a diferencia de la realidad política que le tocó vivir a Monzó, quien cree que Massa encontrará en Diputados el lugar para visualizarse de cara al futuro con un rol componedor. El tigrense contará, además, con la ventaja de tener una relación cercana con el ministro de Seguridad bonaerense Cristian Ritondo, que desembarcará en diciembre en Diputados, y de mantener un vínculo más que aceitado con Horacio Rodríguez Larreta, que aspira a posicionarse como líder de la oposición si lograr ser reelecto en la Ciudad de Buenos Aires.

 

Monzó también tiene representantes para aportarle: el viceministro del Interior, Sebastián García de Luca, y la diputada Silvia Lospennato, que le responden políticamente, estarán en sus bancas el 10 de diciembre, cuando el mapa político se haya reconfigurado, esperando señales de su jefe para iniciar un diálogo amable con su flamante sucesor.

 

“Sergio va a saber sacarle brillo a la presidencia”, suele decir Monzó. En Diputados, Massa tendrá que compatibilizar sus roles. Será el guardián del gobierno de Fernández, a quien jura respaldar como aliado pero buscará, además, consolidarse como líder de su espacio para no abandonar su sueño de pelear en el futuro por la presidencia, un lugar que declinó este año en beneficio de Todos. En el equilibrio de las tensiones estará la clave de su nuevo papel. 

 

Javier Milei y Victoria Villarruel, en la Casa Rosada.
Jorge Ferraresi.

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