Con la largada oficial de la campaña electoral, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, tomó el control absoluto del proselitismo en la Ciudad de Buenos Aires y espera un alineamiento de Martín Lousteau y los candidatos de Elisa Carrió y Graciela Ocaña tras la estrategia de los cerebros electorales del larretismo, que promueven una "explotación de la gestión" y replicar el "esquema vecinal-territorial" utilizado en las elecciones de 2017.
En la jerga larretista, ese esquema pone en el centro de las acciones a los vecinos desde dos órbitas: el territorio y las redes sociales y los grupos de vinculación. El know-how del equipo de campaña del PRO gana terreno frente a los equipos técnicos de los aliados integrados en Juntos por el Cambio (ex Cambiemos). Bajo esa lógica, Lousteau, la Unión Cívica Radical (UCR), la Coalición Cívica, Confianza Pública y el socialismo porteño, representado por la flamante incorporación de Roy Cortina, delegan el diseño de la campaña porteña en la maquinaria electoral oficialista. Cada espacio buscará hablarle a su base sin tensionar con el larretismo y replicará en sus redes sociales la actividades cotidianas, pero el marco general de la campaña lo definirá el PRO.
Los primeros trazos de la campaña se conocieron entre el jueves y el viernes, cuando el oficialismo porteño convocó a sus candidatos a diputados nacionales y legisladores porteños. Fueron dos reuniones en dos bares distintos de la Ciudad y, en ambos encuentros, el alcalde estuvo unos minutos y bajó el mismo mensaje: "Ahora, somos un equipo".
La otra bajada de Rodríguez Larreta llegó por medio de sus asesores estrella en comunicación y campaña. El reclamo fue claro: aumentar la presencia en las calles y "recorrer cada esquina" de las 15 comunas. Con las típicas filminas y alguna que otra imagen, la jefa de Asuntos Estratégicos, Karina Fernández; el subsecretario de Comunicación, Federico Di Benedetto, y el subsecretario de Contenidos, Christian Coelho, blandieron los conceptos de la campaña. También estuvo el ministro de Ambiente y Espacio Público, Eduardo Macchiavelli, flamante jefe de campaña para la reelección de Rodríguez Larreta.
Si existe un tablero de control que sigue el minuto a minuto del estado de las obras públicas del Gobierno, también hay otro que refleja los temas que preocupan a los vecinos en cada comuna, sus intereses y el grado de aceptación de la gestión. Esa información va acompañada de un fino trabajo de segmentación y geolocalización del electorado porteño, cobijado en los "excel" de Coelho y Di Benedetto. Con esos detalles, los candidatos de Juntos por el Cambio bajarán al territorio con un discurso local apuntado a las problemáticas de cada barrio. Para eso, se armó un grupo de "coordinadores" que llamarán a los aspirantes a diputados nacionales y legisladores para orquestar encuentros con vecinos, caminatas y la información de los "temas de agenda" de cada zona de la Ciudad que deben visitar.
Al mismo tiempo, Rodríguez Larreta continuará con la acción estrella de vínculo directo y cercanía del PRO: el timbreo. Aunque a nivel nacional fue desactivado, podría volver para la campaña. En la Ciudad se mantuvo pero fue redireccionado hacia la gestión: ministros, secretarios, legisladores y funcionarios porteños recorren desde hace meses los barrios porteños informando a vecinos sobre obras en ejecución y "por venir" en la zona en la que viven o transitan.
Por otra parte, como contó Letra P, en la Ciudad hay una mímesis de la estrategia digital nacional: también hay defensores del cambio porteños desperdigando piezas audiovisuales por WhatsApp, Twitter, Facebook e Instagram. Y una novedad: hace unos meses, apareció "Taladro Larreta", un personaje diseñado por el PRO que desembarcó en todas esas redes sociales y en el servicio de mensajería instantánea por medio de stickers del jefe de Gobierno "haciendo obras".